Pintores, estatuas humanas, ópera y uno de los mejores mercados de Europa. Las Ramblas sorprenden a miles de visitantes a cada paso que das y por cada día que pasa.
De todos los bulevares de España, Las Ramblas de Barcelona quizá sea el más famoso. Escenario de historias singulares, en poco más de 1 kilómetro de longitud se cruzan turistas y barceloneses entre quioscos y terrazas. Un paseo bajo la luz mediterránea que se transforma en una explosión de color.
- Rambla de Canaletes
- Rambla dels Estudis
- Rambla de Sant Josep
- Rambla del Caputxins
- Rambla de Santa Mónica
Las Ramblas nacen en Plaza Cataluña, corazón de la ciudad, y siguen el cauce fluvial que rodeaba las murallas de la antigua Barcelona. Al lado izquierdo queda el barrio Gótico y al derecho el Raval, para desembocar en el Port Vell. Ésta riera se desvió, dejando paso a edificios religiosos y civiles que con la historia han configurado un bulevar más amable donde hoy brillan comercios, bares centenarios, grandes teatros y un magnífico mercado.
Las Ramblas es un paseo dividido en 5 secciones, con diferencias entre sí y nombre tomados por sus habitantes, sus monumentos o instituciones más destacadas. La Rambla de Canaletes, la dels Estudis, la de Sant Josep, la dels Caputxins y la de Santa Mónica.
¡Aprovechemos la ocasión para conocerlas!
Rambla de Canaletes
Partiendo de Plaza de Cataluña, el primer tramo de Las Ramblas acoge la Fuente de Canaletes. Su manantial era famoso por la pureza y el sabor del agua. Sin embargo, se la conoce popularmente por un dicho que asegura que quien prueba su agua regresa a Barcelona, además de por ser lugar de celebración para los aficionados del Fútbol Club Barcelona.
Otros de los puntos de interés es la Coctelería Boadas (C/ Tallers, 1), un pequeño y acogedor local con más de 80 años de historia. Fue el primer establecimiento que sirvió combinados alcohólicos en Barcelona y en ellos aún perdura su sabor caribeño. Un lugar para tomar el primer sorbo antes de descender Ramblas abajo, entre comercios, quioscos y paradas donde disfrutar de un dulce bocado.
Rambla dels Estudis (Rambla de los Estudios)
La segunda parte de Las Ramblas debe su nombre a la primera Universidad de la ciudad que comenzó justamente aquí. También se la conoce como la Rambla dels Ocells, por el antiguo mercado de pájaros de Barcelona.
Uno de sus edificios de interés es el Teatro Poliorama (Les Rambles, 115), situado a mano derecha. Su historia comenzó en 1906, abriendo como cine en los bajos del antiguo edificio de la Academia de las Ciencias y de las Artes.
Justo enfrente está el Edificio de Telefónica. En él tuvieron lugar las Jornadas de Mayo de 1937, durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Unas jornadas en que Barcelona se tiñó de sangre, cuando militantes del POUM se atrincheraron durante tres días y tres noches. Entre ellos se encontraba el escritor británico George Orwell que plasmó su experiencia en Homenaje a Cataluña.
Más abajo encontramos la Iglesia de Betlem (Les Rambles, 107), magnífico ejemplo del gótico catalán con una espaciosa nave en su interior.
Rambla de Sant Josep
A la Rambla de Sant Josep se la conoce como “La Rambla de les Flors”, por ser el único lugar de Barcelona donde se compraban flores en el siglo XIX.
A mano derecha encontramos el Palacio de la Virreina (Les Rambles, 99), construido por el virrey de Perú para su esposa. Conferencias, exposiciones y la presencia de las figuras de los Gegants de la ciudad son algunos de sus atractivos.
Algo más abajo nos sorprende una explosión de aromas y sabores, la del Mercado de la Boquería (Les Rambles, 91). Lugar de referencia por la calidad de sus productos y su excelente servicio, ingredientes de la mejor cocina. Para saborearla in situ no hay más que acercarse a uno de sus bares, como el Bar Pinotxo o el Quim de la Boquería.
Casi al final de este tramo de La Rambla, y en su parte izquierda, el paseo nos obsequia con un edificio peculiar. Es la Casa Bruno Quadros (Les Rambles, 82), también conocida como la ‘Casa de los Paraguas‘. Dicen que el dueño del edificio se hizo rico vendiéndolos y por ello varios paraguas decoran su fachada acompañando a un gran dragón chino en hierro forjado.
Rambla del Caputxins (Rambla de los Capuchinos)
Pisar un Joan Miró no es delito en medio de La Rambla. Un enorme mosaico obra del pintor da inicio a La Rambla dels Caputxins.
Ésta es la parte más musical del paseo, con una de las casas de la ópera europea, el Gran Teatro del Liceu (Les Rambles, 51-59). Un edificio de 1847 que se amplió tras el incendio de 1999, manteniendo la fachada original. Sus abonados han podido disfrutar de las más ilustres figuras del bel canto en su visita a Barcelona.
Frente al Liceu se encuentra el Café de la Ópera (Les Rambles, 74), uno de los más antiguos de Barcelona y lugar de encuentro para melómanos y paseantes. No muy lejos encontramos una de las vías más históricas, la Calle Ferran. Una avenida casi peatonal que llega a la Plaza de Sant Jaume con sorprendentes comercios que van de la típica artesanía a la herboristería más antigua de la ciudad.
Volviendo a la Rambla descubrimos el Hotel Oriente (Las Ramblas, 45), y muy cerca la Calle Nou de la Rambla (Nueva de la Rambla). Allí nos aguarda el Palacio Güell (C/ Nou de la Rambla, 3-5), obra de un joven Antoni Gaudí. Un edificio de espectacular fachada en piedra blanca con secretos tesoros en su interior.
De regreso al paseo encontramos la Plaza Real. Un oasis junto al bullicioso bulevar, donde los pintores exponen y retratan el paisaje. Dos originales farolas de Gaudí y exóticas palmeras enmarcan un conjunto de edificios neoclásicos, junto a animados restaurantes, bares y discotecas.
Rambla de Santa Mónica
El último tramo de La Rambla cuenta con el Teatro Principal (Les Rambles, 27), uno de los más antiguos de toda España. A su lado, y junto a la iglesia que de le da nombre, se alza el Centro de Arte Santa Mónica (Les Rambles, 7), dedicado al arte de vanguardia.
En este tramo se concentran ahora las estatuas humanas, antes dispersas a lo largo de Las Ramblas. Con sus sorprendentes personajes y cuidadas ambientaciones. Así permanecen, inmóviles durante horas, hasta que el primer espectador generoso los despierta de su inmovilidad.
Al final de Las Ramblas espera el Mar Mediterráneo. Pero antes de abandonar la avenida hay que visitar el edificio de las Drassanes Reials. Un edificios del gótico civil barcelonés que alberga los astilleros medievales más grandes del mundo. Recorrerlo es entender la relación especial entre el hombre y el mar, en el Museo Marítimo de Barcelona (Avinguda de les Drassanes, s/n).
El monumento en homenaje a Cristóbal Colón (Plaza Portal de la Pau, s/n) preside el encuentro del mar con la ciudad. Uno de los símbolos de Barcelona con magníficas vistas de la ciudad.
La Rambla es probablemente el icono de la Barcelona más viva y animada, y, sin duda, un paseo obligado para todo el que quiera dejarse sorprender a cada paso.
¡Un lugar que cambia a cada día y a cada paso!
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