En un momento de máxima inestabilidad económica y política, las grandes fortunas prefieren la seguridad para salvaguardar su patrimonio. ¿Dónde? A través de sicavs e inversiones inmobiliarias.
La geopolítica internacional, con el posible Brexit y la economía china como protagonistas, y los tipos de interés negativos, con las miradas en la deuda pública, complican la situación para pequeños y grandes patrimonios.
Invertir con una óptima rentabilidad se ha convertido en una práctica de riesgo, obligando a pequeñas y grandes fortunas a repensar sus apuestas. Una jugada donde los activos extranjeros y los vehículos de inversión colectiva vuelven a estar en el punto de mira.
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Seguridad ante un mercado volátil
Un panorama global de desaceleración, la falta de acuerdo político o los tipos bajos impuestos por el BCE, la Reserva Federal o el Banco Central de Japón han marcado la agenda de las últimas semanas.
Ante esta situación de incertidumbre, las grandes fortunas han escogido protegerse . Y que mejor manera de hacerlo que con su particular vehículo de inversión: las sicavs.
Patrimonios como los de Alicia Koplowitz (Morinvest), la familia March (Torrenova), Sandra Ortega (Soandres), Juan Abelló (Arbarin) o la familia Del Pino (Allocation) prefieren evitar riesgos y protegerse su capital.
Lo hacen poniendo a cubierto sus fondos ante las escasas oportunidades del mercado. Es el caso, de la gran sicav española, Torrenova, que rescató recientemente más de 200 millones. Pero que esconde detrás la búsqueda de una mejor rentabilidad antes que una huída del mercado.
Sicavs e inversiones inmobiliarias
En el año 2016, son dos tipos de activos son lo que se llevan el gato al agua. La bolsa a nivel global y la inversión en el sector inmobiliario.
En mayo, el patrimonio gestionado a través de sicavs se elevó hasta los 34.439 millones de euros y el número de inversores alcanzó los 484.000 accionistas. Todo un hito en un vehículo de inversión colectiva que cada vez apuesta con más fuerza por los mercados internacionales, con casi un 60% de su capital fuera de nuestro país.
Al mismo tiempo, los principales fortunas no duda en mostrar sus preferencias por el sector inmobiliario a través de socimis. Activos en los que se invierte tanto dentro como fuera de España.
Basta con recordar a Amancio Ortega, que con Pontegadea lleva años comprando edificios en las principales avenidas de Europa, Norteamérica o el Lejano Oriente. Un producto perfecto, tanto por la participación colectiva como por su baja tributación, que atrae a un creciente número de inversores.
Una vez más, las inversiones inmobiliarias salen al encuentro del pequeño ahorrador y al rescate de las grandes fortunas.