Desde el acueducto de Segovia, a la catedral de Sevilla. Pasando por las obras de arte de Gaudí en Barcelona y los rascacielos madrileños, entre otros tantos lugares. Nuestro país goza de un patrimonio arquitectónico espectacular. Por ello, en este post queremos honrar las mejores obras arquitectónicas de España.
En este artículo encontrarás:
Torres Blancas (1964-1968)
Es considerado por muchos como uno de las mejores obras arquitectónicas y el símbolo de la arquitectura española del siglo XX. Edificio de viviendas inspirado por Le Corbusier y la torre Price de Frank Lloyd Wright. Un rascacielos que parece crecer orgánicamente, como un árbol de cemento. Fue creado por Francisco Javier Sáenz de Oiza. Se ubica en la calle Corazón de María 2, Madrid.
Torres Blancas fue un experimento propiciado por un cliente, Juan Huarte (propietario de la constructora del mismo nombre, Huarte), que se significó en los años 1960 por su apoyo a la vanguardia española, construyendo algunos de los mejores edificios de España en los años 1960 y 1970. Corresponde a la llamada etapa orgánica de la arquitectura madrileña con marcada tendencia neoexpresionista y sugerencias surrealistas, todo ello sumado a su carácter experimental.
Torres Blancas llevó la imagen de Oíza al panorama internacional a través de su difusión en las publicaciones periódicas especializadas de la época entre 1960 y 1980, convirtiéndolo en uno de los arquitectos españoles con mayor presencia en el extranjero.
Dispensario Antituberculoso de Barcelona (1934-1938)
Este edificio se encuentra en el número 10 de Pge. Sant Bernat en Barcelona. Obra conjunta de Sert, Subirana y Torres Clavé, los miembros más significativos del GATCPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Catalanes para el Progreso de las Artes Constructivas), que siguen un modelo de construcción higiénica y soleada, racional y funcional. Un hito de la arquitectura moderna en España.
En 1934 el Departamento de Sanidad y Asistencia Social de la Generalidad de Cataluña encargó un proyecto de dispensario central antituberculoso, dentro de la política de socialización hospitalaria del gobierno republicano. El edificio se terminó durante la Guerra Civil española, entre 1936 y 1938 (la fecha varía según las fuentes).
En 1982 el Departamento de Salud de la Generalidad encargó a los arquitectos Mario Luis Corea, Edgardo Mannino, Raimon Torres y Francisco Gallardo la rehabilitación del recinto. Posteriormente, en 1990, el Instituto Catalán de la Salud encargó un nuevo proyecto a Corea, Mannino y Francisco Gallardo, para transformar el conjunto en un Centro de Atención Primaria. Las obras se ejecutaron entre 1992 y 1994. En la actualidad el edificio acoge el Centro de Atención Primaria Dr. Lluís Sayé.
Gimnasio del colegio Maravillas (1960-1962)
Alejandro de la Sota sigue capturando la imaginación de los arquitectos españoles contemporáneos, que ven en su obra, y en especial en su proyecto de gimnasio para el colegio Maravillas, una apasionante mezcla de abstracción, creatividad técnica y sensibilidad. Sin pretensiones, y ajustándose a un presupuesto modesto, creó una obra maestra del movimiento moderno.
Se trató de un encargo bastante complicado, que consistía en realizar una ampliación del Colegio existente sobre una parcela irregular y debiendo salvar un desnivel de 12 metros entre las calles Guadalquivir y Joaquín Costa, con un programa que constaba de gimnasio, pista de hockey sobre patines, con graderío, vestuarios, duchas, cabinas para los monitores, tres aulas polifuncionales, auditorio, sala de conferencias y patio de recreo. El autor lo sabe resolver no sólo de una manera funcionalmente brillante sino también logrando marcar un hito en la arquitectura madrileña del momento. Se ubica en el número 21 de la calle Joaquín Costa, en Madrid.
Edificio Capitol (1931-1933)
Sobre un solar en chaflán hacia la plaza del Callao, Luis Martínez-Feduchi y Vicente Eced levantaron un inmueble inspirado en el racionalismo de los rascacielos neoyorquinos y el expresionismo alemán. Un soplo de vanguardia sobre Madrid. Proa de un potente buque racionalista abriéndose paso en la marea humana de la Gran Vía es otra de las mejores obras arquitectónicas españolas.
Es uno de los más conocidos del tercer tramo de la calle Gran Vía madrileña. Está situado en la esquina de esta calle con la de Jacometrezo, en la plaza del Callao. Su perfil se ha venido empleando como icono de la calle en las celebraciones del centenario de la Gran Vía. El edificio fue ideado como un espacio multiuso, en el instante que se construyó el edificio contenía oficinas, cafeterías y el Cine Capitol.
A comienzos del siglo xxi el edificio acoge el cine, una tienda de ropa y un hotel. El estilo de su fachada corresponde a una arquitectura expresionista con claras influencias mendelsohnianas. En abril de 2018 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno de la Comunidad de Madrid tanto por su estilo arquitectónico como por su carácter icónico en la Gran Vía.
Hipódromo de la Zarzuela
Frente a la solidez que transmite la base de las tribunas, arcos de medio punto que parecen anclados al suelo, la levedad de la marquesina, bóvedas laminares de hormigón que parecen volar sobre las gradas, con un ritmo marcado por las vigas que las soportan y que evoca el galope de los caballos. Su reciente restauración, a cargo del estudio Junquera, ha merecido el primer Premio 2012 del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM).
Es un hipódromo de propiedad pública estatal situado en las afueras de la ciudad de Madrid (España). Se encuentra enclavado en el monte de la Zarzuela, a la altura del kilómetro 7,8 de la Autovía del Noroeste (A-6). Diseñado por los arquitectos Carlos Arniches Moltó y Martín Domínguez con la colaboración del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Eduardo Torroja. Sus tribunas fueron catalogadas como Monumento Histórico Artístico en el año 19801 y está participada en propiedad por la SEPI.
Una pequeña reconstrucción histórica
La construcción del Hipódromo de la Zarzuela comenzó en 1931 sobre unos terrenos propiedad del Patrimonio Nacional tras la expropiación del anterior Hipódromo de la Castellana para poder construir los Nuevos Ministerios. Entre los años 50 y 70 el hipódromo vivió una época de esplendor, con un gran aumento del número de carreras. En 1952 se instauró un calendario clásico a semejanza con otros de Europa o, a principios de los 60 se inauguraron nuevas pistas de entrenamiento y se terminaron las instalaciones para los jockeys y la enfermaría.
Tras dos concursos de concesión convocados por Patrimonio Nacional, en 2001 no se logra adjudicar el hipódromo a ningún grupo privado. Finalmente, el 30 de septiembre de 2003, Patrimonio Nacional e Hipódromo de La Zarzuela, S. A. firmaron un acuerdo que da cobertura a la explotación integral de la finca en una primera fase durante 25 años, hasta 2028. No por nada es considerada una de las mejores obras arquitectónicas del país.
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