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Situado en la comarca del Empordà, Pals es una de las maravillas más desconocidas de la Costa Brava, lo que le aporta una dosis de encanto que enamora a quienes lo visitan.

Este pequeño municipio, formado por tres núcleos (Pals, Masos de Pals y Platja de Pals), no llega a los 2.500 habitantes, por lo que mantiene la esencia de su pasado, un pueblo pequeño y acogedor que se funde entre las montañas del Baix Empordà y culmina con una preciosa playa arenosa.

Casas de piedra

La riqueza de su legado histórico y patrimonial, junto a la belleza de su paisaje, atraen cada año a turistas locales que visitan sus casas de piedra y sus callejones medievales. Pero todavía sigue siendo un destino desconocido para el turismo de masas. Es ideal para quienes buscan un destino acogedor, tranquilo y con todas las comodidades.

Quienes visiten Pals podrán encontrar uno de los recintos góticos más bellos y mejor conservados de la comarca, además de una preciosa playa y un entorno natural donde poder pasear, realizar excursiones o simplemente disfrutar del paisaje.

Segundas residencias

Aunque cuenta con una interesante oferta de hoteles y apartamentos, la belleza de Pals ha hecho que numerosos turistas hayan instalado allí su segunda residencia. Cerca del mar se pueden ver multitud de urbanizaciones llenas de chalets con piscina y amplios jardines, en un entorno natural rodeado de pinos.

Vivir en este municipio supone un gasto que no está al alcance de todos. Su privilegiada ubicación y su maravilloso entorno han hecho que cada vez más personas quieran tener aquí su segunda residencia, lo que, sumado a la escasa oferta de viviendas, ha supuesto un aumento del precio de la vivienda. El precio medio es de 2.733 euros por metro cuadrado (2018).