El sector inmobiliario y la economía mundial se enfrentan a un choque generacional. La coexistencia entre numerosos propietarios de una generación de ‘baby boomers‘ y millones de ‘millennials‘ en busca de su primera vivienda parece imposible.
El mundo parece ausente ante uno de los grandes retos económicos de las próximas décadas. Aunque un país ya ha comenzado a dar la voz de alerta: Estados Unidos.
Los primeros miembros de la generación del ‘baby boom‘, nacidos entre 1946 y 1964, empiezan a cumplir setenta años. Mientras la tasa de fertilidad estadounidense está en su nivel más bajo del último siglo.
Esta combinación de factores anticipa una crisis demográfica con graves consecuencias para la economía. Especialmente para otras generaciones posteriores, como los ‘millennials‘. A ellos ha afectado directamente la última crisis económica y entre ellos se encuentran muchos de los compradores de vivienda hoy en día.
En Estados Unidos, la falta de oferta residencial a un precio atractivo hace que los nacidos en los años 80 y 90 sin vivienda propia vean difícil formar una familia.
Un estudio sobre la escasez de vivienda en el mercado estadounidense pone en el ojo del huracán a los ‘baby boomers‘, por su resistencia a vender propiedades. Provocando que parte del stock no vuelva al mercado y los precios sigan subiendo por falta de inmuebles.
La ‘fortaleza’ de los baby boomers
En Estados Unidos, las personas con más de 55 años poseen el 53% de las viviendas ocupadas. Se trata del mayor porcentaje desde principios del siglo XX.
Mientras que las personas que tienen de 18 a 34 años únicamente son dueños del 11% de las viviendas. Cerca de la mitad de la proporción alcanzada por los ‘baby boomers‘ cuando tenían su misma edad.
En la actualidad, entre un sistema que favorece a los residentes seniors y la falta de estímulos para la construcción de viviendas accesibles, los jubilados se resisten a vender.
Un panorama que dificilmente cambiará y que podría extrapolarse a otros países que envejecen al ritmo estadounidense. Entornos donde los jóvenes se vuelven reticentes a emanciparse y formar una familia.
Efectos económicos y laborales
La ‘tormenta perfecta’ en la demografía de Estados Unidos está al caer. Al actual ritmo, en 2030 los mayores de 65 años representarán más del 20% de la población.
Los primeros ‘baby boomers‘, que cumplieron setenta años en 2016, salen del mercado de trabajo. Al tiempo que no existe un relevo generacional entre la población activa.
Este cambio supone un reto para la mayoría de los países occidentales. De hecho, su desarrollo económico ha estado estrechamente ligado a los trabajadores con edades entre los 16 y los 64 años. Una franja de edad que lleva cayendo desde el cambio de siglo.
Entre sus consecuencias está la disminución del gasto en una media del 37,5% tras la edad de jubilación. Un hecho dramático para un país como Estados Unidos, donde el consumo representa el 70% de la actividad económica.
Crecimiento económico y beneficio empresarial van de la mano. Provocando esta tendencia una reducción en los ingresos de las empresas y una caída en los beneficios de las inversiones.
Exposición a los mercado financieros
A todo esto se suma que los ahorros del ‘baby boomer‘ no dan la rentabilidad esperada. Según datos de BlackRock, los ‘boomers‘ se jubilan con un plan de pensiones medio de 136.000 dólares.
Siendo optimistas, con un retorno del 7% (realistas si pensáramos en un 2%), los ingresos anuales por un plan de pensiones rondarían los 9.000 dólares. Una cuarta parte de los ingresos para una jubilación ‘ideal’ (36.000 dólares).
Este hecho ya está obligando a muchos ‘boomers‘ a vender parte de sus activos. Sobre todo los que cotizan en Bolsa. Buscando fuentes de ingresos en otras inversiones.
Una decisión con importantes consecuencias para el mercado que se acentuará con el paso de los años.
¿Se quedarán esperando los grandes países? ¿O comenzarán a poner soluciones?