Si el paso de los años hace que nuestras pequeñas necesidades cambien, ¿cómo no lo va a hacer vivir en pareja? Pasar de vivir solo a buscar una vivienda familiar obliga a tener en cuenta algunas cuestiones básicas.

Primeros años

Los primeros años frente al mercado inmobiliario permiten afrontar el acceso a la vivienda de una manera flexible. Compartir un piso, alquilar un estudio o mudarse fuera de la ciudad natal son algunas de las concesiones que los millennials han acabado haciendo cuando lo más importante era emanciparse.

Sin embargo, la situación cambian cuando la vivienda acaba siendo cosa de dos o más. No solo por la necesidad de espacio. Acceder a buenos servicios, disponer de buenas comunicaciones y ofrecer mayor seguridad son nuevos requerimientos.

Una vivienda familiar, obliga no solo a tener en cuenta las necesidades de hoy sino también las posibilidades de mañana. Por ello es fundamental seguir unos consejos básicos antes de tomar la decisión final de compra.

Cuestión de precio y distribución

A partir de 150.000 euros

El espacio extra de una vivienda familiar tiene un precio de salida que va ampliándose con los años. Las parejas jóvenes se mueven cerca de los 150.000 euros, según los responsables de Casaktua. Ponen atención, no solo al precio, sino también a la luz natural, seguridad del lugar, la comunicación y la disponibilidad de servicios.
Mientras que, con el paso de los años, su presupuesto medio asciende hasta los 200.000 euros y sus necesidades acaban siendo de espacio.

Mínimo de tres estancias

Teniendo en cuenta los requerimientos de una pareja de compradores de Madrid, el 45% de ellas opta por inmuebles de tres habitaciones. Mientras que un 37% prefiere viviendas con 2 dormitorios y un 6% busca un mínimo de 4 habitaciones.
Aunque estas estadísticas, elaboradas por Tecnocasa, no reflejan una decisión que en ocasiones lleva a viviendas con más habitaciones cuando el presupuesto lo permite.

Extras ‘imprescindibles’

Prácticamente ninguna familia renuncia a la comodidad de disponer de una plaza de garaje privada. Más aún cuando la media se sitúa entre uno y dos vehículos.
El ascensor es otro elemento ‘básico’. Resulta fundamental especialmente con niños pequeños. Aunque a ambos se les puede sumar un buen trastero que permita jugar con el espacio útil de la vivienda.

Altura de la vivienda

La mayoría de residentes escoge vivir en un edificio, seguido por la casa adosada como segunda mejor opción.
Ello influye en los pisos de mayor altura, normalmente más luminosos en viviendas familiares céntricas como las escogidas por parejas jóvenes.

Location, location, location

Buena comunicación

La conciliación entre familia y trabajo depende en gran medida del tamaño de la ciudad escogida. En grandes capitales es importante disponer de una buena red de transporte público, mientras que en pequeñas ciudades este condición pierde importancia.
Del mismo modo que también importa la accesibilidad a través de autovías y grandes avenidas para el uso del vehículo privado.

Centros educativos

Disponer de buenas guarderías, colegios de prestigio o institutos en los alrededores es factor que influye en la predilección por una zona concreta. Ahorrar tiempo en llevar a los más jóvenes a clase supone una comodidad.
Por ello este es un factor determinante del valor de la vivienda, junto a otros servicios próximos al lugar de residencia.

Vivienda usada

Existe una clara tendencia a comprar viviendas de segunda mano. Si la decisión es vivir en el centro urbano, estos inmuebles son los más abundantes. Sin olvidar que los pisos céntricos de obra nueva suben considerablemente de precio.
También hay que tener en cuenta que una compraventa de vivienda usada tiene una menor carga tributaria, frente a un inmueble a estrenar.

Extras en la vivienda familiar

Zonas comunitarias

Disfrutar de una vivienda también es hacerlo de los espacios comunes. En propiedades de obra nueva, contar con una zona ajardinada y un área de juegos es cada vez más común.
Aunque el gimnasio, la piscina, unas pistas deportivas o un club social son cada vez más comunes. Se trata de elementos con un valor añadido, pero también un gasto extra en mantenimiento.

Barrio tranquilo

Un aspecto a valorar es la seguridad que aporta la zona residencial. Permitir salir a jugar a los niños con total tranquilidad, o pasear sin preocupaciones por disponer de vigilancia, es importante.
Del mismo modo, se valora disponer de buenos comercios y equipamientos médicos en los alrededores.

Proximidad familiar

Trasladarse a una vivienda familiar no es aislarse del mundo, y menos de la familia. La zona del inmueble debe estar próxima o excelentemente comunicada con los familiares más próximos (padres, abuelos,..).
El recurso más útil en un momento en que se necesita ayuda en casa, o ir a recoger a los niños al colegio. O la manera más fácil de reunirse todos juntos.

¿Quieres encontrar tu futura vivienda? ¡Déjanos ayudarte a dar con ella! Y si te ha interesado el tema y quieres seguir conociendo mucho más sobre el mundo inmobiliario, te recomendamos leer el siguiente artículo de Oi Real Estate:

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