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Casa Vicens

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Barcelona es la cuna del modernismo, y acá te contaremos de algunos de los edificios modernistas más bonitos en la ciudad. Este movimiento ecléctico surge a finales del siglo XIX y atraviesa toda Europa. Nace con la intención de crear un arte nuevo, libre y moderno suponiendo una ruptura con todo lo anterior. Y sus máximos exponentes son: Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí.

El Modernismo en Barcelona termina siendo una corriente cultural que se manifiesta en las artes y el pensamiento, y que alcanza su plenitud en la arquitectura. La ciudad condal cuenta con 116 edificios que sobreviven de pie. Es una explosión de color, de exuberancia decorativa, de líneas ondulantes y sinuosas y de recuperación de todas las artes aplicadas a una arquitectura original e innovadora: escultura, pintura, cerámica, entre otros.

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Palau de la Música

Obra cumbre de Domènech i Montaner. Fue encargada en 1904 y su construcción inició en 1905 y duró tres años. Fue inaugurado en 1908, con un breve concierto en el que se interpretaron piezas de Clavé y Händel. Su fachada es sorprendente, con revestimiento cerámico y en la esquina posee un grupo escultórico de Miquel Bray. Dos jóvenes y dos ancianos abrazan a una ninfa, mientras que Sant Jordi los protege con la bandera catalana ondeando al viento.

En el interior hay un vestíbulo recargado, con bóvedas revestidas de azulejos y una escalera doble con balaustres de vidrio dorado. Tiene una sala de conciertos con esculturas, mosaicos y elementos decorativos que juegan con la luz y el color. Uno de los puntos focales de su arquitectura es su bella claraboya de vidrio coloreado en forma de campana invertida y pesa una tonelada. 

El escenario está rodeado de esculturas labradas por los artistas Dídac Massana y Pau Gargallo. Un busto de Josep Anselm Clavé, una alegoría de flores de mayo y un busto de Beethoven. Sobre la parte superior están las valquirias de Wagner. Además, en el fondo tiene un órgano alemán restaurado en el 2004. El hemiciclo, el salón central, tiene otras 18 esculturas. Una balconada y una columna de estilo egipcio terminan por decorar una de las salas musicales más importantes del país. 

Es considerado como un ejemplo del Modernismo catalán. De hecho, tiene el título de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Y hoy en día, es un emblema y una de las mejores obras del modernismo de Barcelona.

Los edificios modernistas más bonitos de Barcelona

Casa Batlló

Una de los edificios modernistas más bonitos de Barcelona es obra del arquitecto Antoni Gaudí. La Casa Batlló fue reformada por el arquitecto en 1904 por encargo de Josep Batlló. Era un edificio que databa de 1870 y Gaudí reformó toda la casa. Añadió un quinto piso, construyó sótanos, agrandó el vestíbulo, rehizo los muros interiores y la escalera, además, hizo que todas las habitaciones fueran curvas.

Su característica fachada combina la piedra de las plantas baja y noble con el revestimiento de mosaico de las plantas superiores. Tiene un tejado escamoso con la forma de un reptil, que cuenta dos historias sobre su construcción. Por un lado, se dice que significaba la leyenda de Sant Jordi y la victoria sobre el dragón. Y por otro lado, definen la fachada como una alegoría de la fiesta del carnaval.

Tiene un patio de luces, recubierto con un revestimiento de cerámica azul que se va oscureciendo y pasando del gris perla al azul cobalto a medida que asciende hacia la claraboya. Los balcones y las ventanas son más grandes en los pisos inferiores y se van haciendo más pequeños a medida que se asciende. La escalera que sube al piso principal se retuerce y el muro simula las paredes de una cueva erosionada por el agua.

El piso principal está muy bien conservado. Sin embargo, la planta noble sólo conserva dos muebles diseñados por Gaudí para los Batlló: un aparador y un banco. Esta es una obra de arte que también puedes visitar de noche con Casa Batlló Moon Nights.

