España es uno de lo países en los que más se usa bitcoins, y en ese sentido, toda novedad respecto de las plataformas que gestionan criptodivisas se han convertido en parte de la agenda de muchos inversores locales. Por eso te contamos cómo sigue el caso y el juicio que aún no termina por el fraude de FTX.

Escenas del capítulo anterior

FTX género mucho interés desde noviembre del año pasado cuando la empresa dirigida por Sam Bankman-Fried se declaró en bancarrota. Muchos inversores comenzaron entonces a seguir el caso, más allá de haber sido afectados directamente. En rigor, las estafas con criptomonedas eran algo previsible, pero la forma y dimensión de lo que sucedió con esta plataforma expuso notablemente las caras y negociados detrás de todo el sistema de los activos digitales. De igual manera, hay que decir también, sirvió a los detractores que oportunamente sacaron a relucir los argumentos en contra de una forma de inversión y ahorro que ha demostrado su fuerza contra el sistema financiero tradicional.

En ese contexto puede entenderse por qué las declaraciones de los más altos ejecutivos de la empresa toman relevancia. Habiendo admitido responsabilidades y siendo que prometieron colaborar con la causa a cambio de beneficios en los resultados del juicio, a menos de seis meses de la bancarrota la prensa especializada tiene aún mucho que contar sobre cómo avanza un proceso que resulta, de alguna manera, “aleccionador” para todas las empresas del sector.

Las últimas novedades de esta causa tienen que ver con lo que paralelamente a estas declaraciones investigaron quienes fueron designados para hacer la liquidación de la empresa. En otras palabras, cada nuevo dato echa luz sobre su funcionamiento días previos a la quiebra.

Cómo sigue el caso FTX

La noticia de hoy es que el consejero delegado de FTX, John J. Ray III, a través de un escrito presentado ayer 9 de abril ante el Tribunal de Quiebras de Delaware, Estados Unidos, señaló una serie de deficiencias en los controles de más de medio centenar de empresas del grupo.

Según consta en el escrito, “cincuenta y seis entidades de FTX Group no elaboraban estados financieros de ningún tipo. Treinta y cinco entidades de FTX Group utilizaban QuickBooks como sistema de contabilidad y dependían de una mezcolanza de documentos de Google, comunicaciones de Slack, unidades compartidas y hojas de cálculo de Excel y otras soluciones no empresariales para gestionar sus activos y pasivos”. Semejantes deficiencias fueron las que provocaron que al menos 80.000 transacciones quedaran como “apuntes contables sin procesar”.

Como agravante, el personal que sigue el caso cuenta que dicho programa estaba mal usado y no se recurría a él diariamente, sino que “los registros se hacían a menudo meses después de que se produjeran las transacciones, lo que hacía imposible informes financieros y gestión de riesgos en tiempo real (…) No existía en QuickBooks un registro detallado que reflejara en qué consistían realmente esas inversiones en criptomoneda, lo que dificultaba enormemente o imposibilitaba la conciliación con otras fuentes de datos”.

Los liquidadores de FTX remarcaron que en una comunicación interna, Bankman-Fried dijo que Alameda Research -brazo inversor de la compañía-, “es inauditable (…) en el sentido de que solo somos capaces de hacernos una idea aproximada de cuáles son sus balances, por no hablar de algo como un historial completo de transacciones. A veces encontramos por ahí activos por valor de 50 millones de dólares a los que habíamos perdido la pista; así es la vida”.

El papel de los otros ejecutivos al mando

Aunque Sam Bankman-Fried es la cara más visible en todo el proceso, Ray también criticó el rol que jugaron otros directivos de la compañía, tales como Nishad Singh y Gary Wang. Los mismos, según indica el liquidador y nuevo CEO de FTX, “carecían de experiencia en gestión de riesgos o dirección de empresas, controlaban casi todos los aspectos significativos del grupo FTX”.

En general todo apunta a la falta de seriedad con la que se llevó a cabo el proyecto empresarial, que creció enormemente gracias a las fluctuaciones características de las criptomonedas. Ese crecimiento no estuvo bien acompañado desde la gestión de la compañía. Faltaba personal independiente y capacitado “en finanzas, contabilidad, recursos humanos, seguridad de la información o ciberseguridad, y carecía de cualquier función de auditoría interna”. Todo esto sin contar la clara centralidad de las decisiones en la figura de Bankman-Fried, que hacía que muchas responsabilidades importantes no se delegaran en otros ejecutivos o directivos, ni siquiera cuando éstos habían sido contratados.

Recordemos que en el marco de estas investigaciones los liquidadores dirigidos por Ray, han estado rastreando los fondos desaparecidos desde el colapso de la empresa y estiman que 8.900 millones de dólares continúan en paradero desconocido. Lo que sí han podido identificar es el destino de unos 3.200 millones de dólares, los cuales fueron dirigidos como pagos a los más altos cargos de FTX desde otras entidades relacionadas, tales como Alameda Research.

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