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¿Has imaginado alguna vez encargar una vivienda por la mañana y que esté lista para ser habitada en la noche? Las casas prefabricadas y su auge como tendencia inmobiliaria actual demuestran que no hay dar nada por descartado. Si diez años atrás algún colega te hubiera asegurado que protagonizarían un boom de ventas… ¿Qué le hubieses respondido? En este artículo de Oi Real Estate veremos algunas razones por las que esta modalidad se ha convertido en la nueva moda del sector inmobiliario: sistemas modulares como acceso a la vivienda propia. Te invitamos a continuar leyendo la nota hasta el final para saber más. ¿Nos acompañas?

Incipiente y exitoso sistema modular

La crisis económica estadounidense de 1929, condujo incluso a los países más desarrollados del mundo a tener que reconfigurarse velozmente. Muchos estilos de vida cambiaron y nuevas oportunidades (tiempo atrás impensadas) surgieron a la vista de todos.

Las empresas y el gobierno de Inglaterra, prometían a quienes se ofrecieran a emigrar a Australia, una serie de kits montables a modo de viviendas. Se veían bien. Sin embargo, fue Estados Unidos quien inmediatamente tomó esa iniciativa para convertirla en un verdadero boom de ventas.

Cruzar el Atlántico

Una vez que los créditos comenzaron a rodar nuevamente, con muy pocas garantías, el ciudadano común norteamericano podía acceder a pagar en cientos de cuotas su propia casa. Mejor terminadas que las inglesas, brindaban el mejor precio del mundo por metro cuadrado.

Pues bien, el problema de la falta de vivienda propia estaba pronto a resolverse, pero no así el de la inestabilidad laboral. Para matar dos pájaros de un tiro, la principal característica comercial de estas viviendas no radicó solamente en lo fáciles y rápido que se montaban. También podían trasladarse de estado a estado, siendo perfectamente transportables a través de las rutas.

Sistemas modulares como acceso a la vivienda propia

Fue hacia mitad de siglo, cuando en Estados Unidos el precio de la vivienda propia comenzó a dispararse. Temiendo una nueva crisis, el Estado norteamericano impulsó a través de empresas constructoras un nuevo plan. Ofrecer casas prefabricadas y encastrables, pero concebidas entonces como viviendas únicas y “para toda la vida”, a un precio que apenas sí superaba la mitad de una vivienda tradicional de ladrillo.

Este nuevo proyecto contó con una serie de cambios respecto a aquella “casa móvil”, apuntando a las comodidades de una casa estática y con el fin de promover definitivamente sus ventas:

  • Las propiedades eran más espaciosas y podían levantarse hasta dos plantas por sobre la planta baja.
  • Contaban con sótanos, áticos, cuarto de juegos, etc.
  • Ofrecieron mejores sistemas para instalaciones eléctricas y de gas, considerando el frío o el calor, según el área donde iba a ubicarse.
  • Mejoró los materiales de cañerías para el agua corriente.
  • Proponían esquemas diseñados por paisajistas, que terminaron de dar forma a  los hoy clásicos “jardines americanos”.
  • Incorporaron al plan opciones como piscinas y puntos de reuniones al aire libre, en amplias terrazas con pisos de madera.

Mejorar la materia prima

La verdadera diferencia que marcaron aquellas casas prefabricadas americanas, fue un salto de calidad en sus materiales de construcción. Lejos de aquellas “recámaras” más similares a una “casa rodante” que a una vivienda propiamente dicha, estas se mantenían perdurables con el correr del tiempo, precisando de mínimos mantenimientos.

Tal es así, que al día de hoy, bastará con retirarse unos kilómetros de las grandes y viejas ciudades estadounidenses, para encontrarse con propiedades planeadas bajo esos parámetros.

Un sistema para cada crisis

El siglo XX pasó y los auges de las casas prefabricadas fueron variando según las crisis económicas de cada región. Para Estados Unidos significaron solucionar la ubicación y distribución de su población a lo largo y ancho de su territorio. Algo es innegable, se trata de un mecanismo de venta de propiedades que (de estar dadas las condiciones) continúa dando buenos resultados, en cualquier país del mundo.

Hasta hace unos diez años, en España, las casas prefabricadas casi no eran consideradas por quien pensara en comprar una vivienda. Sus índices de ventas eran apenas tenidos en cuenta, en el balance global del mercado de la construcción, o el sector de marketing inmobiliario.

Así, quienes contaban con el dinero para adquirir un inmueble, se volcaban al ladrillo. Por su parte, quienes hacían cuentas y se veían imposibilitados de comprar una vivienda, preferían una y mil veces alquilar antes que comprar una prefabricada.

Casas modulares y la era post COVID

La última tendencia en este rango de clientes es la que cambió radicalmente, trayendo consigo otras, que si bien ya venían de tiempo atrás, no lograban captar el interés del cliente inmobiliario. El deterioro económico como consecuencia de la pandemia COVID, tiene gran parte de responsabilidad en ello.

Para entender el boom actual de las casas prefabricadas, debemos analizar dos factores: precio y velocidad de entrega. El valor de los 100 metros cuadrados (sin tener en cuenta el terreno), dependiendo de la provincia o región del país, parte de un promedio de cincuenta mil euros, pudiendo alcanzar los cien mil euros. Por otro lado, la velocidad de entrega puede pactarse entre los cinco y los siete meses.

Respeto a la onda verde

Muchas constructoras y promotoras han logrado de sus casas prefabricadas un furor de venta, dirigido a los clientes más jóvenes. El hecho de que estén construidas en gran parte con elementos reciclados, las han convertido además en paradigmas ecológicos de esta era post COVID.

Como si esto fuera poco, prolongar o extender sus instalaciones resulta realmente (y en la comparativa a las refacciones de ladrillo) sencillo y asequible. Agregar un estudio, un garaje, una oficina o un depósito, ya no es un dolor de cabeza. El cliente deberá, por supuesto, contar con el espacio físico adecuado. Luego, con solo recurrir a la constructora y solicitar un presupuesto, el anexo de un nuevo módulo podrá ponerse en marcha.

Donde haya un espacio

Las casas prefabricadas no precisan cimientos y conllevan planos sencillos. Estos dos motivos, sumados a los ya enumerados, las vuelven proyectos ideales. Encontrar una vivienda a un precio razonable en un sitio vacacional, podría dejar de ser un problema para los clientes, como para los agentes inmobiliarios.

Considera la posibilidad de diagramar un proyecto rural, o suburbano, que incluya construcciones prefabricadas. Las hay desde conformadas por pequeños pero acogedores ambientes, hasta suntuosas viviendas de lujo. Ambas se levantan mediante los mismos sistemas de encastres, tuberías interiores, y complementos modulares.

Verás que sumando los costes de base, podrás ofrecer un proyecto mucho más asequible, ideal para los complejos tiempos que corren. Siendo un agente inmobiliario trabajando en relación bajo dependencia de una agencia, o un asesor en bienes raíces autónomo, ¿tendrás en cuenta esta opción en evidente auge? Hemos visto historia y detalles en sistemas modulares como acceso a la vivienda propia. Nos encantaría conocer tus experiencias en este campo, en la bandeja de comentarios al pie.

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