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Comprar un hotel puede ser una idea muy lucrativa, pero requiere un buen análisis del mercado y de las oportunidades disponibles para gestionar la operación de compra que permita llevar luego a cabo el proyecto. Así como puede haber una gran competencia para atraer a los potenciales huéspedes, es igualmente cierto que convertirse en un inversor hotelero puede implicar grandes ganancias, en particular en temporada alta o en fechas cercanas a eventos. Así que, si estás pensando en sumergirte en este mundo de inversiones, presta atención al panorama que te ofrecemos en el siguiente artículo.

¿Cuándo comprar un hotel? Primeras decisiones

La compra de un alojamiento es un proyecto que requiere de importantes decisiones y un buen diagnóstico de las instalaciones, del mercado, la competencia y las oportunidades de financiamiento, entre otras cuestiones. Por ello, es relevante atender a estos factores y las posibles estrategias que pueden potenciar nuestro negocio. A continuación, te ofrecemos la clave de las principales medidas a tomar antes de comprar un hotel.

Estudio del mercado

Ante todo, es necesario recordar que una inversión hotelera es un proyecto que hay que sostener en el tiempo… y también en la cartera. Es decir que requerirá grandes movimientos de capital, algunos de los cuales requerirán tener respaldo, por ejemplo, en otras inversiones. Así, conocer el mercado no es únicamente saber de hoteles, sino prestar atención a la posibilidad de diversificar una cartera de inversiones, a fin de estar protegidos si surgen problemas en nuestro panorama inmobiliario.

Dado que el éxito de nuestro alojamiento dependerá de factores tan variables como la economía nacional e internacional, el clima en la temporada o la conectividad y el transporte, es positivo gestionar capitales diferentes en el ámbito inmobiliario, de manera que podamos equilibrar la balanza si estos aspectos resienten alguna de nuestras inversiones.

Ahora bien, la elección de un hotel podrá tener más potencial si se tienen en cuenta factores como la ubicación. La misma puede ser ideal en el momento en que se adquiere un hotel, pero los contextos y las modas turísticas son cambiantes, por lo que es necesario invertir en lugares con proyección, conectados en términos de transporte, y atractivos en cuanto al entorno y la propuesta del lugar.

El financiamiento

Las inversiones hoteleras pueden tener rendimientos anuales muy altos en relación a otras formas de inversión inmobiliaria, pero también pueden conllevar altos riesgos. Siempre que aumenta la demanda de plazas, este tipo de establecimientos puede aumentar las tarifas, reinvertir en las instalaciones y con ello, a su vez, atraer la llegada de nuevos huéspedes.

Pero para buscar los mejores rendimientos es posible establecer otras estrategias, tales como la segregación de costes. La misma consiste en realizar una división entre el costo y el nivel de actividad. Esto facilita a los propietarios acelerar las deducciones por depreciación identificando y reclasificando ciertos activos en períodos de recuperación más cortos. En definitiva, esto permite establecer ahorros en impuestos, por ejemplo, y utilizar ese dinero en potenciar la inversión realizada.

Por otro lado, hay que tener en cuenta los riesgos de asumir demasiado financiamiento externo. El tomar deuda para asumir los costes, si estas no están respaldadas, pueden llevar a que el hotel no pueda cubrir los reembolsos, los pagos de intereses y los gastos operativos. De esta manera, puede suceder que se entre en un ciclo de pedir más dinero prestado para cancelar deudas previas, lo que aumenta nuestro propio perfil de riesgo y con ello las tasas de interés que nos ofrezcan.

La competencia

Convertirse en un inversor hotelero es también depender de la economía y de la existencia de competencia cercana. Respecto de lo primero, no es novedad que en tiempos de crisis los hoteles pueden experimentar una disminución significativa en la cantidad de huéspedes y en los precios que los mismos están dispuestos a pagar. Pero hay que considerar también que la disminución de clientes no se debe sólo a su capacidad de reserva, sino también a lo que pueda hacer la competencia para atraerlos hacia sus propios establecimientos.

Observar la competencia no es sólo mirar lo que les funciona, sino también detectar los nichos, las áreas de vacancia y las demandas aún no contenidas, a fin de establecer estrategias y atractivos que lleven a los huéspedes hacia nuestros hoteles.

En este sentido, tanto vale estar atento a las reacciones del mercado como a las tendencias en tecnología y la gestión en administración hotelera. El software que utiliza el personal, la domótica en los espacios privados y comunes o incluso el programa de ofertas serán claves para la fidelización del cliente.

Las instalaciones

Aunque cuente con buenas sugerencias, recuerde que la mejor forma de saber qué le puede ofrecer a sus futuros huéspedes es tener usted mismo la experiencia de disfrutar el hotel. Recorrer el edificio e incluso descansar en sus habitaciones o usar los espacios comunes y servicios le dará una impresión de primera mano respecto de lo que tiene y lo que falta a sus instalaciones. Ocupar el lugar del cliente, así como el de sus empleados, le ayudará a conocer su negocio y con ello, a buscar las mejores soluciones.

Un plus: el equipo de trabajo

Es fundamental tener en cuenta que toda buena inversión puede verse afectada positiva o negativamente si el accionar de nuestro personal no está coordinado o no cumple adecuadamente sus tareas. Por eso es indispensable contar, tanto a nivel de la administración como en el servicio, con personas capacitadas y responsables en cada labor.

Además, el personal es la cara del hotel, y es entonces fundamental coordinar una visión de los valores que debe portar el establecimiento. Esto hará que hasta la más mínima decisión sea la adecuada y aporte soluciones rápidas y operativas.

Ya sea que armemos nosotros el equipo o que se contrate una empresa de gestión hotelera, apuntar a la experiencia repercutirá en la calidad de nuestra oferta y en la relación con nuestros clientes. Por tanto, no es ésta una decisión que deba ser librada al azar sino todo lo contrario: adoptar una cultura que priorice las necesidades de los huéspedes y se centre en un servicio genuino es la clave para que nuestro proyecto de comprar un hotel termine siendo redituable a mediano y largo plazo.

¿Qué te ha parecido esta nota? Cuéntanos abajo en los comentarios. Y si estos datos te han motivado a ser parte del sector hotelero y comprar un hotel, no olvides que cuentas con el equipo de Oi Real Estate para realizar tu inversión. Con gusto te acompañaremos en todo el proceso. ¡Y ya puedes comenzar tu búsqueda haciendo click en el botón de abajo!

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