Miles de municipios están a punto de hacer efectiva la revisión del IBI, la plusvalía o el Impuesto de Transmisiones. ¿Quién es el responsable? Una vez más, la actualización del catastro.

Hasta 1.830 ayuntamientos de toda España verán cambiar el Impuesto de Bienes Inmuebles en 2018. Adaptando la actualización de los valores catastrales aprobada a finales de años por el Ministerio de Hacienda y publicada en el Boletín Oficial del Estado el pasado 30 de diciembre de 2017.

El proceso comenzó el 21 de septiembre, con la publicación en el BOE de la relación de municipios que aplicaban nuevos coeficientes de actualización de los valores catastrales. Un total de 1.296 ayuntamientos incrementando valores y otros 534 rebajándolos.

Tres meses después, el Consejo de Ministros aprobó la actualización del catastro y la publicó junto a las tablas de los coeficientes de actualización sobre los que debe ajustarse la valoración de los bienes.

Desde entonces, han sido cientos de miles los españoles que han tenido noticia de algún cambio tributario vinculado a la alteración del valor catastral. Ya sea por el Impuesto de Bienes Inmuebles, la plusvalía municipal, el Impuesto sobre el Patrimonio, el ITP y AJD o Sucesiones y Donaciones.

¿Hay que temer siempre la actualización del catastro?

Para entender el asunto debemos recordar que la actualización del catastro no significa que el IBI tenga que subir o bajar. Esta es en sí, una tasa que cada Ayuntamiento fija anualmente.

Aunque no deja de ser cierto que cuando un consistorio sube o baja el valor, esto tiene repercusión directa en el recibo del IBI. Un hecho que llevó a muchos ayuntamientos a congelarlo durante los años de la crisis. Y que ahora motiva a subir los valores catastrales.

Actualización del catastro en las últimas décadas

Aunque la actualización catastral no afecte directamente al “tipo de gravamen”, sí tiene incidencia directa en la valoración del inmueble. Debido a que esta es la base imponible sobre la que debe aplicarse. Por tanto, aunque el ayuntamiento congele la tasa, si con la actualización catastral se revaloriza el inmueble, el propietario deberá pagar más.

De hecho, en ocasiones la actualización permite revisar valoraciones desactualizadas desde hacía décadas. Incluso desde los años 80. Por eso, durante mucho tiempo los inmuebles de muchas localidades han sido valorados muy por debajo del precio de mercado. Pagando durante años un IBI inferior al real.

¿En qué lugares se producen más cambios?

Para saber los municipios que han de valorar al alza o a la baja (y qué cantidad) lo mejor es tener en cuenta el tiempo transcurrido desde la última revisión catastral. Denominada “ponencia de valor general”.

De esta manera, los municipios que verán incrementada la valoración de sus inmuebles son awuellos que revisaron a fondo la actualización del catastro antes de 2004. Con un coeficiente para revisiones anteriores a 1991 del 1, 08. Y para quienes revisaron entre 2001 y 2003 del 1,03.

Entre las provincias con más localidades que revisan al alza destacan Burgos (134 municipios), Ávila (113), Teruel (104) o Segovia (99). Por delante de Valencia (89), Barcelona (71) o Madrid (38).

Tomemos un ejemplo del impacto que puede tener en estas actualizaciones. Un inmueble que en 1985 estaba valorado en 100.000 euros, según el catastro actualizado, pasará a 108.000 euros. Este nuevo importe será la referencia sobre la que se aplicará el “tipo de gravamen” del IBI fijado por el Ayuntamiento. Así, si el consistorio congela el gravamen, el IBI subirá igualmente. Estando doblemente grabado tanto si aumenta. Y, en caso de bajar, debería estudiarse caso a caso para saber si el impuesto podría llegar a bajar.

El caso contrario, la revisión a la baja, no es tan común. Aunque existen casos. En Andalucía, 57 localidades suben el catastro y 90 lo baja. Marbella, sin ir más lejos. Mientras que en la Comunidad Valenciana, son 85 frente a 100. Ocurriendo la mayoría de reducciones en la provincia de Valencia.

Para poner aquí un ejemplo, si en 2012 el inmueble valía 100.000 euros, ahora estará valorado en 91.000 euros. De nuevo, dependerá de qué hará el Ayuntamiento con su “tipo de gravamen” para conocer realmente si la factura del IBI sube o baja.

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