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Inmótica

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Hemos hablado varias veces en el blog de Oi Real Estate sobre las ventajas y características de la aplicación de Inteligencia Artificial en las casas. En este sentido, conceptos como el de “domótica”, que en España lleva al menos dos décadas de desarrollo, ofrecen sus variantes según la complejidad y espacio de aplicación. Así, al hablar de naves industriales, se conoce como equivalente técnico a la domótica, la “inmótica”. En el artículo de hoy mencionamos algunas de las ventajas más importantes que ofrece la aplicación de sistemas inmóticos en los edificios industriales inteligentes y por qué son tendencia.

Inmótica: la domótica de las ligas mayores

Tal como sucede en diversas áreas de la vida diaria, el uso de la tecnología que facilita el funcionamiento de los espacios y las tareas rutinarias promueve nuevos desarrollos. En el mercado inmobiliario, el lugar más evidente donde esto sucede es en las propiedades destinadas a vivienda familiar. Allí utilizamos el concepto de domótica para referirnos a aquellos sistemas automatizados que habilitan un uso más eficiente de la energía, de los sistemas de seguridad, los accesos al edificio, o la gestión de residuos, entre muchas otras funciones.

En el caso de las grandes naves industriales, el concepto que se utiliza para referirse a sistemas similares es el de “inmótica. Este tiene un significado similar al de “domótica”, pero varía en cuanto a su ámbito de aplicación. Específicamente, se usa para referirse a la aplicación de tecnología inteligente que facilita funciones como las anteriormente mencionadas pero en arquitecturas mayores, tales como naves industriales, aeropuertos, hoteles, etcétera.

En este tipo de espacios se requieren instalaciones mayores y más complejas, por lo que suelen complementarse una red centralizada y otra distribuida o secundaria que conecte los aparatos y los controles. De esta manera, se combina un sistema interconectado cableado con un sistema secundario de control inalámbrico.

Tal articulación de tecnologías tiene sentido no sólo para poder abastecer correctamente a edificios donde circula o trabaja gran cantidad de personas, sino también para mantener la seguridad del sistema global. En otras palabras, si el sistema informático es vulnerado o sufre desperfectos en algunas de sus partes, el mismo pueda interrumpir la menor cantidad de funciones indispensables.

Dicho esto, veamos ahora cómo funciona la inmótica en las grandes naves inmobiliarias y qué es lo que caracteriza a los edificios industriales inteligentes.

Características de los edificios industriales inteligentes

La Agencia Internacional de Energía (Global Energy Efficiency), viene bregando hace tiempo por la eficiencia energética, un tema crucial a los fines de limitar las emisiones de carbono y reducir los costos operativos en la industria. La aplicación de sistemas inmóticos en los edificios industriales inteligentes colabora con el cumplimiento de estos objetivos, tanto como trae ciertas ventajas que pueden resultar competitivas en el mercado.

En primera instancia entonces debemos considerar cómo es que estos sistemas favorecen el ahorro energético y, por extensión, el de los costos operativos. Respecto del ahorro energético la automatización en los edificios industriales inteligentes es evidente tanto en los sistemas de iluminación como en el consumo energético de tareas complejas y convencionales. Por ejemplo, la iluminación LED ha demostrado reducir el consumo de energía hasta en un 60% en comparación con las luces convencionales. Además, la posibilidad de monitorear y gestionar automáticamente los dispositivos en tiempo real y a distancia, reduce consumos innecesarios y ahorros notables en la facturación del servicio.

Pero la gestión eficaz de los edificios industriales inteligentes no se acaba en el ahorro de energía. El uso habitual de grandes maquinarias que implican tareas de riesgo, o las condiciones desfavorables que implican para el ser humano su mantenimiento (por ejemplo, en los casos en donde se requieren ambientes refrigerados para no estropear las maquinarias o la mercadería), pueden ser compensadas o directamente, reemplazadas por el uso de sistemas inmóticos.

De manera similar, algo tan esperable en los ambientes de trabajo como lo es su climatización, requiere de sistemas eficientes. Para esto existen diversas opciones que ajustan el consumo según la ocupación y uso de los espacios. Esto reduce enormemente los costes de calefacción y de refrigeración hasta en un 30%.

Cómo la inmótica facilita el control y mantenimiento en los edificios industriales inteligentes

Así como el ahorro energético y la garantía de ambientes laborales sanos y seguros son una gran ventaja de los edificios industriales inteligentes, el control total de las naves inmobiliarias es, probablemente, el aspecto más requerido. La automatización es fundamental en la producción industrial, por lo que su gestión ágil y correctamente monitoreada resulta una ventaja competitiva en el mercado.

