Invertir en inmuebles es una de las fórmulas de ahorro más apreciadas por los españoles. En un contexto de baja rentabilidad de los productos bancarios y máxima volatilidad bursátil, el patrimonio inmobiliario familiar es un valor seguro.
Los españoles están entre los ciudadanos de Europa con menor capacidad de ahorro. Y entre los que tienen mayor facilidad para endeudarse. Sin embargo, eso no quita que continúen siendo una de las nacionalidades que más confia en la compra de inmuebles.
La inversión inmobiliaria es el gran destino del ahorro en España. Especialmente la compra de viviendas. Hecho del que toma buena nota el último ‘Boletín de la CNMV. III Trimestre 2018‘ en su apartado sobre el ahorro y la inversión de los hogares españoles.
Según el organismo supervisor, el patrimonio inmobiliario de los españoles equivale al 400% del PIB. Mientras que la media europea no supera el 300%.
¿Qué se esconde tras esta confianza por invertir en inmuebles? Una rentabilidad que llega a superar el 20%, entre revalorización y rentas del alquiler.
Todo ello en un momento en que el ahorro de las familias sigue en caída libre. Por el encarecimiento de los gastos en consumo y el estancamiento de los salarios. Según destacan las ‘Cuentas Trimestrales del 2º Trimestre‘, elaboradas por el INE.
Riqueza financiera y patrimonio inmobiliario en España
La caída de los tipos de interés y la guerra por el crédito bancario, sumadas a una formación financiera más bien escasa, han situado a las inversiones inmobiliarias como la mejor opción de inversión. Tanto para pequeños inversores como para ahorradores.
Los ciudadanos españoles destacan, frente al conjunto de los europeos, por su poca capacidad de ahorro y alto de endeudamiento. Dos aspectos que, para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), marcan las decisiones financieras de los hogares españoles.
Según la CNMV, en España se ha combinado un elevado nivel de endeudamiento cercano al 100% de la renta con unos salarios por debajo de la media europea. Aunque la capacidad de endeudarse ha mejorado respecto a los primeros años de la crisis (135% aproximadamente), la dificultades para invertir siguen siendo grandes.
Un hecho que acaba materializándose en la apuesta por la inversión inmobiliaria. Una fórmula segura frente a un panorama marcado por “la falta de otras oportunidades económicas con valor añadido, la situación de los mercados financieros y la escasa movilidad geográfica de los profesionales“.
Saldo en activos financieros de España y Europa
El patrimonio inmobiliario de los hogares españoles es, por termino medio, bastante superior al de los demás países de la zona euro.
Llevado a términos económicos, la riqueza inmobiliaria de las familias españolas equivale al 400% del Producto Interior Bruto (PIB). Mientras que en escala europea, dicha riqueza en inmuebles no supera el 300% del PIB.
A este patrimonio inmobiliario cabe sumarle la rentabilidad media de la vivienda que el Banco de España sitúa en torno al 20%. Entre incrementos de valor y rentas obtenidas a partir de los inmuebles.
En ese sentido, la CNMV detecta que la economía española tiene su gran motor en la demanda interna. Especialmente a partir de actividades relacionadas con la construcción y comercialización de propiedades. Generando todo ello un mercado que constantemente se revaloriza. Aunque, según el criterio de este organismo, convendría lograr un equilibrio entre las inversiones enfocadas a la vivienda y la compra de activos financieros.
Evolución del ahorro en los hogares españoles
Este análisis de los hábitos de inversión en hogares españoles coincide con un importante desplome de la tasa de ahorro familiar.
Según el INE, los niveles de ahorro respecto a la renta disponible han sido negativos en 3 de los últimos 5 trimestres. De hecho,entre enero y marzo de 2018 se logró una tasa de ahorro similar a la de los tres primeros meses de 2017. Mínimo histórico desde 1999. ¿A qué se debe dicha caída?
Aunque las familias han incrementado su renta disponible un 3,9% durante el primer trimestre de 2018 (168.445 millones de euros), el gasto en consumo también ha aumentado un 3,9% (175.101 millones). Dando como resultado una tasa de ahorro negativa y dejando casi sin margen a los hogares.
Frente a la tasa de ahorro del 5,8% (2008), en dos años España logró alcanzar un 13,4% (2010). Para situarse entres el 7,7% (2016) y el 6% (2017). Dos años en que la salida de la crisis animaba a gastar, tras años con el ahorro estabilizado.
¿Qué cabe esperar? Según los expertos del Banco de España, “se espera que en los próximos ejercicios la tasa del ahorro vuelva remontar hasta situarse en torno al 8% o el 9% en el año 2020“. A medida que se modere el consumo y vuelva el interés por ahorrar.