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minimalismo arquitectónico

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A lo largo de distintos artículos en nuestro blog, estimulamos al agente inmobiliario a permanecer actualizado. En este sentido (y aunque parezca un contrasentido) el “mirar hacia atrás” y conocer las principales tendencias que fueron y acaso sean parte fundamental de la historia del real estate, es vital. En el imaginario colectivo, las propiedades de diseño minimalista son adjudicadas a lo antojadizo de “quitar todo”. Tal vez hayas intentado, en algún momento, recurrir al minimalismo eliminando muebles y adornos con tal de lograr que un piso se vuelva vendible. Lo más probable es que no hayas obtenido el resultado que esperabas. ¿Te gustaría comprender mejor esta corriente y sus idas y vueltas en el mundo inmobiliario? En este artículo de Oi Real Estate, repasaremos su historia y las tendencias dominantes para que acaso las emplees si piensas en incorporar casas minimalistas a tu cartera de ventas.

“Seamos minimalistas”

“Seamos minimalistas”, suele decirse. Imaginemos que te encuentras con una propiedad ofrecida a la venta repleta de trastos o de muebles pintorescos, pero pasados de moda. Entonces, te avocas a cambiarlos de lugar y quitar algunos de la vista. Dirás “démosles a los ambientes un toque minimalistas” Recién en ese momento suele uno caer en que un ambiente minimalista y uno vacío, son dos cosas totalmente distintas. Al punto, te parecerá que se ve bien vendible, solo porque se encuentra liberada de elementos que tal vez contaminen la visual. Sin embargo, a los pocos días, recibirás seguramente comentarios de parte de los visitantes o interesados que rozan el concepto del abandono o la dejadez. Quedará claro que eso no es minimalismo.

¿De qué hablamos cuando hablamos de minimalismo?

Las casas de diseño minimalista fueron imaginadas por primera vez por el arquitecto y diseñador industrial prusiano Ludwig Mies van der Rohe. Considerado como uno de los padres de la arquitectura moderna fue, a comienzos de la década de 1920, editor de la prestigiosa revista de culto “G”. Posteriormente, y ya como reconocido arquitecto desempeñándose en Berlín, fue el director de la Escuela Bauhaus, desde 1930 hasta su cierre en 1933.

Con la llegada del nazismo, Mies van der Rohe debió trasladar sus ideas revolucionarias, con sus características de simpleza y claridad, a los Estados Unidos. Allí es donde al fin desarrollaría algunas de sus obras más trascendentales, como el Edificio Seagram (Nueva York, 1958): un rascacielos en cuya estructura exterior resaltaban el bronce y el vidrio. También inauguró hacia finales de la década del ´60, y en su esperada vuelta a Berlín, la famosa Galería Nacional. Este edificio, fue concebido por Mies van der Rohe como una de las más importantes mecas del arte europeo, con el objetivo de fomentar las corrientes modernas.

Murió en Chicago, en 1969, dejando su imponente legado de nuevos paradigmas. Entre ellos, sus lemas conocidos por todos “Dios está en los detalles” y el basamento protagonista del minimalismo mundial “Menos es más”.

Más de lo mismo

Cuando pensamos en “casas increíbles”, solemos recurrir a imágenes suntuosas o estrafalarias. ¡A menudo ridículas por su excentricidad! Pues bien, el minimalismo no solo fue llevado por Mies van der Rohe al extremo a través de otros artistas en el plano de la plástica, la escultura, o la indumentaria. Por el contrario, fue mucho más allá. Hasta la gastronomía ha sabido integrar al minimalismo.

Por supuesto, pudo también verse reflejado fuertemente entre las más controvertidas corrientes arquitectónicas del siglo XX. Como contrapunto a las modas pasajeras, los conceptos aplicados al minimalismo en la arquitectura, han provocado que este vaya y venga desde los años ´60 hasta nuestros días, como se le ha dado la gana. Lo cierto es que (a su manera y en sus tiempos) nunca ha dejado de ser novedad.

