No todos pueden permitirse la compra de una segunda residencia. De hecho, este tipo de operación inmobiliaria no suele ocupar la mayor porción en el mercado. No obstante, es una práctica que viene creciendo entre los españoles en los últimos años. Te contamos cómo fue el panorama de éste y otros comportamientos similares en la compra de inmuebles en nuestro país, durante los últimos doce meses.
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Una casa para vivir
Hace poco publicábamos un artículo en donde hablábamos de que el 78% de las transacciones inmobiliarias realizadas en España durante 2022 se realizaban para cambiar la vivienda habitual. Esto, que se conoce como “mercado de reposición”, daba a las claras una idea de cómo era el perfil o las posibilidades de compra, frente a quienes buscaban acceder a una casa por vez primera.
Si la mayoría del mercado está constituido por quienes tienen una situación económicamente estable para cambiar de casa, es igualmente cierto que también gran parte de las personas compra vivienda como primera residencia. Dicho de otra manera: sea o no nuestra primera experiencia en ello, las casas se compran para vivir en ellas. Así lo asegura un informe de Fotocasa, que indica que el 80% de los españoles realiza operaciones para conseguir su vivienda habital. Pero ¿qué pasa con el 20% restante?
En el estudio, el resto de la torta se reparte en un 7% que comprar a modo de inversión y un 13% que lo hace a fin de poseer una segunda residencia. Lo notable es que en los últimos tres años, el único parámetro que ha ido en aumento en justamente, el de comprar segunda residencia. Veamos este panorama un poco más de cerca.
Quienes pueden comprar segunda residencia en España
Cierto es que en general, para comprar un piso no hay mayores impedimientos que alcanzar los requisitos financieros. Son por todos conocidas las dificultades que esto puede acarrear, pero normalmente, se trata de un esfuerzo justificado porque se trata de la casa en la que planeamos vivir. Si la suerte y las finanzas nos acompañan, el ladrillo sigue siendo un capital de enorme valor en el que vale la pena seguir invirtiendo, aún si no es a razón de necesitar un techo. Hay en ese sentido, varios argumentos para comprar segunda residencia.
Imaginemos las siguientes situaciones: nos convocan para un trabajo bien pago y a realizar en modalidad remota; o queremos mudarnos porque la casa nos queda grande, pero no estamos dispuestos aún a deshacernos de la anterior, y los afectos que ella contiene; o buscamos un lugar al cual “escapar” de los ritmos de trabajo diarios. Estas, entre tantas, son razones posibles para buscar un lugar en donde, o bien se reside momentáneamente (por ejemplo, en temporada), o bien esperamos una mejora en el cambio de vida.
Así es que cuestiones como que la pandemia fomentó el teletrabajo y las tecnologías para estar conectados aún respetando el distanciamiento social, o que se evidencia cada vez más cierto tipo de nueva dinámica del consumo en los mayores (con deseos de disfrutar esa etapa de la vida), resultaron en un 2022 en donde los números fortalecen un cambio en el perfil de los compradores de vivienda en España.
En ese contexto, quienes elegían comprar segunda residencia pasaron de representar el 9% en 2020, al 11% en 2021, hasta alcanzar el 13% en 2022. Ésta es la única variable que ha crecido de manera sostenida, frente a la de comprar vivienda habitual o comprar como una forma de inversión.
¿Cuáles son los criterios para comprar segunda residencia?
Aunque pueda no tratarse del lugar en el que pasemos la mayor parte del año, una segunda residencia es un lugar donde vivir, trabajar y estar cómodos. No importa si no es “la primera alternativa”: para que sea un hogar, debe motivarnos a ir hacia allí. Comprendiendo esto, no es difícil asumir que los criterios para elegir una segunda residencia no variarán demasiado de los prioritarios al elegir la primera. Cuestiones como la cantidad de habitaciones, la cercanía al trabajo, la existencia de espacios abiertos, la comunidad de vecinos y, por supuesto, el precio, rondan siempre en la cabeza del potencial comprador. Lo que puede variar aquí son los porcentajes de interés.
En efecto, al comprar una casa en la que viviremos al menos temporalmente, el precio pasa a un segundo plano siempre que se cumplan los otros requisitos. El caso más típico es el de la cantidad de habitaciones. Las segundas residencias suelen tener otros usos que aquellas en las que estamos todo el año. Podemos por ejemplo buscar algo más pequeño, porque serán casas a las que ir a hacer actividades concretas e individuales; o podemos también buscar pisos en donde puedan acomodarse la familia y los amigos para pasar la temporada de verano.
De manera similar, el contexto marca la diferencia. Tanto si hablamos de la sociedad local, como de los servicios e instituciones, o de los espacios de ocio, los de trabajo o estudio, en cada caso el esfuerzo para comprar una vivienda alternastiva es justificado. Porque aún si no se lleva la mayor parte de la torta inmobiliaria, el mercado de segunda residencia es un sector que crece en España.
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