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Cadaqués

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Desde Galicia a Andalucía, pasando por Cantabria o la Comunidad Valenciana. En este post recorremos España en busca de los pueblos costeros más bonitos. España tiene 7268 kilómetros de costa repartidos entre el Atlántico, el Cantábrico y el Mediterráneo. Abrazados por el mar y con el encanto único de los lugares de antaño, enamoran a propios y extraños con sus angostas calles y puertos que parecen haberse detenido en el tiempo.

Cabo de Palos, Murcia

Su fondo marino está considerado una de las reservas más importantes del Mediterráneo, y su faro de 81 metros es uno de los más representativos de la piel de toro. El primero de esta lista de pueblos marineros está rodeado de tranquilas calas donde aislarse del mundanal ruido. Para volver a la realidad, nada mejor que un típico ‘caldero del mar Menor’, receta local a base de arroz y pescados de la zona, en particular, el mero.

Combarro, Pontevedra

A solo 5 km de la ciudad de Pontevedra, Combarro pasa por ser uno de los pueblos más bonitos de las Rías Baixas. Es famosa la imagen de sus hórreos junto al mar; de hecho, es el pueblo con mayor concentración de hórreos de Galicia, con 60.

Todo en esta población se construyó en granito, incluso las casas marineras del siglo XVIII coronadas por balcones de madera, las calles empedradas con soportales, las fuentes o los cruceiros. La Rúa do Mar es uno de sus lugares más pintorescos de Combarro, con los hórreos mirando al mar de un lado y las tabernas y restaurantes típicos al otro. Desde aquí parten los estrechos callejones que conducen al mar.

Cudillero, Asturias

En esta zona de la costa, las pequeñas playas se suceden entre acantilados de vértigo y, en un recodo, se asienta Cudillero. Las casas de colores se descuelgan desde las montañas hasta un pintoresco puerto que llegó a tener la flota pesquera más grande de Asturias.

Las mejores vistas de Cudillero se consiguen desde el mirador de la Garita-Atalaya o desde lo alto del acantilado, donde está su famoso faro. El pueblo tiene algunos bellos edificios, como la casa rectora, que durante siglos fue hospital de peregrinos del Camino de Santiago. Pero su tesoro artístico mejor guardado se encuentra en la pedanía de El Pito, donde está el conjunto palaciego de Los Selfas, rodeado de jardines con estatuas, denominado el Versalles del Norte.

Lastres, Asturias

Esta villa marinera de calles estrechas y empinadas se hizo popular porque en ella se rodó la serie Doctor Mateo. Lastres, situada en la costa de Asturias, se mezclan las casas más humildes con las grandes casonas señoriales con vistas al mar.

Pasear (a veces casi trepar) por las calles del pueblo es una delicia, pero lo más espectacular es la panorámica que regala el mirador de San Roque, desde donde se atisba el conjunto urbano y la playa de La Griega. Otro de los lugares mágicos es el puerto de pescadores, con sus barcos de mil colores y dos cañones protegiendo la bahía.

San Vicente de la Barquera, Cantabria

El pueblo costero de San Vicente de la Barquera se emplaza en uno de los entornos más bellos de la cornisa cantábrica, en una bahía que forma un doble brazo del mar y junto al Parque Natural de Oyambre.

Es imprescindible la Puebla Vieja, en lo alto de un peñón macizo, así como la iglesia, el castillo, los restos de la muralla y el puerto pesquero. Los puentes de San Vicente de la Barquera son también una de sus señas de identidad; el de la Maza fue construido por los reyes católicos, en el siglo XVI; con 32 ojos fue uno de los puentes más largos de España.

Fornells, Menorca

Rodeado de pequeñas islas, calas casi vírgenes y casas de color blanco, Fornells es uno de los pueblos marineros por excelencia, ya que la pesca sigue siendo el sustento principal de sus habitantes, en principal, la langosta roja. Este apreciado crustáceo se captura de manera artesanal mediante trampas en el fondo marino y se cocina después en forma de caldereta, uno de los platos más típicos de Menorca.

