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Resulta imposible imaginar la Barcelona moderna sin pensar en una de sus distritos más emblemáticos: el Eixample. Y, dentro de él, uno de sus barrios más admirados: la Dreta del Eixample.

Los primeros pasos del proyecto de Ildefons Cerdà se dieron en este barrio elegante y modernista situado sobre el Gótico y el Born, las dos zonas con más historia de la ciudad, hasta el final de la época medieval.

A finales del siglo XIX, cuando Barcelona necesitó crecer más allá de sus murallas, la Dreta del Eixample fue el lugar escogido para urbanizar una nueva ciudad. El proceso comenzó en la Plaza Catalunya y ser vertebró en torno al Paseo de Gracia, convirtiéndolo en auténtico escaparate de la arquitectura modernista de la época.

Burguesía barcelonesa

La burguesía barcelonesa escogió este lujoso bulevar y las calles colindantes para construir sus nuevas residencias. Recurrió para ello a los grandes nombres de la época como Gaudí, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner, Enric Sagnier o Marceliano Coquillat. Cinco artistas que coinciden en la famosa Manzana la Discordia. Un conjunto arquitectónico que atrae a miles de visitantes cada día en mitad del Paseo de Gracia.

Junto a la obra de estos artistas, la otra gran aportación del Eixample fue el diseño de las islas de edificios. Un entramado de forma octogonal que revolucionó inicialmente el llamado Quadrat d’Or. Entre la Dreta del Eixample y una parte de la Antigua Esquerra.

Este concepto acabó siendo imitado por buena parte de la ciudad, aunque su origen y las fincas modernistas que lo ocupaban siguen estando en torno a la Rambla Catalunya, el Paseo de Gracia y el Paseo de Sant Joan, las principales avenidas de la Dreta del Eixample. Un barrio tradicionalmente burgués que compite con Sarrià-Sant Gervasi y Pedralbes por atraer a las familias más acomodadas de Barcelona.

Uso residencia, comercial y oficinas

Su situación céntrica y su reconocimiento social hacen que muchos vecinos de toda la vida no quieran renunciar a vivir en el barrio. Mientras nuevas familias de clase media-alta optan por instalarse en la zona.

Entre sus principales usos encontramos no solo el residencial, sino también el uso comercial y las oficinas de empresas. El Paseo de Gracia, la Rambla Catalunya o la Avenida Diagonal, entre Francesc Macià y Paseo de Sant Joan, son algunas de las calles más cotizadas entre las grandes marcas. Auténticos escaparates del lujo, además de un lugar perfecto para las grandes cadenas hoteleras, algunos despachos de referencia e incluso importantes consulados.

Entre sus residencias destacan los edificios de viviendas plurifamiliares con tranquilos patios de manzanas. Un tipo de propiedad que se ha venido construyendo desde 1860. Aunque las fincas regias más bellas son aquellas que se edificaron entre 1890 y 1920. Especialmente entre las calles Pau Claris y Balmes. Inmuebles que pueden superar el precio medio de la vivienda en la Dreta del Eixample: unos 6.350 euros por metro cuadrado.