Casa Batlló

Casa Amatller

El arquitecto Puig i Cadafalch reformó un viejo edificio en 1898 para establecer la Casa Amatller a pedido del industrial chocolatero, Antonio Amatller. El arquitecto diseñó la casa con una apariencia de palacio gótico, con la fachada plana y un patio central con una escalera. Hoy en día es una de las mejores obras del modernismo en Barcelona.

Tiene una fachada escalonada con detalles de inspiración medieval. Sus puertas de acceso están decoradas con esculturas, capiteles y estucados. En el piso bajo tiene una joyería que ha respetado las ventanas originales de ornamentación floral. En la planta noble, las figuras de las ventanas simulan las criaturas que poblaban los palacios y las iglesias góticas. 

El vestíbulo está adornado con tres lámparas de bronce y una escalera que lleva a la planta noble, donde se encuentra el Instituto Amatller de Arte Hispánico, fundado por la familia Amatller.

El piso principal conserva gran parte de su decoración ornamental original. La chimenea es una de las piezas más características. Pero la obra maestra del piso es la columna de mármol rosado situada en medio de la tribuna y que se ve desde la calle.

Los edificios modernistas más bonitos de Barcelona

Casa Vicens 

Otro de las edificios modernistas más bonitos de Barcelona es la Casa Vicens. Esta es una de las primeras obras del arquitecto Antoni Gaudí, encargada por el fabricante de azulejos, Manuel Vicens. Fue construida entre 1883 y 1888. Su forma tiene inspiración en la arquitectura india y japonesa. Recubrió gran parte de las tres fachadas con azulejos vidriados verdes y blancos, contrastando con el ladrillo visto. Destaca también la reja de hierro, que simula las hojas del margallón.

En el interior destaca la sala redonda, culminada por una bóveda mudéjar de yeso multicolor, la recargada decoración floral y la ebanistería de color rojo de la sala de estar. Es una vivienda privada y no puede ser visitada.

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La Pedrera o Casa Milá

Fue el último edificio de viviendas construido por Gaudí. Era un encargo de Pere Milà, un joven promotor urbanístico. En 1906, se demolió el antiguo chalé de tres pisos con jardín para crear la Casa Milà. La Pedrera es el nombre con el que los barceloneses bautizaron el edificio, una vez lo vieron acabado en 1910, por las líneas curvas que posee su arquitectura.

Su arquitectura es especial, no hay ninguna pared maestra y los amplios y asimétricos ventanales de la fachada consiguen mucha luz natural. Originalmente, iba a ser una alegoría religiosa, con un medallón de bronce de unos cuatro metros de altura en la fachada. Sin embargo, Milá cambió de opinión por unos sucesos políticos.

La fachada está revestida con piedra calcárea y balcones de hierro forjado. La parte interior está construida con piedra del macizo del Garraf y la superior, con piedra calcárea de Vilafranca del Penedès. La antigua cochera subterránea fue la primera que se construyó bajo tierra en Barcelona. Hoy es un auditorio que no está incluido en la visita turística.

Tras la muerte del arquitecto, la esposa de Milá reformó la planta principal en un estilo Luis XVI. En la actualidad, se exhiben las grandes exposiciones. El Espacio Gaudí está en la buhardilla de la Pedrera, donde estaban los lavaderos de la casa y que ahora han recuperado su aspecto original. Este espacio explica la vida de Gaudí, su contexto histórico y cultural, y los valores artísticos y las técnicas de su obra.

La Casa Milà fue declarada Bien Cultural del Patrimonio Mundial en 1984 por la Unesco. Y es un de los edificios modernistas más bonitos de Barcelona. En 1986, cuando Caixa Catalunya adquiere el edificio e inicia su restauración y rehabilitación. En 1996 se abrió al público como centro cultural. Actualmente La Pedrera es la sede de Fundación Cataluña-La Pedrera, y es donde se encuentran los diferentes departamentos de la Fundación.

Casa Milà

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