2016 será un año de récord en ocupación e inversión hotelera. Hecho que confirmará el acierto de aquellos que se decidieron a comprar un hotel y apostaron por rentabilidad del turismo.
¿Es una buena inversión invertir en un hotel?
España será uno de los países con mayor capacidad para el desarrollo de inversiones hoteleras. El desarrollo de REITS, que en nuestro país se equipara a las socimis (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria), está destinado a ser uno de los vehículos inversores con más proyección entre los destinos turísticos. Y España ocupa una posición privilegiada.
Las perspectivas económicas que reflejan la recuperación del consumo en Europa y la inestabilidad de los países del norte de África, abren una nueva época dorada del turismo español. Es así como nuestro sector hotelero ha encontrado su mejor momento y ya piensa incluso en saltar al Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
Las nuevas socimis hoteleras tendrán un efecto sobre todo tipo de destinos. Y aunque Barcelona y Madrid seguirán siendo destinos privilegiados, el segmento vacacional y el resto de ciudades también se beneficiaran de la inversión en hoteles.
Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del informe ‘Gestión de activos hoteleros 2016‘ de Magma Hospitality Consulting, donde también se refleja la evolución de los modelos de gestión hotelera. Desde los tradicionales activos en propiedad (33,85% del total) y los contratos de alquiler (30,77%), a las nuevas fórmulas de management hotelero (21,54%) y de franquicias (13,85%) impulsadas por inversores.
Hoy, hoteles y apartamentos turísticos están evolucionando hacia un nuevo modelo.
Aunque una cosa no cambiará: ¡El turismo tiene futuro!
Previsiones de inversión hotelera
En la previsión turística para 2016, la recuperación del consumo y la inestabilidad en el sur del Mediterráneo hacen que comprar un hotel en España sea hoy una de las mejores inversiones posibles.
A la vorágine por la compra de establecimientos urbanos le surge competencia: los hoteles vacacionales. Barcelona y Madrid siguen consolidadas como destinos turísticos, mientras que ciudades medianas como San Sebastián o Málaga ganan terreno entre los inversores con hoteles de categoría.
Las dos grandes capitales son hoy destino para hoteles de lujo de las principales cadenas. Mientras que en el resto de ciudades, el inversor compra un hotel de 4 o 5 estrellas, lo actualiza y lo sube de categoría.
Tampoco se queda atrás el turismo en entornos naturales. Viajeros que buscan en el mar o la montaña lugares no tan conocidos pero igualmente bien equipados. A destinos como la costa del Garraf o la Costa Brava les surge nueva competencia por todo el arco mediterráneo, sobre todo en la Costa Dorada, la Costa del Sol y la Costa de Almería.
Destinos que forman un nuevo mapa turístico donde los viejos hoteles dejan paso a modernos establecimientos, en una nueva época dorada para la inversión hotelera.
Esta tendencia recogida por Magma Hospitality la confirman los datos presentados a principio de año por Irea en la ‘Radiografía del mercado de inversión hotelera en España en 2015’.
Un documento que destacaba el espectacular resultado de la inversión hotelera en España, cuyo volumen de ventas se incrementó en un 142% respecto al año anterior. Un ejercicio en el que socimis e inversores internacionales sumaron el 60% de las compras, marcando el camino a seguir durante 2016.
El caso de Barcelona
La reciente aprobación del Plan Especial Urbanístico de Alojamiento Turísticos para la ciudad de Barcelona parece hacer énfasis en esa descentralización del turismo urbano. El plan mantiene la oferta turística del centro, permite un crecimiento sostenido en la segunda corona urbana y poner toda su energía en la tercera corona.
De esta manera, los barrios más céntricos de Ciutat Vella (Born, Gótico y Raval), del Eixample (Dreta, Antiga Esquerra y mitad de Sant Antoni), así como la Vila de Gràcia y el Poble Sec, no podrán obtener nuevas licencias. La única manera de invertir en el sector será con comprar un hotel que esté en funcionamiento.
La segunda corona incluye barrios del Eixample (Sagrada Familia, Fort Pienc, Nova Esquerra y segunda mitad de Sant Antoni), de Sants (Estación de Sants, Hostafrancs y Font de la Guatlla), de Sant Gervasi (Galvany y parte del Putxet i el Farró), de Gracia (La Salut, Vallacarca i els Penitents, el Camp d’en Grassot i Gracia Nova), de Sant Martí (Vila Olímpica, el Poblenou, el Parc i la Llacuna del Poblenou, así como Diagonal Mar i Front Marítim) y de Les Corts.
En ella se podrán abrir nuevos, siempre que antes cierren otros, aunque siguiendo el procedimiento pertinente. Ello quiere decir que cada establecimiento por encima de las 350 plazas hoteleras deberá presentar un plan específico.
Más info
Se permitirá abrir alojamientos sin esperar al cierre de otros en los barrios más periféricos de la ciudad. En la tercera corona se podrá disponer de un máximo de 4.025 plazas. Un espacio que comprenden Sarrià y Les Corts (máximo de 1.450 plazas), parte de Sants (450 plazas), zona entre Gracia y Horta (575 plazas), parte de Sant Martí (500 plazas) y zona entre Nou Barris y Sant Andreu (1.050 plazas).
Finalmente, la cuarta corona acogerá las zonas de máxima proyección. Barrios periféricos que como la Marina del Prat Vermell (máximo de 1.480 plazas), La Sagrera (3.000 plazas) y 22@ (3.200 plazas).
Con ello se fija un límite de crecimiento de 11.705 plazas para toda Barcelona que se sumarían a las 142,053 actuales.
Y es que hoy se abre una nueva oportunidad ante el inversor. ¡La de comprar un hotel con licencia!
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