Los jóvenes en nuestro país buscan, como lo hicieron las generaciones que les precedieron, emanciparse de sus hogares familiares. Sin embargo, las condiciones laborales y sociales, así como el alza en los precios de la vivienda, no favorecen esa expectativa. Las cifras del primer semestre del año pasado son las peores desde 1998: por entonces menos de tres de cada 20 jóvenes españoles se hallaba independizado. Hacia finales del 2021, los números apenas cambiaron positivamente, pero el panorama sigue siendo desalentador.
En la nota de hoy repasamos las estadísticas, las causas y las consecuencias del difícil proyecto que significa emanciparse para los jóvenes españoles.
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Estadísticas del descenso de emancipación
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Consejo de la Juventud de España (CJE), a los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años les cuesta cada vez más independizarse de sus padres. Actualmente conforman un grupo de aproximadamente siete millones de personas, pero hasta finales del año pasado solo el el 15,6% se había emancipado. En comparación con lo ocurrido durante el boom inmobiliario esto significa una reducción de casi el 10%. Aún más, todavía no alcanza ese porcentaje para equipararse con el previo a la pandemia, que alcanzó el 18,7%.
Por otra parte, el informe del CJE indica que hubo apenas un aumento de 0,7 puntos con respecto al primer semestre de 2021, es decir que se mantuvo la misma evolución de finales de 2020.
Más empleos, pero de peor calidad
Una de las causas del leve aumento registrado desde finales de 2021 al primer semestre del corriente año es que la tasa de paro joven se redujo hasta el 23,6%, por debajo de la cifras previas al Covid-19. Esto, que en principio marcar una tendencia positiva, se relativiza al analizar el tipo de empleo al que tienen acceso los jóvenes españoles. Muchos se volcaron al trabajo autónomo, lo que está sujeto a los contextos y crisis coyunturales en el ámbito privado. Otros tantos, consiguieron trabajo pero a través de contratos temporales y parciales. En este último sentido, las estadísticas indican que la parcialidad para el grupo de jóvenes referenciado es del 25,4%. Por esta razón, hay marcadas expectativas en el CJE respecto de la reforma laboral planteada para este año.
Otra variable respecto de la búsqueda laboral es el aspecto migratorio. Ya sea para estudiar primero o directamente para trabajar, algunos jóvenes españoles deciden trasladarse a otra comunidad autónoma. Esto los obliga a independizarse, lo cual se evidencia en la brecha con los que permanecen en sus ciudades de origen. En 2021 solamente el 9,8% de quienes residían en su provincia lograron irse a vivir a un piso propio. En el otro extremo, los jóvenes migrantes triplicaron esa cifra, llegando a ser el 34,2%. Parte de esta diferencia, explican los especialistas, se da en el nivel de estudios. Concretamente dicho nivel es mayor en el caso de quienes cambiaron su ciudad por otra que les facilitara alcanzar un título y consecuentes ofertas laborales.
Desigualdad de oportunidades para los jóvenes españoles
A pesar de lo dicho con anterioridad, si se siguen deshilvanando las estadísticas, existen diferencias entre la situación de las mujeres y la de los varones. Si bien las primeras buscan más independizarse, la brecha laboral de género dificulta tales proyectos. Según los datos del CJE, en el segundo semestre de 2021, las mujeres duplicaban en cantidad a los hombres (un 33,7% frente a un 17,8%). Sin embargo y a pesar de registrar ellas mayor formación educativa y profesional (casi el 41% trabaja y estudia a la vez), los índices de subocupación superaban los 5 puntos respecto de los de los varones. Con estos números, no es de extrañar que solo el 13,8% de las mujeres que abandonan la casa familiar puedan vivir solas.
Los datos son distintos para el grupo referencial masculino. Ellos prácticamente duplican el número de emancipaciones, siendo solo el 24% los que estudian mientras trabajan.
Los precios aumentan y los jóvenes españoles comparten piso
El aumento en los precios de las viviendas no es una novedad para ningún grupo de la población. Pero para los jóvenes españoles, afectados por las condiciones del primer empleo y la falta de ahorros, esos incrementos colocan el sueño de independencia cuesta arriba. Si bien subió también el piso del salario mínimo y aumentó levemente el empleo, la brecha entre los altos precios de la oferta de vivienda y la poca renta disponible de quienes la demandan es muy alta. Un joven debe hoy dedicar 3,8 veces su sueldo neto íntegro para poder pagar la entrada de una hipoteca media en España, que promedia los 170.000 euros.
Frente a este panorama, la segunda opción es el alquiler, pero la subida de los precios también presenta un difícil panorama a los jóvenes españoles. Según el CJE, el precio medio en 2021 ascendía a 848 euros mensuales, pero el sueldo de los menores de 30 habilitaba a invertir solo 320 euros para no sobre-endeudarse. En otras palabras, los altos precios de la vivienda implican que un joven deba destinar el 79,2% de su sueldo al alquiler si vive solo. De allí que haya crecido el interés en los pisos compartidos.
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