Botellas, latas y neumáticos usados se transforman en las bases de edificios sostenibles en distintas partes del mundo. Cómo es el proceso de construcción de escuelas verdes y de qué forma ayudan al medio ambiente.
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La primera se hizo en Uruguay, la segunda en Argentina, la tercera en Chile y hay otra en proceso en Colombia. Las escuelas fabricadas a base de residuos se extienden por América Latina, aunque es muy posible que los planes también lleguen a Europa en poco tiempo. Específicamente a España, según adelantaron sus impulsores.
Hechos a base de botellas, latas y neumáticos utilizados, estos edificios sostenibles no solo se destacan por reciclar basura, sino también por ser autosuficientes. Esto quiere decir que se autoabastecen de luz, agua y gas gracias a sistemas de energías renovables. Además, se levantan en tiempo récord: la construcción demanda solo 45 días.
Las escuelas también incluyen una huerta interna y otra externa de productos orgánicos, una red de paneles solares para proporcionar energía eléctrica y un sistema para reutilizar agua de lluvia. A su vez, su método de fabricación permite que la temperatura se mantenga todo el año entre los 18° y los 25°.
El novedoso proyecto forma parte de una iniciativa de la organización uruguaya Tagma, que en 2016 hizo la primera escuela pública sostenible del continente en Jaureguiberry, distrito de Canelones, Uruguay. La de Argentina se levantó en la provincia de Buenos Aires en 2018 y la de Chile a pocos kilómetros de Valparaíso en el 2020.
Voluntarios de distintas partes del mundo participan en la construcción de estos edificios sostenibles, además de los propios vecinos de las ciudades elegidas. En un principio lo hicieron bajo el liderazgo del arquitecto estadounidense Michael Reynolds, desarrollador de este tipo de método denominado earthship.
Cómo nació el proyecto de escuelas sostenibles
El proyecto conocido como “Una escuela sustentable” comenzó a gestarse “con cinco amigos y un sueño”, según cuentan sus propios impulsores. “No teníamos experiencia, ni organización ni financiamiento”, recuerdan en su página web. Sin embargo, cuatro años más tarde lograron construir la primera escuela sostenible de toda América Latina.
Todo empezó luego de que el grupo se topara con el documental El guerrero de la basura, que cuenta la historia de Reynolds y su proyecto. A los amigos no solo los sedujo la forma de construcción del norteamericano, sino que además comenzaron a pensar qué pasaría si un niño creciera y se educara en un ambiente de esas características.
“Nos tomó casi cinco años pasar del impulso de quererlo a la acción de lograrlo: construir la primera escuela sostenible de Uruguay”, cuentan al presentar la iniciativa, que actualmente va por la cuarta construcción sostenible.
Fue en 2016 cuando los impulsores del proyecto concretaron este sueño. Le compraron los planos a Reynolds, quien los asesoró durante todo del desarrollo, y salieron en busca de financiamiento público y privado. Luego, adquirieron los permisos con las autoridades locales y el terreno para construir en Jaureguiberry, un pueblo donde viven 500 personas, a 80 kilómetros de Montevideo.
Michael Reynolds y Earthship Biotecture
Earthship Biotecture es la empresa creada por el reconocido arquitecto Michael Reynolds, a través de la cual hace casi medio siglo se dedica a la construcción de viviendas autosostenibles.
Sus construcciones se encuentran en lugares tan diversos como España, Holanda, Francia, Canadá, Sierra Leona, Australia, Escocia, Bélgica, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Argentina, México y otros países.
En los años setenta, Reynolds notaba que la arquitectura había abandonado al hombre, pero creía que los hogares y edificios debían responder a las necesidades del ser humano.
En respuesta a esto, fundó su propia comunidad en el desierto de Taos, en Nuevo México, y comenzó a proyectar un método constructivo que le permitiera a las personas ser más independientes gracias a una relación armoniosa e inteligente con la naturaleza.
Los conocimientos de este arquitecto y su equipo permiten concretar la aspiración de vivir en una mayor armonía con el entorno, en espacios en donde se aprovechen y reutilicen desechos que hoy representan un desafío para el ecosistema, sin renunciar al confort y mejorando la calidad de vida.
Lo costoso que resulta vivir en la actualidad y el daño que casi dos siglos de consumo inmensurable ha provocado en el medio ambiente hacen que la filosofía de Reynolds y sus prácticas pioneras sean un camino natural impostergable.
Su técnica está basada en seis principios de sostenibilidad: la captación de aguas, el tratamiento de aguas grises y negras, la producción de alimentos, la producción de energías renovables, acondicionamiento pasivo del edificio y la inclusión de materiales reciclables.
Conciencia de los materiales para edificios sostenibles
Los principales materiales que se utilizan actualmente en las estructuras de los edificios tienen muchos factores que justifican un replanteamiento, según aseguran desde Earthship Biotecture. Algunos de ellos son los siguientes:
- Se utiliza demasiada madera. Aunque es una fuente renovable, los árboles necesitan tiempo para crecer. La madera es débil, se pudre, se quema y se moldea.
- Muchos materiales se fabrican en áreas centralizadas y deben enviarse muy lejos. Esto da como resultado una huella de carbono mucho mayor. El envío de materiales para largas distancias no es sostenible y utiliza cantidades excesivas de energía.
- La mayoría de los materiales requieren habilidades específicas para usarlos. Esto los deja fuera del alcance de personas no calificadas para su uso.
- Existe una enorme energía involucrada en la fabricación de materiales y, en consecuencia, niveles de contaminación inaceptables.
- Los materiales manufacturados tienden a dictar la naturaleza de la vivienda. El desempeño del edificio debe dictar la naturaleza de los materiales de construcción.
Paredes hechas con neumáticos
El principal componente estructural de estas escuelas son los neumáticos de automóvil reciclados llenos de tierra compactada. “Este ladrillo y los muros de carga resultantes que forma son prácticamente indestructibles”, aseguran.
El neumático se utiliza tal como se encuentra, sin ninguna modificación. El proceso de llenado se logra con un simple trabajo humano. Además, se puede hacer con cualquier tipo de tierra disponible en el sitio de construcción.
“El impacto del uso a gran escala de esta idea resultaría en el agotamiento de las montañas gigantes de neumáticos que se han convertido en un problema grave en muchas ciudades”, resaltan desde Earthship.
Por otro lado, hay pocos materiales que proporcionen una masa mejor y más densa para almacenar la temperatura que la tierra apisonada. También hay muy pocos materiales con la capacidad de carga estructural y las cualidades homogéneas de una pared de neumáticos.
El diámetro de los neumáticos establece el grosor de las paredes del edificio. Esta cantidad de masa densa que rodea cada habitación proporciona una batería térmica que ayuda a mantener el edificio cómodo sin combustibles fósiles.
Otra característica a favor de los neumáticos es su durabilidad. Lo único que deteriora los neumáticos de goma es la luz solar o el fuego. Pero dado que están llenos de tierra y finalmente cubiertos también con tierra y concreto enlucido, nunca ven la luz del sol.
“Las mismas cualidades de los neumáticos que los convierten en un problema para la sociedad (el hecho de que no desaparecerán) los convierten en un material de construcción duradero ideal. La tierra y los neumáticos, en virtud de su propia naturaleza, durarán para siempre”, subrayan.
¿Qué piensas sobre los edificios sostenibles? ¿Conocías estas escuelas hechas de residuos? Déjanos tu comentario, en Oi Real Estate nos interesa conocer tu opinión.