Aunque seáis unos adictos a Barcelona hay muchos sitios para descubrir a solo 30 minutos de la ciudad. Incluso, aunque no tengáis coche, podéis hacer excursiones muy interesantes y divertidas en tren desde cualquiera de las estaciones de Ferrocarriles de la Generalitat. Playas, cuevas marinas, las opciones son casi infinitas para pasar un día magnífico en buena compañía. Pero si queréis cambiar y descubrir sitios nuevos, en este post les traemos una pequeña lista de las actividades que podréis hacer este verano.
En este artículo encontrarás:
Terres de l’Ebre
De los cientos de playas que tiene el país, encontraréis una que no se parece a ninguna otra. Es la playa salvaje del Trabucador, también llamada playa del Aluet, o, como muchos la conocen por las latitudes ebrencs, la playa de los Dos Mares. ¿En qué radica su singularidad? Si buscáis un mapa del delta del Ebro, enseguida lo entenderéis: esta playa es la estrecha franja que une el Delta con la península de la punta de la Banya.
Tiene seis kilómetros de largo y una anchura media de cien metros. Remojando un lado queda el Mediterráneo abierto y, al otro, las aguas de la tranquila bahía de los Alfacs. Si a todo ello le sumamos que es fácil observar aves de todo tipo, este día de playa sin duda os resultará diferente de cualquier otro. Completad el viaje con alguna de las muchas excursiones a pie o en bicicleta que se pueden hacer por el delta del Ebro y también con la visita a Món Natura, un espacio que permite conocer las salinas, la pesca tradicional y los pájaros que viven o pasan por el Parque Natural. Y disfrutad el verano en una de las mejores playas de la comunidad.
Parapente en el Priorat
Para aquellos que en verano desean experimentar muchas más sensaciones en su propia piel que la del sol tostandose. Habéis volado alguna vez en parapente? Si además lo hacéis en un lugar con un paisaje tan singular como es el Priorat, la experiencia aún os parecerá más brutal. Contactad con la empresa Parapente Montsant, de Cornudella, que eleva biplazas desde la roca Corbatera, en Montsant. Una plaza es para vosotros y la otra, para un monitor experto.
Los vuelos duran alrededor de un cuarto de hora, quizá poco para algunos, o una eternidad para otros… Sea como sea, ¡seguro que no olvidaréis la experiencia! Y luego, a disfrutar desde tierra de una comarca con infinidad de atractivos naturales y de patrimonio (muy recomendable la visita a la cartuja de Escaladei). ¡Recordad llevaros provisiones de vino del Priorat!
El Tren Amarillo por la frontera
Es la línea de tren que sube más arriba de todo el Estado francés, y la que cruza por algunos de los parajes más bonitos. A pocos kilómetros de Puigcerdà, en la Tor de Querol, el Tren Amarillo tiene la estación de inicio (o final) de recorrido, y si el tiempo lo permite, instalaros en uno de los vagones descubiertos que hay.
El viaje es un placer, atravesando un montón de túneles y de vertiginosos viaductos, pero también lo es visitar algunas de las poblaciones del camino, como Font Romeu, Montlluís y, sobre todo, Villafranca de Conflent, detrás de la estación del Tren amarillo. Villafranca tiene atractivos para pasar un día entero: están las Canaletas, unas magníficas cuevas llenas de estalactitas y estalagmitas y galerías espectaculares; hay también el fuerte Liberia, una fortificación que domina toda la villa y a la que está unida por 734 escalones en la montaña, y el núcleo de Vilafranca, amurallado.
Refugio en las alturas por el Pirineo
Más allá de las modas, hay itinerarios que hace años que se han convertido en clásicos, y quizá este verano tenéis el tiempo (y las fuerzas) que a veces no se tienen durante el transcurso del año y os atrevéis a emprender la aventura. Uno de los grandes clásicos tiene nombre de película: ‘Carros de fuego’. Transcurre por el bellísimo Parque Nacional de Aigüestortes y el Lago de Sant Maurici, cubre 55 kilómetros y tiene un desnivel acumulado de 9.200 metros. Otro dato que se da siempre: pasa por nueve refugios, todos ellos situados por encima de los 1.900 metros respecto del nivel del mar. Planificad bien la ruta –os recomendamos, si vuestro objetivo no es conseguir registros, hacerla con toda la tranquilidad e invertir entre cinco y nueve días–, tomad un mapa, buen calzado, reservad noche en los refugios … y comenzad a caminar para sorprenderos con los paisajes pirenaicos.
Piedras reales en Taüll
Visitar el valle de Boí en verano es sinónimo de disfrutar de manera sublime tanto de la cultura como de la naturaleza. Qué parajes, y qué iglesias románicas más encantadoras que sobresalen en los pueblos del valle. San Climent y Santa María de Taüll. Subid a lo alto del esbelto campanario de San Climent, y contemplad también el famoso pantocrator de su ábside, desde hace poco tiempo proyectado en la pared (el original se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el Palau Nacional de Montjuïc).
Yendo de iglesia en iglesia entenderéis por qué el conjunto está declarado patrimonio de la humanidad, y descubriréis pequeños grandes tesoros en cada una de ellas, tanto fuera como dentro. Barruera, Cardet, Cóll, Durro, Erill la Vall … todos son pueblos parados en el tiempo, llenos de encanto, entre montañas altísimas que también podemos ir a conocer haciendo alguna de las infinitas excursiones que os invita a hacer este paraje.
El paraíso bajo el agua en les Illes Medes
Qué idea más brillante tuvo el que se inventó poner grandes ventanas en una cabina sumergida de las embarcaciones y así poder observar el fondo marino sin mojarse. Las islas Medes, siete islotes frente al Estartit, en la Costa Brava, son de una inmensa riqueza biológica y geológica ya por encima del agua, pero aún más por debajo. Y del Estartit zarpan barcos que, además de llevarnos a descubrir algunos de los acantilados y calas cercanas más espectaculares, también nos permiten observar este extraordinario fondo marino, con miles de peces de colores.
Aunque si sois un poco más atrevidos y este verano os apetece descubrir por qué hay tantos aficionados al submarinismo, este lugar lógicamente es sensacional para estrenarse. Encontraréis numerosas empresas que organizan el llamado bautismo de buceo. Basta con saber nadar.
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