Frente a barrios con patrimonio románico, barroco o gótico, la arquitectura histórica del Poblenou es obrera e industrial. Un barrio con carácter y sin fronteras arquitectónicas.

Conocido como el Manchester catalán, y situado entre la Vila Olímpica y Diagonal Mar-Front Marítim, la fuerza del Poblenou reside en un paisaje de antiguas fábricas con chimeneas y nuevos espacios que acogen talleres.

Viejos edificios de obra vista que resisten frente a grandes rascacielos de acero. Talleres de artistas situados a pocas calles de turísticas playas.

Todo es posible en un barrio de ADN obrero y carácter popular que se renueva entre el tradiacional paisaje de chimeneas, naves y casas bajas.

¡Descubramos ese nuevo entorno del Poblenou!

De la industria a los nuevos negocios

En pleno siglo XIX, el Poblenou vivió su época dorada al acoger la mayor concentración industrial de toda España. De ahí viene que se le llamase el Manchester catalán.

Tras la desindustrialización de los años 1960, la edificación de la Vila Olímpica para los JJOO de 1992 y la prolongación de la Avenida Diagonal con motivo del Forum 2004, Barcelona reservó para este barrio un ambicioso plan de reurbanización.

Fue entonces cuando nació el 22@Barcelona, todo un Distrito de la Innovación. Un proyecto que transformó 200 hectáreas abandonadas en un hub tecnológico junto a Barcelona Activa, la incubadora de empresas.

Desde el año 2000, 4.500 empresas se han instalado en el distrito. Mientras un 47% de esas compañías son start ups, el 27% trabajan en la economía del conocimiento. Entre ellas existen diversos ejemplos de éxito empresarial como el de Scytl, la empresa tecnológica más innovadora de Europa en 2015.

Fábricas del conocimiento

Durante décadas, el Poblenou acogió a fábricas de diversa tipología. Este antiguo paisaje obrero ha dado lugar a otros usos, muchas veces educativos y culturales.

Uno de los mejores ejemplos es la fábrica metalúrgica de Can Girona que mantiene aún su chimenea y diversos espacios, albergando parte del Archivo del Poblenou. Mientras que Can Saladrigas (C/ Joncar, 25) ha pasado a tener una doble función de biblioteca y Centro de Imaginería Festiva, o la antigua fábrica Oliva Artés (C/ Espronceda, 142-146) es un gran espacio museístico.

La fábrica téxtil de Ca l’Aranyó (C/ Bolivia, 82) acoge hoy el Campus de Comunicación de la UPF, Can Felipa es un centro cívico con proyectos culturales y pluridisciplinares, y Can Framis (C/ Roc Boronat, 116-126) la Fundació Vila Casas.

La próxima en sumarse será Can Ricart en 2017. La fábrica más antigua de todo el barrio se unirá a Can Jaumandreu (C/ Perú, 52) para dar forma al futuro Parque de las Humanidades y las Ciencias Sociales que la UB quiere llevar al Poblenou.

Más de 30 fábricas repartidas por todo un barrio preservan su pasado, como antiguos templos de estilo neoclásico o modernista pero con nueva función.

Espacio de artistas y creadores

El Poblenou acoge actualmente más de cien talleres de creación y estudios de artistas. Los creadores que encuentran en este barrio la única zona barcelonesa con edificios al estilo de los lofts neoyorquinos.

Aquí se dan cita artistas en múltiples disciplinas que buscan su lugar entre antiguas naves y fábricas donde el espacio y la luz llega a cada rincón.

Al mismo tiempo, diversas iniciativas efímeras también participan de la regeneración de viejos edificios industriales. Son propuestas vinculadas al comercio y al arte que nacen, atraen al público y acaban por morir. Aunque tras su gran éxito repiten periódicamente.

Es el caso del Palo Alto Market. Todo un paradigma de como reviven espacios patrimoniales y se adaptan a los nuevos tiempos. Este mercado creativo se celebra mensualmente en un antiguo complejo industrial de finales del siglo XIX.

La zona acoge actualmente diversos talleres y estudios y talleres que trabajan en el ámbito de la creación, y conviven con esta original propuesta.

Lugar de encanto turístico

Tras casi tres décadas de la gran transformación urbanística de Barcelona, el Poblenou se ha convertido en uno de los destinos con mayor atractivo turístico. La dificultad está en encajar el turismo con la vida de los vecinos. Situado junto al mar y con un encanto ‘de barrio’, el Poblenou no quiere perder un orgullo que perdura generación tras generación.

En su centro histórico, la zona conserva la misma fisonomía de hace un siglo. El diseño del barrio sigue teniendo en la Rambla del Poblenou a su eje fundamental. Un paseo que entre fábricas y sabor popular llega hasta la misma orilla del mar.

Mientras, la Avenida Diagonal o la calle Pere IV son dos de las calles que dibujan la nueva manera de moverse por el Poblenou.

Esta última vía, la calle Pere IV, discurre en paralelo a la trama que Cerdà creó para el Eixample y es uno de los ejes principales del barrio. Una larguísima avenida con 44 edificios patrimoniales de la que se renovarán 3,1 km, una tercera parte de su trazado.

En definitiva, el desarrollo y la modernización del Poblenou empieza y acaba en un mismo lugar: su pasado industrial.

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