Sant Gervasi-La Bonanova mantiene un encanto y personalidad que no se encuentra en otros barrios de la ciudad. Símbolo de la prosperidad barcelonesa, multitud de edificios modernistas junto a modernos establecimientos llenan de vida sus calles.

Entre los barrios de la zona alta de Barcelona, Sant Gervasi-La Bonanova fue uno de los últimos barrios en incorporarse a la gran Barcelona.

Su origen es el antiguo municipio de Sant Gervasi de Cassoles. Y tras ser descubierto por burgueses barceloneses en la segunda mitad del siglo XIX, el antiguo pueblo se transformó. Pasó a convertirse en un lugar de veraneo, y ricos industriales construyeron su segunda residencia en los alrededores de las calles Ganduxer y Mandri. Lugares que mantienen una increíble vitalidad pero también pequeños oasis como el Turó Parc.

Extendiéndose por la colina, el barrio se llenó de casas en una zona llamada La Bonanova en alusión al término ‘buena nueva’.

Con el tiempo, reconocidos arquitectos modernista llenaron el barrio de casas. Y si algunas de ellas permanecen, sobretodo en calles como la Avenida Tibidabo, otras fueron demolidas a partir de la segunda mitad del siglo XX. Su lugar lo ocuparon nuevos bloques, carentes del espíritu modernistas pero impregnados del espíritu de un barrio con historia.

Un núcleo activo que se concentra bajo la Ronda de Dalt, mientras que por encima se extiende hasta El Tibidado y Collserola una zona aún vírgen y casi inaccesible. En coche o gracias al histórico Tramvia Blau, ambos barrios se unen entre sí en la zona alta de la ciudad.

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Los orígenes de Sant Gervasi – La Bonanova

Si bien el barrio de Sant Gervasi-La Bonanova originalmente formaba parte del antiguo municipio de Sant Gervasi de Cassoles, su evolución hizo cambiar hasta el barrio que hoy conocemos.

Sant Gervasi de Cassoles estaba situado en las vertientes del Tibidabo, entre la sierra y el plano. Una geografía accidentada por ramblas, torrentes y colinas. De ahí el topónimo ‘cazuelas’ que se interpreta como ‘casas solas’.

En el siglo X Sant Gervasi formó parte de Sarrià, hasta que en 1714 se independizó para acabar anexionándose a Barcelona en 1897.

A mediados del siglo XIX Sant Gervasi fue descubierto por la burguesía barcelonesa y empezaron las primeras urbanizaciones. Propietarios como Mandri o Ganduxer pusieron sus nombres en algunas de las calles y en 50 años el lugar se convirtió en una zona residencial con antiguas villas, casas de menestrales, conventos y colegios religiosos.

Este carácter se mantiene todavía en buena medida en la parte alta del barrio, conocida como la Bonanova, si bien muchas torres han sido sustituidas por bloques de pisos de alto standing. Algunos de los edificios destacados se mantienen como La Rotonda, el Frare Blanc o la Torre Bellesguard.

Otros elementos urbanos cambiaron de uso. Es el caso de la antigua fábrica Casacuberta, obra de Josep Domènech i Estapà, rehabilitada y convertida en el edificio del Museo de la Ciencia-CosmoCaixa (Calle Isaac Newton, 26).

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La Avenida Tibidabo y el Tranvía Blau

En cada rincón de esta admirada avenida hay una obra fruto del modernismo de principios del siglo XX y patrocinados por el químico Dr. Andreu, el barrio Sant Gervasi-La Bonanova desplega toda su magia.

Diferentes arquitectos tuvieron su particular competición en la época, intentando sorprender cada vez más al espectador.

Desde su extremo superior impacta la Casa Roviralta (Avenida del Tibidabo, 31). Se la conoce popularmente como El Frare Blanc (El Fraile Blanco) y es una majestuosa villa modernista de Joan Rubió i Bellver.

El descenso a pie se hace agradable al contemplar sorprendentes detalles arquitectónicos a cada metro. Mientras, también sube y baja un particular vehículo que nos transporta a otra época. Es el llamado Tramvia Blau que lleva hasta lo más alto de la avenida, en un trayecto lleno de encanto. El tranvía es una pieza histórica de la ciudad, y el más antiguo que se conserva en España.

En el otro extremo de la linea, las vista desde el Tibidado son magníficas. Sin embargo, seguiremos descendiendo hasta el Paseo de la Bonanova. Es aquí donde encontramos un simbólico edificio modernista muy querido por el barrio de Sant Gervasi-Bonanova. Es la Torre Andreu, conocida como La Rotonda. Una obra de Adolf Ruiz i Casamitjana en 1916.

En estos momentos, este emblemático edificio vive un importante momento de transformación tras numerosas ampliaciones. Atrás quedan estancias históricas y años de abandono.

Las obras acabarán en 2014, dándole nuevos usos y combinando su clásico estilo modernista con nuevos accesos y estancias de estética moderna.

