La gastronomía es un lugar de encuentro para todos. Amigos, familia, e incluso el trabajo. Y debido al contexto en el que estamos, todos los restaurantes se están reinventando. ¿Cuánto tiempo hace que no tocas una carta? Códigos QR, distancia física, gel de manos cada medio metro. Y aprovechamos al máximo la terraza.
Sin embargo, la ciudad condal no deja que eso sea un límite y los restaurantes luchan para mantenerse abiertos. Barcelona no deja de ser una de las mejores ciudades del mundo para comer y beber. Y como buena ciudad cosmopolita y abierta al mundo, está inmersa en influencias que llegan desde todos los rincones del planeta. Texturas japonesas, sabores vietnamitas, masas italianas. Y sin olvidar la cocina tradicional catalana, pero renovada y adaptada al siglo XXI. Barcelona no es una ciudad grande, pero tiene un rincón diseñado especialmente para ti.
La oferta de comida es variada, de calidad, monumental: desde el pequeño bar de tapas de toda la vida, pasando por el mejor producto fresco hasta los restaurantes con estrellas Michelin, o en el otro extremo, el mejor street food. Por ello, desde Oi Realtor te traemos una lista de los mejores restaurantes de Barcelona. Para que puedas disfrutar de la gastronomía que vive en las calles de la ciudad y experimentes sabores nuevos y viejos que nunca antes habías probado.
En este artículo encontrarás:
Lasarte
La embajada de Martín Berasategui en el hotel Monument de Barcelona se ha convertido en uno de los restaurantes imprescindibles de Barcelona, Cataluña y España, donde el chef ofrece lo mejorcito de su creatividad. Es un restaurante de cocina experimental, por lo que cuesta su dinero.
Es el primer restaurante de Barcelona que ostenta las tres estrellas Michelin. Aparte de Berasategui, el responsable del día a día es el chef italiano Paolo Casagrande. El chef es capaz de añadir a la arrolladora personalidad de su jefe una marca personal de altísima elegancia y creatividad, presente en platos como el milhojas de manzana, foie gras y anguila, y donde la estética artística que te noquea jamás pasa por delante de una combinación de sabores genial.
Gresca
En su momento fue el restaurante líder del movimiento bistronómico: aquellos restaurantes ubicados en un bar del Eixample que exprimían la calidad del producto y la inspiración al máximo, con un pie en el menú de mediodía y el otro en la creatividad.
Rafa Peña se ha convertido en un líder gastronómico indiscutible, en un cocinero de creatividad atrevida y con los pies en el suelo. Su cocina es muy creativa, pero los platos siempre son suculentos y reconocibles. Como por ejemplo, el pulpo con butifarra negra. O el pichón al jengibre. O la tortilla a las finas hierbas, de una bavosidad perfecta envuelta por papada. El Gresca ya no es aquel pequeño bar con un equipo mínimo, sino un referente de independencia y honestidad en los fogones.
Monvínic
En el corazón del Eixample, a dos esquinas de la Plaça de Catalunya y a dos pasos de la Casa Batlló, se encuentra Monvínic, la enoteca y restaurante gastronómico de referencia de Barcelona. La bodega, elegantemente iluminada, le ofrece un mapa interactivo. Puede elegir su vino de forma intuitiva gracias a mapas geográficos, descripciones de viticultores como añadas, variedades de uva, terruños… Pero todavía son los sommeliers los que hablan mejor de sus vinos y confirmarán sus elecciones.
Cada día se abren unas cuarenta botellas para degustar en copa. Vinos procedentes de todo el mundo con una sección reservada a los vinos naturales y, en cualquier caso, a los viticultores que se esfuerzan por limitar o incluso eliminar los tristes “inputs”. También será necesario degustar vinos naturales de Galicia. Es un verdadero viaje iniciático al país de la “buena gente” y de los aromas desconocidos. En el bar se pueden acompañar estos descubrimientos con tapas o con un notable menú a 19,50€ con una copa de vino.
En el restaurante, usted debe dejarse guiar por el chef Ariadna Julian y su menú “El fil d’Ariadna” o elegir platos a la carta de las estaciones que invariablemente le invitan a descubrir nuevos vinos. Destacan la cazuela de verduras de primavera, los raviolis de mejillón y pistacho con azafrán. Tenga en cuenta que el menú cambia cada mes.
Alkimia
Alkimia es un clásico, pero es cierto: Jordi Vilà y tres o cuatro más definieron, hacia el año 2000, por donde iría la alta cocina moderna de Barcelona. Por encima de todo, Vilà ha conseguido la meta de hacer creación sin desligarse del camino de la cocina catalana 100% reconocible. Sobre la Fábrica Moritz despliega sus mejores armas: producto, tradición y creatividad.
Sigue la línea de cocina catalana de espíritu moderno y urbano marca de la casa: “Es la cocina que siento y que domino, y tiene suficiente base y solidez para seguir trabajándola y evolucionar sin caer en según qué ambigüedades”, afirma. Llena de imaginación y contrastes fuertes, con platos que no se olvidan. Como por ejemplo, una col caramelizada, con queso y rábano picante, o por la parte más carnívora un pichón de sangre con acelga, ‘toffee’ de zanahoria y nueces.
Cocina Hermanos Torres
Que los hermanos Torres se hayan convertido en ultramediáticos no quiere decir que hayan abandonado ni por un segundo la filosofía que enamoró mucha gente –incluyendo a los inspectores de la Guía Michelin– con aquel primer Dos Cielos.
Es una cocina ‘de recuerdos’, que dicen los gemelos, que parte de las recetas familiares y se elabora con productos de temporada, del huerto, y técnicas contemporáneas. Su criatura en Barcelona es un local imponente donde manda la alta cocina, y que demuestra esta pasión de los chefs con el huerto y el jardín. ¿Un ejemplo? La ensalada de 60 verduras de cultivo natural sobre gelatina de albahaca.
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