Las Sociedades de Inversión de Capital Variable han cumplido más de 30 años en nuestro país, consolidándose como vehículo de inversión para grandes fortunas. Centradas en fondos de inversión (fijos o variables), las SOCIMI tributan únicamente un 1% de Impuestos de Sociedades mientras que las empresas soportan un 28% tras la última reforma fiscal.

Un motivo que ha llevado al uso recurrente de este tipo de sociedades por parte de las grandes fortunas, como alternativa a llevarse fuera su patrimonio. La CNMV calcula que hoy pueden existir cerca de 3.228 socimi. Además de una baja tributación, las socimi destacan por otras ventajas. Las reducciones de capital no están penalizadas, pudiendo sacar dinero del fondo siempre que no se supere la aportación inicial.

Al cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil la compraventa de acciones es flexible, pudiendo aumentar o disminuir el capital inicial hasta en 10 veces su valor. Y a diferencia de los fondos de inversión convencionales permiten un elevado control, evitando las fluctuaciones del mercado. Entre los inconvenientes del uso de socimi está la gran cantidad de socios que se necesitan. Un mínimo de 100 para su constitución y un capital a partir de 2,8 millones de euros o más.

Aunque el capital invertido tiene una baja tributación, las plusvalías soportan un gravamen del 21%. Una carga proporcional a su rendimiento. Existen también unas importantes medidas de control marcadas por una directiva comunitaria, como el envío de información fiscal a la autoridad competente. Sin olvidar que la sociedad no puede trasladar su actividad a ningún otro país.

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