Incorporar casas minimalistas a tu cartera de ventas

Vemos algunas nociones que no han dejado nunca de dar resultado en cuanto a este estilo de propiedades. Acaso al final del artículo puedas dicernir un piso de ambiente minimalista de uno que no lo posee. Sin alejarse nunca de los tópicos “simplicidad” y “luminosidad”, los conceptos aplicados a casas de diseño minimalista tienen (en lo general) tres basamentos comunes:

  1. La Materia prima. El afán del minimalismo en cualquiera de sus áreas es transmitir sensaciones libres de todo exceso. Para ello, en la arquitectura, se considera vital saber elegir cuáles materiales van a utilizarse para construir un edificio, o una vivienda. Elementos de los más básicos, son los mejor considerados en esta corriente; entre ellos el acero, la piedra, el cemento y el vidrio.
  2. Las formas planas. Dijimos que la simpleza encuentra en el minimalismo su mayor expresión y el triunfo sobre lo complejo. En este “destaque de lo minúsculo”, hallaremos en la reducción de las pretensiones del arquitecto, una cabal representación del concepto. Por eso podremos contemplar tanta esquina recta y plana, en cada una de sus obras más características.
  3. Monocromía. El minimalismo propone eliminar lo accesorio. En esta premisa, la elección de las tonalidades elegidas ocupa un lugar central. Se proponen colores neutros, o el juego constante entre el blanco y el negro. De esta forma, tanto pisos como cielorrasos oscilarán en la misma paleta de colores, evitando toda tensión entre uno y otro. Muchos arquitectos fundamentalistas del minimalismo, han visto en los grises una falta de respeto al estilo.

La monocromía

Con la llegada de los años ´80, la corriente minimalista cobró un auge verdaderamente impensado. Sin embargo, fueron las modalidades minimalistas las que debieron absorber de alguna forma el color que imponía esta curiosa década, e implementarlo sin caer en sus estridencias.

Así, sus precursores optaron por incorporar paletas salidas de las monocromáticas; no en el sector estructural, pero sí en los accesorios inevitables, para la habitabilidad del lugar. Llegaron entonces los tapizados o muebles en colores rojos, azules, violetas, amarillos. Siempre cuidando el marco luminoso de la corriente, y casi nunca invadiendo muros ni cielorrasos.

Estos parámetros algo más “abiertos”, dieron onda verde a que el minimalismo arquitectónico menguara y retornara varias veces desde aquel furor ochentoso, hasta entrado el siglo XXI.

Minimalismo como estilo de vida

Las casas de diseño minimalista han sobrevivido, desde su origen al día de hoy, a todos los rumores que las diagnosticaron fuera de combate. Lo cierto es que, ya cursando la segunda década de un nuevo siglo, movimientos en ascendente expansión vuelven a incorporar al minimalismo arquitectónico en la agenda mundial.

Organizaciones ecologistas y celebridades que promuevan una vida sostenible (como la reconocida consultora Marie Kondo, o el actor y activista Leonardo Di Caprio con sus viviendas a energía solar), devuelven a la vida año tras año a la corriente minimalista, ofreciendo un modo de vida alejado de todo exceso.

Perdurable y moderno

La industria inmobiliaria no es tonta. Sabe captar el llamado del mercado y readaptarse a las necesidades propias de cada momento. De esta manera, vemos, hoy más que nunca, al minimalismo arquitectónico en auge con sus asequibles mini casas Boxabl estadounidenses; o las cabañas escandinavas “Small But Fine” de los arquitectos alemanes Becker y Bergmann.

Ambas alternativas, entre muchas otras, transforman a sus miles de clientes diarios en selectos simpatizantes del minimalismo, por el solo hecho de elegirlas.

Hemos visto algunos detalles que te ayudarán a moverte como pez en el agua si estás pensando en incorporar casas minimalistas a tu cartera de ventas. Si tienes tus propias experiencias respecto a este tipo de diseño, nos encantaría que lo compartas con nosotros en la bandeja de comentarios al pie del artículo.

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