Empezar una actividad que implique la inversión después de los 60 años puede ser un desafío muy interesante. En un mundo en que la expectativa de vida ha aumentado, emprender después de los 60 se transforma en una acción más que atractiva. Muchas personas esperan llegar al final de su vida laboral para dedicarse a un quehacer que quedó en el tintero. Entonces, es de destacar todo lo que puede aportar el talento sénior aunque en algunas ocasiones no es muy tenido en cuenta o no se hace un aprovechamiento de su potencial. Acompáñanos en esta nota a leer sobre la tendencia que se da en el mundo y, especialmente, en España.
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En la sociedad actual, donde la longevidad se ha convertido en una realidad cada vez más palpable, las personas mayores de 60 años están redefiniendo el concepto de jubilación. En lugar de simplemente retirarse y descansar, muchos optan por seguir activos y comprometidos, explorando nuevas oportunidades y desafiando las convenciones establecidas.
Este cambio de mentalidad ha sido impulsado por una combinación de factores. Entre ellos se incluyen avances en la medicina que han mejorado la salud y la vitalidad en la edad avanzada, así como cambios en las actitudes culturales hacia el envejecimiento y el trabajo.
Además, el desarrollo tecnológico ha nivelado el campo de juego, haciendo que emprender sea más accesible para personas de todas las edades. Las herramientas digitales y las plataformas en línea ofrecen oportunidades sin precedentes para lanzar negocios, comercializar productos y conectar con clientes en todo el mundo, todo desde la comodidad del hogar.
A medida que más personas reconocen el potencial y la valía del talento sénior, están surgiendo iniciativas y programas diseñados específicamente para apoyar a los emprendedores de mayor edad. Por ejemplo, desde programas de capacitación y mentoría hasta subvenciones y financiamiento especializado. Estas iniciativas están ayudando a cerrar la brecha entre la idea y la ejecución para los emprendedores mayores.
Emprender después de los 60
El talento sénior puede aportar mucho potencial a un emprendimiento. Su valor está comenzando a ser tenida en cuenta en los diversos sectores. Las barreras tradicionales para iniciar un negocio -como la necesidad de grandes inversiones de capital o la falta de experiencia en el mundo empresarial-, ya no son obstáculos para aquellos que desean emprender después de los 60 años.
Este cambio hacia una mayor inclusión y valoración del talento sénior no solo beneficia a los individuos mayores, sino que también enriquece a la sociedad en su conjunto. Se comienza a aprovechar la experiencia, la sabiduría y la perspectiva única que ofrecen las personas mayores. Y se las ubica dentro de los parámetros a tener en cuenta en la sociedad occidental.
El éxito empresarial y la innovación son aspectos en los que la experiencia puede contribuir y mucho. El Centro de Estudios del mercado laboral Randstad Research realizó un análisis del sector con resultados muy interesantes. El aumento de la población en el rango de edades entre 50 y 64 años se incrementa anualmente en un 2%. Actualmente constituye el 26% del total de la población en edad laboral. Aproximadamente, una de cada tres personas en el ámbito laboral tiene más de 50 años. Y el 32% de aquellos que están empleados se encuentran dentro del rango de edades entre 50 y 64 años.
Sí, estos datos sorprenden. ¿Por qué? Será que no estamos habituados a ver a los mayores con su potencial laboral, pero esto constituye un gran error. Ya sea dentro de una empresa, un comercio o una startup, lanzarse a emprender no tiene edad, o, mejor dicho, la meritoria experiencia de la edad le aporta un plus radical.
Qué aporta la experiencia
Pareciera una obviedad, pero en épocas en las que no siempre son tenidas en cuenta, las personas mayores aportan una experiencia distintiva. Esa perspectiva puede y debe ser aprovechada al máximo. De hecho, las habilidades aprehendidas a lo largo de su vida laboral sirven para reconocer oportunidades y desafíos.
Esta habilidad puede llevarlos a determinar una oportunidad en algún sector o nicho empresarial y hacerlos lanzar un emprendimiento. Los conocimientos acumulados servirán para ser aplicados a la nueva apuesta. Y, como todo desafío, constituirá en ganancia para aquellos que puedan llevarlo de la mejor manera posible.
Entonces, la experiencia aporta también flexibilidad para examinar nuevos caminos y soluciones ante las problemáticas que puedan surgir. La destreza para tomar decisiones de manera ágil se vuelve esencial para avanzar hacia el éxito. Y eso lo posibilita la labor en entornos dinámicos y creativos.
Evidentemente, emprender después de los 60 no es lo mismo que hacerlo a los 20. Iniciar un emprendimiento a los 20 años ya presenta una serie de desafíos y obstáculos significativos; sin embargo, emprender a los 60 años implica enfrentarse a una multiplicidad de retos aún mayores. Adaptarse y tener agilidad mental son las claves para triunfar.
Otro de los factores imprescindibles es el buen manejo de la tecnología. Esto es una marca de diferencia generacional, pero puede ser subsanada con voluntad. Lo vemos en el siguiente apartado.
Desafíos en los emprendimientos sénior en España
Estar al día con los desarrollos tecnológicos y las innovaciones que proponen es otro de los desafíos. Los comportamientos de los consumidores, el uso de redes sociales volcadas al proyecto, todo se puede medir con buenas habilidades en métricas. No obstante, la experiencia puede ser un complemento a la tecnología. Anticipar impactos y consecuencias se puede perfeccionar con la suma entre experiencia y habilidades tecnológicas.
Familiarizarse con las últimas tendencias tecnológicas y tener la habilidad de comprenderlas, entonces, se impone como necesario para el desarrollo de un negocio. No sólo para séniors sino en cualquier edad. Pero en el caso de los emprendimientos de los mayores de 60 se presenta como un desafío extra.
Por otro lado, la experiencia acumulada a lo largo de los años proporciona una visión estratégica más clara y una comprensión más profunda de los retos involucrados en la creación y gestión de empresas. Y, por último, los contactos y relaciones comerciales desarrollados a lo largo del tiempo se convierten en activos sumamente valiosos en esta etapa.
Actualmente, hay 4.600.000 séniors activos en España. De los cuales, 4.100.000 se encuentran desarrollando alguna actividad o emprendimiento. Estos números contrastan fuertemente con los 2.900.000 jóvenes trabajando (de un total de 3.800.000 jóvenes menores de 35 activos).
Las cifras dicen que uno de tres autónomos es sénior en nuestro país. Esto da una suma de casi un millón de personas. En tanto, sólo uno de cada diez son jóvenes menores de 35 años, o sea, 189.000 personas. (Datos tomados del III Mapa de Talento Sénior, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre).
Luego de leer este artículo, nos interesaría mucho conocer tu opinión acerca de emprender después de los 60 años. Puedes compartirla con nosotros desde la sección “Comentarios” de nuestro Blog.
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