La Barceloneta es fruto de la tradición marinera y de los nuevos proyectos de una ciudad ligada al Mediterráneo. Nuevos edificios y casas de marineros, un lujoso puerto y playas por las que se conoce a Barcelona en todo el mundo.
Al buscar la relación de Barcelona con el Mediterráneo es inevitable pensar en el popular barrio de la Barceloneta. Una zona deshabitado hasta casi la mitad del siglo XVIII, cuando los pescadores decidieron instalarse por su cercanía al mar.
El barrio aún conserva parte del encanto de entonces, con pequeñas calles y casas bajas que transmiten un ambiente calmado, marinero y familiar. Esos detalles convierten a la Barceloneta en una de las zonas con tanto encanto que ni el abundante turismo parece borrar.
Este barrio de pescadores también destaca por unas magníficas playas. Todas ellas accesibles, conocidas y rodeadas de locales en los que tomar algo o disfrutar de una cena junto al mar.
La playa de la Barceloneta, la de Somorrostro, la de Sant Sebastià y la de Sant Miquel atraen a visitantes de dentro y fuera de Barcelona, junto a una ciudad que mira al mar.
Por su recordado pasado, su destacable presente y su prometedor futuro la Barceloneta atrae. Y quien la conoce, ¡Repite!
Símbolos del pasado de la Barceloneta
Junto a las estrechas calles y viviendas con cerca de 200 años de historia que caracterizan al barrio, la Barceloneta cuenta con construcciones representativas de su pasado.
La Torre del Reloj (Moll Pescadors, s/n) es una de las más antiguas, datando del año 1772. Aunque inicialmente fue faro y despacho de comandancia de marina, acabó perdiendo dicha función con la ampliación del puerto. Hoy conserva todo su simbolismo con el reloj que le da nombre y recordando a Pierre F. Mechain que dio origen al actual sistema métrico decimal. Un fragmento de la historia del Puerto.
El Palau de Mar (Pl. Pau Vila, 1) es otro edificio importante a orillas del puerto. Finalizado en 1900 y caracterizado por su arquitectura industrial del novecentismo ha evolucionado hasta acoger el flamante Museu d’Història de Catalunya.
Otra de las importantes torres de la zona es la Torre Sant Sebastià (Moll Nou, s/n) que data de 1931. Con 78 metros de altura, esta torre es la estación terminal del Teleférico aéreo de Barcelona que cruza el puerto, conecta con la Torre Jaime I y llega hasta la montaña de Montjuïc. Una para obligada para turistas y barceloneses.
La nueva arquitectura de la Barceloneta
Entre los nuevos edificios de la Barceloneta destaca el Hotel W (Pl. Rosa dels Vents, 1), conocido como Hotel Vela. Un edificio diseñado por el arquitecto español Ricardo Bofill cuyo proyecto alcanzaba una altura de 170 metros. Finalmente, y respetando la prevalencia de las dos torres de la Vila Olímpica, el proyecto rebajo las dimensiones hasta los 99 metros de altura y las 473 habitaciones de capacidad.
Otro de los edificios destacados es la Torre Marenostrum (C/ Pinzón, s/n) que acoge al grupo Gas Natural. Su diseño corresponde al genial arquitecto barcelonés Enric Miralles que con Benedetta Tagliabue recuperó un antiguo edificios de la compañía. Su renovació transformó y amplió la antigua estructura para convertirlo en icono de la arquitectura contemporánea barcelonesa.
El Mercado de la Barceloneta (Pl. de la Font, s/n) deja de un lado el cristal y las grandes alturas, para centrarse en la conservación de una magnífica estructura de hierro. Su autor original fue Antoni Rovira i Trias en 1884. Y su restaurador Josep Miàs Gifre que en 2007 recuperó la esencia para hacerla aún más funcional.
Retos de futuro
El nuevo proyecto de la Barceloneta es una auténtica marina de lujo que convertirá al Port Vell en un verdadero puerto de cinco estrellas. La nueva y emblemática marina quiere competir como puerto de amarre con los mejores del mundo.
Un proyecto parecido al de West Palm Beach de Florida pero en el mismo corazón del Mediterráneo. De esta manera, el puerto podría acoger hasta 150 embarcaciones de lujo. Naves que alcancen los 168 metros de eslora.
Ese es el proyecto de futuro que quiere convertir en eje económico al Port Vell. Una idea que llevará al Puerto de Barcelona al siglo XXI.
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