Ya hemos mencionado anteriormente los beneficios de la instalación de sistemas centrales y secundarios para el control remoto de iluminación y la climatización. Pero lo mismo puede aplicarse al ingreso y egreso del personal o los clientes, así como de los sistemas de seguridad ante riesgos de incendio, o cualquier tipo de vulnerabilidad del edificio.

Otro beneficio de estas redes y dispositivos inteligentes es el “mantenimiento predictivo”. El mismo se logra al instalar sensores que monitorean el estado de los equipos y sistemas en tiempo real. Así se identifican tempranamente problemas potenciales, reduciendo la inutilidad de las máquinas cuando requieren ser arregladas, tanto como los costes que esto genera. En parámetros industriales, normalmente esto puede generar graves contratiempos ya que el tiempo de inactividad no planificado repercute en el cálculo de ingresos globales anuales.

Finalmente, una de las grandes ventajas de la inmótica en los edificios industriales inteligentes, es el acceso y conectividad total en todas los ambientes. Esto facilita la tarea a los administradores, quienes pueden supervisar y controlar los sistemas desde cualquier ubicación con acceso a Internet. En este sentido, adoptar este tipo de tecnologías permite tomar decisiones rápidas y ajustar la configuración en función de las condiciones cambiantes, al tiempo que habilita a las empresas dar un salto significativo en su competitividad y sostenibilidad a largo plazo.

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Cada vez más las tecnologías destinadas a brindar confort y seguridad en los hogares hacen que incorporemos a nuestro lenguaje nuevos términos. Conceptos como Big Data, Machine Learning, Cloud Computing, Internet of Things (IoT), Artificial Inteligence (Ai) ya no son tan ajenos al vocabulario cotidiano. Cada nueva palabra que reconocemos, nos habla de los cambios que como sociedad adoptamos a nuestra vida cotidiana, y si está en casa, aún más.

Con los conceptos y la tecnología vinculada a la domótica esto viene sucediendo hace ya un tiempo. No obstante, hay una variante que, por sus propias características, apenas está saliendo del ámbito de los expertos. Se trata de la inmótica y en esta nota, te contamos qué es, cómo se aplica y dónde puedes encontrarla.

La domótica en casa y la inmótica en los edificios

En términos generales, la inmótica está vinculada a la domótica en cuanto a su funcionalidad. Ambas refieren a las tecnologías utilizadas para controlar la automatización inteligente de los espacios que se habitan, pero con distintos niveles de complejidad. Mientras la domótica está pensada para los usuarios de casas particulares, la inmótica refiere a los sistemas complejos de control de edificios. Esto incluye a aquellos de uso público, como hospitales o grandes centros administrativos, pero también privados, en el caso de empresas que ocupan grandes o múltiples unidades. Así, aeropuertos, aduanas, universidades o industrias son lugares factibles para aplicar los beneficios de la inmótica.

En cualquiera de los casos habilitan un uso más eficiente de la energía, de los sistemas de seguridad, los accesos o la gestión de residuos, entre otras funciones. La mayor diferencia se encuentra en que, dada la complejidad de las tecnologías en base a la cantidad de usuarios o funciones, la inmótica requiere que dichos sistemas estén supervisados por un especialista o alquien que, almenos, tenga conocimientos sobre aquellos que están instalados.

Domótica e inmótica: una cuestión de escala

Algunas estadísticas dicen que la domótica se está implementando en el 60% de los hogares nuevos y en el 40% de los ya existentes. Esto habla de la gran inserción y aceptación que tiene en la vida diaria. En particular, la elección de los usuarios suele deberse a que son tecnologías de relativo fácil aprendizaje y muy adaptadas a las dimensiones y estéticas de los hogares.

Frente a esto, la inmótica ofrece tecnologías más complejas pero que a veces requieren mayor tamaño. Es habitual que los aparatos que sirven para activar los diversos sistemas estén ubicados en centros de control eléctricos, salas de máquinas o similares. Al ser sistemas sensibles, además, suelen estar al resguardo del uso público, por lo cual el acceso a dichas salas muchas veces requiere autorización.

Diversidad de aplicaciones, pero centralizadas

Si consideramos que una casa puede, a través de la domótica, potenciar y efectivizar la relación entre sus usuarios y los sistemas que controlan por ejemplo, los electrodomésticos, imaginemos los beneficios que esto aporta al tratarse de hoteles, centros de deporte u hospitales.

