Se trata de Camp del Ferro, que recibió el certificado Leed Gold. De qué forma fue diseñado, por qué es sostenible y cómo logra tener un consumo energético tan bajo.
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El flamante polideportivo de Barcelona Camp del Ferro es un ejemplo de arquitectura sostenible integrada en el entorno. Esto es gracias a su particular diseño, pensado especialmente para presentar un consumo energético casi nulo y respetar los criterios ambientales más elevados.
Gracias a estas características, la edificación ubicada en vía Pare Manyanet, en el barrio de la Sagrera, logró obtener la certificación LEED Gold. El título premia las construcciones que mantienen un compromiso con el planeta mediante la eficiencia de energía y el bajo impacto contaminante.
Certificación LEED Gold
LEED es un sistema de certificación de edificios sostenibles creado por el Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos (USGBC) en 1993. El término es el acrónimo en inglés de Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental.
Basado en estándares científicos, el sello premia el uso de estrategias sostenibles en todos los procesos de construcción; desde la adecuación de la parcela donde se ubica, hasta la eficiencia del uso del agua y energía y la selección de materiales.
Actualmente existen más de 14.000 construcciones en todo el mundo con certificación LEED, denominadas “edificios verdes“.
Entre ellas, hay viviendas, oficinas, supermercados, restaurantes y otras edificaciones. Un ejemplo es el Parte de la Innovación y Transferencia de Tecnología, conocido como PIT 2, del Instituto Tecnológico de Monterrey en el Campus Chihuahua.
En el caso del Camp del Ferro, se ha recibido en la categoría más alta, llamada Leed Gold.
Criterios de la certificación LEED
En total, esta certificación evalúa los edificios según 6 criterios:
- Sostenibilidad en los materiales y recursos de construcción.
- Eficiencia y aprovechamiento del agua, tanto durante su construcción como cuando se encuentra en uso.
- Eficiencia energética desde la construcción.
- Materiales y recursos respetuosos con el medio ambiente.
- Calidad del ambiente interior que permita la óptima habitabilidad sin tener que recurrir a más energía que la necesaria para calentarlo o enfriarlo.
- Innovación en el proceso de diseño, dando protagonismo a todos los recursos ecoeficientes.
Edificio pasivo
El diseño y la construcción del complejo deportivo del barrio de La Sagrera se realizó siguiendo los criterios de la arquitectura pasiva. Esta tiene en cuenta las condiciones climáticas del emplazamiento, con el objetivo de conseguir el mínimo consumo energético.
La orientación del edificio permite aprovechar al máximo la luz natural y la radiación solar. Además, se soterró parte del equipamiento, tanto para reducir el impacto visual en el entorno como para mejorar el aislamiento térmico.
Estas medidas, sumadas a la protección solar de doble piel de la fachada, explican cómo la demanda energética del espacio ha logrado reducirse un 30,5 %.
Consumo energético racional
Para evitar el desaprovechamiento de energía, el polideportivo cuenta con una persona responsable de controlar que las instalaciones funcionen correctamente. Principalmente la calefacción y los sistemas de alumbrado, las cuales deben adecuarse y ajustarse al uso y los horarios del edificio.
Gracias a la tarea de este encargado, se evita, por ejemplo, la iluminación o calefacción de espacios desocupados o fuera del horario de las actividades.
Generación local de energía
Es cada vez más habitual que los equipamientos públicos dispongan de instalaciones de generación de energía renovable propias.
En este sentido, el Polideportivo Camp del Ferro incorporó dos instalaciones que cubren una buena parte de la demanda energética
Además, gracias a una instalación solar térmica con una superficie de captación de 117 m2, se puede llegar a cubrir el 70% de la demanda de agua caliente sanitaria del edificio.
Otras medidas de eficiencia energética
La energía generada por el propio edificio no es suficiente para cubrir toda su demanda eléctrica. Por este motivo, el resto de electricidad necesaria se obtiene de Barcelona Energía, el operador eléctrico metropolitano, que asegura que el 100% de la energía que suministra es de origen renovable.
Por otra parte, L’Agencia de Energía de Barcelona y el Distrito de Sant Andreu proporcionan un acompañamiento que garantiza el funcionamiento óptimo desde el punto de vista energético. También supervisan y evalúan el cumplimiento de los objetivos de consumo y producción energética anual.
Otras medidas ambientales
Además de las características mencionadas anteriormente, en el polideportivo también se implementa la recogida selectiva de residuos y su reducción al mínimo. Esto garantiza, por ejemplo, que todos los materiales utilizados para acontecimientos sean reutilizables.
A su vez, se promueve la movilidad sostenible con la incorporación de aparcamientos interiores para bicicletas, tanto para trabajadores y trabajadoras, como para personas usuarias y visitantes.
Diseño constructivo sostenible
El complejo deportivo alberga tres campos de juego en un área de más de 7.000 metros cuadrados.
Para reducir el impacto volumétrico, los diseñadores aprovecharon la posibilidad de enterrar parte de la estructura, colocando dos campos deportivos en las plantas inferiores.
El tercero ocupó la planta superior, mientras que la cubierta del segundo campo se convirtió también en un patio de acceso elevado respecto al nivel de la carretera. Esto ha permitido ganar espacio público urbano alrededor del edificio.
Un 25 % de este espacio es zona de vegetación, y el diseño ha posibilitado ensanchamiento de la acera y la creación de una plaza exterior en la zona de acceso.
El proyecto ha incluido también el uso de materiales constructivos locales que permiten la absorción acústica y evitan las emisiones de contaminantes o su transmitancia.
Construcción ecológica
De acuerdo a la Guía de Conceptos Básicos de Edificios verdes y LEED del USGBC, la sostenibilidad no es un tratamiento o un producto de una sola vez.
Por el contrario, la construcción ecológica es un proceso que se aplica a los edificios, los sitios, los interiores, las operaciones y las comunidades donde se ubican.
“El proceso de construcción ecológica fluye a través de todo el ciclo de vida de un proyecto, comenzando por el nacimiento de la idea y continuando sin interrupción hasta que alcanza el final de su vida útil y sus partes se reciclan o reutilizan”, explica el organismo.
De este modo, esta forma de edificar busca soluciones que representen un equilibrio dinámico y saludable entre los beneficios ambientales, sociales y económicos.
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