Getaria, Guipuzkoa

En el golfo de Bizkaia, el casco viejo de Getaria se envuelve entre paisajes impresionantes: una montaña en una isla, un puerto lleno de encanto, las playas de Gaztetape y Malkorbe, el océano y las colinas de la región vitivinícola del Txacolí.

Getaria es también cuna de Juan Sebastián Elcano, el primero que dio la vuelta al mundo, y Balenciaga, en cuyo honor se ha creado un interesante museo que ningún amante de la moda se puede perder. A la peculiar silueta del monte San Antón, junto al pueblo, se la conoce como el “Ratón de Getaria”, ya que su silueta recuerda a un roedor y el tómbolo y el casco urbano de Getaria serían su cola. Desde el Katxapo se puede disfrutar de una bella panorámica de la costa.

Cadaqués, Girona

Fuente de inspiración para numerosos artistas, Cadaqués reposa en una bahía en medio del Cap de Creus, donde los Pirineos chocan con la Costa Brava. Su ambiente tradicional pesquero permanece, pese a sus muchos visitantes.

No le falta un bello casco histórico con casas encaladas, un castillo, el de Sant Jaume, un museo, una iglesia en el centro del pueblo donde se celebra su Festival Internacional de Música y, en torno a Cadaqués, el parque natural de Cap de Creus. Para ampliar el universo de Dalí, habrá que ir a Portlligat, perteneciente al municipio de Cadaqués.

Peñíscola, Castellón

Peñíscola se adentra en el Mediterráneo formando una pequeña península elevada en torno al castillo del Papa Luna. Su silueta, enfocada desde la larguísima playa de arena de 5 km, aparece en muchas películas. Aquí Charlton Heston dio vida al Cid, y la población se transformó en Meereen para Juego de Tronos. Es uno de los pueblos más conocidos de Castellón.

Aunque Peñíscola se ha convertido en un pueblo repleto de turistas veraniegos, el casco histórico no ha perdido su encanto, con sus calles estrechas y sus casas antiguas encaladas. El puerto pesquero, situado a los pies de las murallas medievales, es una estampa muy atractiva.

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Por la costa que limita con el Mediterráneo, todavía hay pueblos pesqueros de casitas blancas que vigilan sus puertos. Y en el interior de Girona, se esconden pueblos históricos atravesados por la Era Medieval y que siguen de pie. 

El pueblo marinero de Cadaqués 

En una de las calas más famosas de la Costa Brava y cerca del Parque Natural de Cap de Creus, Cadaqués es uno de los pueblos que más ha conservado su aspecto original de pueblo marinero. 

Con vistas al Mediterráneo, podrán encontrar un pueblito de casas blancas, calles estrechas y calas con barcas en la arena. Fue un refugio del pintor Salvador Dalí. 

Cadaqués

Pero además de su belleza simple, Cadaqués cuenta con arquitectura artística, como la Casa Blaua, el barrio judío y la iglesia parroquial de Santa María. Su casco antiguo es hermoso, con callejuelas estrechas y empinadas, construidas con piedras recogidas en la orilla del mar. Así como también resalta la belleza de las plazoletas, sillas en los portales, ventanas y las puertas pintadas de colores vivos, entre otros.

Al borde del risco en Castellfollit de la Roca

Ubicada a 50 metros de altura sobre el río Fluvià, sobre la cima de un risco de roca basáltica, se encuentra este pueblo de ensueño. Quienes viajan por la A-26 desde Besalú pueden ver esta imagen que da el pueblo que es impresionante. 

Sin duda, es considerado el mejor ejemplo de paisaje volcánico de la península ibérica. Además de uno de los más importantes de Europa. 

Pero, este es uno de los pueblos más pequeños de España. Tiene estrechas callejuelas, parte de una antigua vía romana y la  antigua iglesia de Sant Salvador (que funciona como centro cultural en la actualidad). 