Una de las grandes ventajas de la inmótica es que colabora eficazmente en tareas que deben responder a la demanda de múltiples usuarios y necesidades. Nos referimos por ejemplo a la refrigeración de habitaciones o almacenes, el control del aire acondicionado en oficinas de trabajo, la gestión diversificada de los sistemas de iluminación, los accesos y persianas automatizados, el manejo a distancia de maquinaria, el control de cámaras de seguridad y alarmas, el suministro de agua, entre otras posibles.

Dicho de esta manera, la lista de aplicaciones no dista excesivamente de aquellas que podemos encontrar en una casa domotizada. Pero, nuevamente, la escala que las diferencia hace que en el caso de la inmótica tiendan a centralizarse todas las tareas de los sensores y actuadores.

Beneficios de la inmótica en cuanto a accesibilidad

Como se dijo anteriormente, la inmótica se utiliza en edificios públicos o privados pero de gran tamaño o que poseen a su vez diversas unidades y estructuras. Esto vale por ejemplo para los aeropuertos, o en centros recreativos, o industrias y hospitales. En todos ellos debe preveerse el acceso de muchas personas, y en ese sentido, no importa de quién dependa su administración. Lo importante es que el o los edificios estén adaptados para que sean accesibles a personas con movilidad reducida o que tienen algún otro tipo de discapacidad.

Los sistemas de domótica aplicables en las casas pero aún más las tecnologías que se pueden desarrollar en el campo de la inmótica, resuelven grandes dificultades para quienes requieren accesos o comunicaciones especiales. Así, los servicios de ayuda y teleasistencia para estas personas brindan mayor seguridad y confort, ya que automatizan funciones que de otra manera requieren la asistencia de un acompañante.

Al estar la tecnología a disposición de usuarios con necesidades diferentes, se complementan y potencian otros serivicios que reconocemos más a menudo. Pensemos, por caso, cuánto benefician los sistemas de activación de luces o electrodomésticos por la voz a aquellos que tienen algún tipo de dificultad motriz. En efecto, este aspecto de la inmótica es de gran interés en centros de rehabilitación y hospitales, y por ello consideramos que es también una de las mayores ventajas de su aplicación.

Requisitos de instalación

En el mercado de la domótica, que en España viene creciendo desde hace más de dos décadas, se encuentran distintos modelos y protocolos. Cada uno se adapta a los diversos tipos de hogar y prácticamente responden a las necesidades de cada usuario. La instalación actual requiere sistemas inalámbricos con conexión wi-fi, Bluetooth o infrarrojos, por ejemplo.

En el caso de los sistemas de inmótica, las arquitecturas de instalación más usuales son la centralizada y la distribuida. Esto quiere decir que debido a la magnitud de sus aparatos y controles, se emplea mayormente un sistema interconectado cableado combinado con un sistema secundario de control inalámbrico. Esto tiene que ver también con cuidar la seguridad de los propios sistemas. Se infiere que si son vulnerados o surge algún desperfecto en una de sus partes, lo ideal es que no afecte todas las funciones.

Cómo calcular el coste de un sistema inmótico

La cuestión de los costes responderá a múltiples variables. Para los grandes edificios, así como para las casas particulares, lo lógico es pretender que esta tecnología sirva para ahorrar a mediano y largo plazo. Recordemos, por caso, las ventajas que sus sistemas tienen sobre el uso eficiente de la energía y los servicios. Pero en el caso de la inmótica es también recomendable considerar fuertemente el tema de la seguridad de los sistemas contratados. En ese sentido, los precios diferirán en base a las marcas y la calidad que pueda garantizar el fabricante.

En otros aspectos, se puede hacer un cálculo estimativo. Para ello es necesario tomar en cuenta los metros cuadrados de un edificio y las necesidades de cableado de un sistema inmótico. Dependiendo de los sistemas que se necesiten automatizar y considerando el coste de las obras, un valor aproximado básico ronda entre los 20.000 y los 50.000 euros para un edificio de 300 a 500 m2. Lógicamente, estos valores pueden incrementarse atendiendo a los criterios ya mencionados.

Con todo, la inmótica es un concepto que cada vez más se irá incorporando en la definición de los edificios que transitamos. Es una tecnología que ha venido para quedarse, y muchos indican ya que sus beneficios son, acaso, más relevantes que la domótica para los hogares particulares.

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