Recientemente se hizo pública la noticia de que un “family office” español, cuyo nombre no ha trascendido, adquirió un edificio residencial de pisos turísticos ubicado en pleno centro de Madrid. La operación inmobiliaria se hizo por la cuantiosa suma de 14,45 millones de euros, y constituye la primera del patrimonio familiar en Madrid. En base a esta novedad, en el siguiente artículo te queremos contar en qué consiste un “family office”, quiénes pueden ser sus exclusivos clientes y cuáles son las ventajas de contratarlo.

La noticia que renovó el mercado inmobiliario en Madrid

La noticia es breve pero contundente: un “family office” local, cuyo nombre no ha trascendido, adquirió un edificio residencial de pisos turísticos ubicado en el número 5 de la calle San Onofre, conectada a la zona peatonal de la calle Fuencarral, a un paso de la Gran Vía, en el centro de Madrid. ¿Por qué es esto relevante? Porque los family office se encargan de gestionar el patrimonio de familias muy adineradas. De hecho, esta operación -la primera realizada por el patrimonio familiar en la gran capital-, implicó una inversión de casi 15 millones de euros (14,45 exactamente).

Se trata de un edificio construido sobre una superficie de 3.640 metros cuadrados, compuesto por 26 apartamentos completamente amueblados, 19 trasteros, 38 plazas de aparcamiento distribuidas en tres plantas y un local comercial ocupado por una empresa dedicada a la venta de calzado deportivo y moda multimarca. El inmueble fue rehabilitado en 2018, cuenta con todos los apartamentos amueblados y es de uso como hospedaje con licencia para operar como apartamentos turísticos.

¿Qué es un family office?

Un family office es una empresa privada que se dedica a gestionar el patrimonio de una familia y asegurar su continuidad en el tiempo.

Ciertamente, éste es un tipo de servicio contratado por familias adineradas con diversidad de capitales. Por ejemplo, puede tratarse de un grupo que tiene acciones, bonos, inmuebles, distintas estructuras empresariales, inversiones en arte y piezas de coleccionismo.

La necesidad de estas familias de contratar un family office surge generalmente cuando crece su patrimonio o el grupo de herederos, lo que requiere gestiones legales complicadas y especializadas.

Cuáles son los servicios de un family office

Existen principalmente dos tipos de empresas con este modelo: las Single Family Office y las Multi Family Office. Las primeras se crean por una sola familia y se dedican única y exclusivamente a su patrimonio. Las Multi Family Office -tal como su nombre lo indica-, se dedican a gestionar el patrimonio de diversas familias. En ocasiones la existencia de estas últimas oficinas ocurre como derivación de las primeras, al absorber los abogados más volumen de activos y tener economías de escala mayor.

Si bien las “family offices” centralizan todas las acciones patrimoniales de quienes recurren a este modelo, a veces parte de las funciones de gestión se realizan a través de otras empresas colaboradoras. Considerando esto, los principales servicios que presta un family office son los siguientes:

  • Gestión y asesoramiento en acciones, bonos, fondos de inversión y ETFs entre otros.
  • Gestión y asesoramiento de inversiones alternativas, tales como fundaciones, materias primas, private equity, venture capital, inversión en granjas y recursos forestales, entre otros.
  • Gestión y asesoramiento en inversiones inmobiliarias.
  • Asesoramiento en operaciones corporativas como fusiones y adquisiciones, ampliaciones de capital, acceso a los mercados de capitales etc.
  • Gestión y asesoramiento en inversiones relacionadas con el arte y el coleccionismo.
  • Asesoramiento en la planificación de sucesión y relevo generacional entre la familia y los herederos de esta.
  • Asesoramiento fiscal.

¿Porque crear o acudir a un family office?

Los principales motivos están ligados a la intención de hacer crecer el patrimonio, poder protegerlo y legarlo a las siguientes generaciones. Además, transmitir ese patrimonio puede ser muy costoso a nivel fiscal y las siguientes generaciones podrían disolverlo poco a poco si no saben cómo gestionarlo.

Las situaciones alrededor de un gran patrimonio pueden generar diversos conflictos, por lo que este instrumento de gestión legal es a veces indispensable para mantener unida a la familia, al margen de la empresa e incluso después de la venta de ésta. En términos generales, sus objetivos son por un lado preservar el capital y por otro prestar algunos servicios a los parientes.

En este camino, las ventajas de contar con un family office van desde la gestión de activos complicados por su magnitud, hasta la administración más cotidiana. Por ejemplo, puede ayudar a los miembros de la familia a cumplir sus obligaciones fiscales, proporcionando asesoramiento especializado y ocupándose de tramitar la declaración de impuestos. También puede mediar en el mercado interno de acciones de la empresa familiar.

En definitiva, mantener o diversificar las inversiones son las dos grandes razones para optar por este modelo.

Algunos casos posibles

Si la familia empresaria no es muy extensa y lo único que le preocupa es atender finanzas comunes, probablemente no le compense crear un family office propiamente dicho. Estos servicios pueden subcontratarse a firmas especializadas, aunque es igualmente cierto que de esta manera se pone en riesgo la confidencialidad de la información personal. Además, suele ser una tarea adicional que recae en profesionales sobrecargados de trabajo, por lo que difícilmente prestarán una atención personalizada a cada pariente, especialmente a quienes no trabajan en la compañía.

Si el objetivo de la familia no es solo mantener ordenadas las cuentas sino incrementar su patrimonio, el modelo del family office es aún más pertinente. Muchas veces esto es necesario cuando se pone en común parte de los ingresos obtenidos por el cobro de dividendos, por la venta de una participación en alguna de las empresas del negocio o por la salida a bolsa de un porcentaje del capital. Este es por ejemplo el origen de Iveagh, constituido por la familia irlandesa Guinness cuatro décadas después de que su negocio cervecero homónimo empezara a cotizar en 1886.

Puede ocurrir, finalmente, que la oficina se constituya después de vender totalmente el negocio familiar, si es el deseo de varios parientes el seguir desempeñando juntos alguna faceta emprendedora o, al menos, gestionar su patrimonio de manera conjunta.

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