La Iglesia de Peratallada

Un pueblo muy pequeño en el municipio de Forallac con un patrimonio arquitectónico que hace de este pueblo un escenario medieval en vida, que mantiene entre callejuelas varios restos de la era que se pueden visitar. 

Tal es el caso que en este pueblo pueden encontrar su castillo-palacio de los siglos X y XI, la Iglesia de Sant Esteve (una construcción románica del siglo XIII, que alberga el sepulcro del Barón Gilabert de Cruilles), las murallas y el foso. 

El pueblo medieval, Besalú

Una de las razones por la cual este es uno de los pueblos más bellos de Girona es que representa una fantasía histórica. Debido a lo fácil que es quedar encantado con su arquitectura, como el emblemático puente medieval construido sobre el río Fluvià con siete arcadas. Que es el monumento más emblemático de Besalú.

Pueblos más bellos de Girona

Además, pueden ver la belleza de la Iglesia de Sant Vicenç, la casa de Cornellà y la fachada de la antigua iglesia hospital de Sant Julià, original del siglo XII. Y pasar por las entramadas calles del antiguo barrio judío. Incluso, Besalú conserva un miqvé del siglo XII, antiguos baños que los judíos utilizan para la purificación del cuerpo.

El escenario Monells

Los primeros documentos históricos que hablan de la existencia de este pueblo datan del siglo X. Al visitarlo, pueden ver restos de una antigua muralla, los pasajes porticados y la plaza porticada que embellecen a Monells.

El centro del turismo se concentra en la plaza Mayor porticada, donde prima una arquitectura románica pero con algunos edificios góticos. Además, esta localidad se convirtió en un destino turístico por que en ella se grabó parte de la película ‘Ocho apellidos catalanes’.

El valle de Camprodón

En medio de las montañas se encuentra el valle de Camprodón y ahí la localidad del mismo nombre. Uno de los pueblos más conocidos del Pirineo Catalán, ubicado en la confluencia de los ríos Ter y Ritort. 

Es el pueblo más grande de la Comarca del Ripollés, y posee un patrimonio histórico y cultural impresionante. Entre los edificios más importantes está el Monasterio de San Pedro, construido a mediados del Siglo X por Wifredo II de Besalú. O el Puente Nuevo, construido sobre el Río Ter en el Siglo XII, que formaba parte del antiguo camino en cataluña que conducía a la Cerdanya.

Las calas de Tossa de Mar

Sobre la Costa Brava, se encuentra el municipio de Tossa de Mar. Su villa vieja es uno de los pueblos más bellos de Girona. Quien va a Tossa a buscar playa o vistas al mar, no puede dejar de visitar sus calas de aguas cristalinas.

Pueblos más bellos de Girona

Pero también posee una arquitectura antigua, como las murallas del castillo con un encanto medieval. Una villa llena de callejones con cantos rodados y fachadas de piedra. El centro histórico, Vila Vella, único ejemplo de población medieval fortificada que aún se conserva en la costa catalana.

Las calles empinadas de Beget

Parte del municipio de Camprodón, Beget es un bello pueblo pequeño. Con calles empinadas hechas de piedra y con dos puentes medievales. 

Beget

La Iglesia de San Cristóbal,  un templo románico de gran belleza, está datada del año 979 y dependía del Monasterio de San Pedro de Camprodón, de orden Benedictina. La joya de este pueblo es esta Iglesia, por su Torre del Reloj y sobre todo su Cristo Majestad que preside el Retablo.

El parque de Sant Pau

Otro de los pueblos más bellos de Girona es Santa Pau. Ubicado en el Parque Natural de la Garrotxa, en una zona de tierras volcánicas. Tiene una gran belleza arquitectónica, de estilo gótico y renacentista. 

Desde lo alto en los miradores del pueblo se puede ver a sus pies  cómo discurre el río Ser, el castillo y la torre de la iglesia. En su plaza Mayor está situada la iglesia de Santa María, construida en 1430, con su impresionante campanario.