Su reforma ha llevado a derrumbar la antigua fachada secundaria de la calle Lleó XIII, obra del arquitecto noucentista Enric Sagnier. Una reforma polémica que seguramente sorprenderá a todos una vez finalizada.

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Historia y leyenda de la Torre Bellesguard

Paralelamente a la Avenida Tibidabo, Sant Gervasi obsequia al visitante con otros edificios en su parte más alta.

Por encima de la Ronda de Dalt, uno de los camposantos más antiguos de la ciudad. Es el Cementerio de Sant Gervasi, construido en el siglo XIX y donde reposan personajes ilustres como el poeta Joan Maragall o el arquitecto Domènech i Montaner.

Tras cruzar la transitada Ronda de Dalt, volvemos al Sant Gervasi más modernista y vital.

Uno de los primeros edificios es la Torre Bellesguard (Calle Bellesguard, 16), fuente de historia para Barcelona. Construida por Antoni Gaudí entre 1900 y 1909, sobre los restos de unas torres medievales del palacio del rey Martí I l’Humà, conde de Barcelona y rey de Aragón. Gaudí la llenó de simbología catalana y religiosa. La fachada tiene una senyera por el pasado histórico catalán y tres balcones para representar la Santísima Trinidad.

Sant Gervasi-La Bonanova

Llegando a la terraza, Gaudí dejó correr su creatividad. Representó la cara de un dragón por las cuatro ventanas y una cruz de cuatro puntas que corona la torre, señalando a los puntos cardinales.

Bellesguard es también leyenda, pues dicen que la frecuentaba el célebre bandolero Joan de Serrallonga. Tras años de persecución, en su captura lo ajusticiaron y emparedaron su cuerpo en la muralla del palacio.

La belleza del edificio se refleja incluso en el nombre, que significa ‘bella vista’. Y es que desde sus terrazas se puede contemplar tanto la ciudad de Barcelona como el mar Mediterráneo.

Descendiendo por la misma calle Bellesguard, el entorno se vuelve más contemporáneo y la vida incesante. Ejemplo de ello es el Campus de La Salle. URL.

El magnífico Campus Universitario de Ingeniería y Arquitectura está formado por 6 edificios con 24.000 m2 de aulas, laboratorios e instalaciones.

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Gastronomía en la calle Mandri

Gracias al ambiente acomodado y tranquilo que caracteriza al barrio, Sant Gervasi y La Bonanova es un lugar ideal para disfrutar de los placeres culinarios.

Establecimientos de todo tipo y tamaño ofrecen variadas muestras de la gastronomía local e internacional. Bares donde tomar una vermut acompañado de unos aperitivos o restaurantes con atractivas propuesta en su carta.

Si tuviesemos que escoger una única calle en la que disfrutar de la cocina de Sant Gervasi, la calle Mandri sería el lugar ideal.

Tesoros de toda la vida, como el admirado Bar Mandri (Mandri, 60) que deleita desde hace 40 años con algunas de las mejores bravas y alcachofas fritas de toda Barclona.

Locales con mucho diseño, como el Floral Café (Mandri, 25), un local moderno establecimiento de aire nórdico y muchos detalles.

La cocina elaborada con maestría del Restaurant Montesquiu (Mandri, 56), un clásico del barrio.

O nuevas y rompedoras apuestas como la del Life Restaurant & Lounge Bar (Mandri, 25). Un local de cocina mediterránea y deliciosos cocktails.

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Entre la calle Ganduxer y el Turó Parc

El Colegio Teresiano fue uno de los primeros encargos de Antoni Gaudí. De inspiración en la arquitectura gótica y formas sencillas, lo más sorprendente es la luz natural inundando sus pasillos interiores.

Resulta especialmente interesante la comparación entre la sobriedad en el Colegio Teresiano y el lujo de la época en el Palacio Güell. Dos obras en las que el genial Antoni Gaudí trabajó al mismo tiempo.

Descendiendo hacia la Avenida Diagonal encontramos la Iglesia de Sant Gregori Taumaturg. La parroquia no llama especialmente la atención por su estilo o historia, sino porque toda ella ocupa y forma una plaza.

El templo destaca por su sencillez y originalidad, contrastando con un entorno de edificios residenciales mucho más contemporáneos.

Muy cerca se encuentra el verdadero oasis del barrios de la ciudad, el Turó Park. En él se pueden encontrar infinidad de plantas, árboles y flores. Su agradable y tranquila atmósfera acompaña a perderse y sentarse a respirar en uno de sus bancos.

El Turó Park es la mejor manera de desconectar y relajarse, con la impresión de estar fuera de la ciudad.

Agradable lugar para pasear, comer o simplemente vivir, Sant Gervasi-La Bonanova tiene en sus orgullosos vecinos a los mejores embajadores. Ciudadanos que desean mostrar su barrio a un visitante, que acaba también por formar parte de él.

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