Los jóvenes de España, han tenido que bajar sus expectativas en cuanto a propiedades para adquirir, debido a el alza de precios del mercado inmobiliario. Su alternativa ha sido comenzar a vivir en bajos, que suelen ser espacios, oscuros, ruidosos y con poca intimidad.
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Vivir en bajos es más accesible para los jóvenes
La búsqueda de este tipo de lugares es cada vez más común en los adultos de menos de 35 años, esto se debe a que los precios suelen ser mucho más accesibles que otros lugares.
Los pisos de una habitación, en la actualidad, tienen un costo que supera la entrada monetaria y la capacidad de ahorro de los jóvenes, quienes después de mucho buscar, terminan bajando sus expectativas y optando por vivir en bajos.
Los bajos suelen tener una estructura minimalista, ya que son edificios que antes de ser edificios de vivienda, eran destinados al uso comercial. Ya son muchos los portales inmobiliarios que han notado el incremento en la búsqueda de este tipo de espacios, en especial en Madrid y Barcelona.
“Históricamente, ha habido mucha reticencia a vivir en un bajo y después del confinamiento todavía más, nuestros datos nos dicen que los jóvenes ahora buscan luz natural, otra cosa es que se vean obligados a tener que acceder a este tipo de viviendas porque los precios están disparados”, señala María Matos, directora de estudios y portavoz del portal inmobiliario Fotocasa.
Precios más accesibles
En comparación con los altos costos de las viviendas tradicionales, que en la actualidad, vivir en bajos resulta muy rentable.
Por lo general, los españoles pueden adquirir una vivienda por medio de las hipotecas, las cuales son cada vez menos accesibles, debido al endurecimiento de los requisitos bancarios. Los precios de venta de esas plantas cero oscilan entre los 130.000 y los 170.000 euros.
Durante los primeros meses del 2021, a la hora de comprar una vivienda, un joven (entre 16 y 30 años) tenía que destinar el 51,2% de su sueldo a la cuota hipotecaria mensual, a ese cálculo, debían añadirse las duras condiciones que exigen las entidades financieras para conceder el préstamo hipotecario.
De hecho, el pago obligatorio de la entrada inicial (el 20% del coste total de la vivienda) supondría 3,7 veces el salario medio anual de una persona de hasta 35 años.
Vivir en bajos es cada vez más común
Al hacer una búsqueda de casas de 50 metros cuadrados por menos de 200.000 euros en Madrid, el portal Idealista arroja un resultado de 1.612 casas, de ellas, 554 son bajos. Este tipo de inmuebles suelen tener una estética similar, paredes blancas y lisas y muebles de tonos claros. Suelen tener cocina y salón en una misma estancia.
Los residentes de estos lugares resaltan lo reducido de estos espacios, además de la poca privacidad y la facilidad con el que entra el sonido de la calle.
“Los jóvenes prefieren menos metros y reformados que escoger alguna planta más alta, pero con prestaciones de hace 40 años, eso es algo que está cambiando”, cuenta Jon Goitia, director de una empresa dedicada al cambio de uso de locales comerciales a vivienda en Madrid.
El alquiler es la opción más viable
Luego de la pandemia, los jóvenes que viven de alquiler han pasado de representar el 56% al 59%. Los jóvenes que se han propuesto a encontrar una casa, se han encontrado con la realidad de que los precios no se ajustan a su presupuesto.
Lo que más valoran a la hora de buscar vivienda es, en este orden, que el precio se ajuste a su presupuesto, que tenga el número de habitaciones que necesitan y que disponga de servicios cerca. Lo que menos tienen en cuenta: que tenga piscina, que en la zona haya buenos colegios o que disponga de trastero.
La falta de viviendas asequibles, está dando como resultado, esta popularidad de vivir en bajos, que tienen precios más bajos que viviendas con las mismas características.
El mayor número de operaciones cerradas en bajos con jóvenes se corresponde con alquileres, quienes prefieren optar por este tipo de inmuebles a seguir viviendo en casa de sus padres.
En el primer semestre de 2021, la proporción de jóvenes que residía en un “hogar independiente” se situó en el 14,9%, 2,4 puntos menos que en el mismo semestre de 2020 y el mínimo histórico desde finales de 1998, según el informe del Observatorio de Emancipación.
“Los bajos comerciales o semisótanos reconvertidos en viviendas de alquiler son el mayor ejemplo de la precariedad que tenemos los jóvenes para acceder a la vivienda. Son casas oscuras, ruidosas y con poca intimidad, pero estas son las únicas que nos podemos permitir hoy en día cuando el precio medio del alquiler en España está en los 856 euros de media”, indica Juan Enrique Gallo, responsable de comunicación del Consejo de la Juventud.
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