El Certificado de Eficiencia Energética (CEE) es un documento clave a la hora de pensar en vender una vivienda. Sin embargo, desde su implementación en 2013 y a medida que se van sancionando nuevas disposiciones, genera muchas dudas entre los propietarios. La realidad es que no todos los bienes inmuebles en España tienen un desempeño energético óptimo. Muchos de ellos, al pasar por la evaluación correspondiente, obtienen una calificación baja. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo se puede mejorar una mala calificación en el Certificado de Eficiencia Energética? ¿Es indispensable para vender una vivienda? En este artículo te lo contamos.
Muchos propietarios no saben cómo actuar cuando obtienen una baja calificación en el Certificado de Eficiencia Energética (CEE). ¿Podré vender mi piso igual? ¿Aparecerán interesados en comprarlo? ¿Tendré que bajar el precio? Estas son solo algunas de las preguntas que se hacen. En primer lugar lo importante es no desesperar. Vender un inmueble que recibió una mala calificación energética es posible. También está la opción de realizar mejoras en él, para que su eficiencia energética sea mayor. ¿Qué cambios se pueden realizar?
A continuación te contamos en detalle todo lo que debes saber sobre las bajas calificaciones en los certificados energéticos y qué se puede hacer para mejorarlas o revertirlas. ¡Sigue leyendo para enterarte!
En este artículo encontrarás:
¿Qué es el Certificado de Eficiencia Energética (CEE)?
El Certificado de Eficiencia Energética (CEE) es un documento que refleja todos los aspectos en materia energética de un bien inmueble, especialmente, sus niveles de consumo de energía y de emisión de CO2.
Fue implementado en la Unión Europea en el año 2013 con el objetivo de lograr una mejora energética en todos los países que la conforman. Desde ese momento es exigido en España por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
¿Es obligatorio tramitarlo para vender una vivienda?
Sí, desde la sanción del Real Decreto 235/2013 tramitar el Certificado de Eficiencia Energética (CEE) es obligatorio para todos los propietarios que quieran vender un bien inmueble. En junio del año pasado, el gobierno español también lanzó el Real Decreto 390/2021, que introduce una serie de modificaciones para el anterior. Con él se amplía el alcance de la certificación y se contempla un mayor control de los procedimientos para obtenerla. En este artículo te contamos todo lo que debes saber sobre las nuevas disposiciones.
Cabe aclarar que el trámite del Certificado de Eficiencia Energética (CEE) debe ser realizado antes de comenzar a anunciar la venta en la web, en los periódicos o mediante una agencia inmobiliaria. Una vez obtenido el documento también es importante registrarlo en el organismo correspondiente dentro de cada Comunidad Autónoma. Luego, cuando la venta se concrete, el original debe ser entregado al nuevo propietario cuando se firme la escritura pública de compraventa.
¿De qué se trata la calificación que refleja cada Certificado de Eficiencia Energética (CEE)?
El certificado energético siempre debe ser realizado por un profesional competente. Una vez que éste evalúa el inmueble en cuestión, le otorga una calificación según el nivel de eficiencia que presente. Para otorgar esta valoración a cada vivienda se utiliza una escala de letras que van desde la A hasta la G, en donde cada una es acompañada por un color.
Estas calificaciones se ordenan de la siguiente manera:
- A (verde oscuro): nivel más alto de eficiencia energética.
- B (verde claro): nivel de eficiencia alto.
- C (verde amarillento): nivel de eficiencia medio-alto, por encima del normal.
- D (amarillo): eficiencia normal o media.
- E (amarillo anaranjado): nivel de eficiencia medio-bajo.
- F (naranja): nivel de eficiencia bajo.
- G (rojo): nivel de eficiencia energética nulo.
¿Qué ocurre cuando se obtiene una baja calificación energética?
No todos los bienes inmuebles obtienen una buena calificación cuando pasan por la evaluación del profesional encargado del Certificado de Eficiencia Energética (CEE). ¿Qué ocurre cuando el resultado es una E, una F o una G?
Si bien la normativa obliga a los propietarios a mostrar la calificación obtenida en todos los anuncios de venta, no los obliga a realizar ningún tipo de reforma o mejora en su inmueble. Sin embargo, el hecho de que una vivienda haya obtenido una baja valoración significa que gasta mucho más en calefacción, aire acondicionado y agua caliente que una con calificación A. Los posibles compradores lo saben y puede ser un factor que los espante o que les sirva como pretexto para negociar un precio más bajo.
De esta manera, realizar mejoras en el inmueble puede ser beneficioso, no solo para aumentar las posibilidades de venta, sino para contribuir al cuidado del medioambiente. No obstante, cabe mencionar que la eficiencia energética no es el principal factor por el cual los compradores deciden adquirir un piso o no. Entonces, ¿vale la pena invertir dinero en arreglos?
La realidad es que, si se obtuvo una calificación G, conseguir una A, una B o una C será muy difícil. Las reformas deberán ser considerables, lo cual implica afrontar grandes costes. Por lo tanto, podemos concluir que las reformas de este tipo no deben constituir una preocupación mayor para estos propietarios. Sí será útil prestar atención a las recomendaciones del técnico que realice el certificado, ya que pueden ayudar a promocionar mejor la vivienda.
Cómo mejorar una baja calificación energética
A pesar de lo expuesto anteriormente, es probable que muchos propietarios que obtuvieron una calificación E o F, o incluso una G decidan tomar medidas al respecto para mejorar el desempeño energético de sus inmuebles.
Estas son algunas de las mejoras que pueden realizar:
- Cambiar las ventanas: si las ventanas de la vivienda son antiguas, es probable que tengan cristales simples o que sus juntas ya no sellen bien. Renovarlas puede ser útil, ya que las nuevas cuentan con doble acristalamiento, que evita la entrada de calor y aísla mejor el ruido.
- Renovar las puertas: las puertas pueden ser otro punto de filtración de frío y calor. Si son muy antiguas o están en mal estado pueden significar un mayor consumo de calefacción o aire acondicionado. De no poder cambiarlas también está la posibilidad de instalar burletes para aislar mejor los ambientes.
- Arreglar suelos y paredes: su descuido o mal estado también puede implicar un pobre aislamiento de las condiciones climáticas. Repararlas también contribuirá a una mayor eficiencia energética.
- Comprar nuevas bombillas: se trata de la actualización más simple y económica de todas las mencionadas. Desde hace años se utilizan las llamadas bombillas “de bajo consumo”, no obstante, las LED son en este momento la mejor opción.
- Instalar paneles solares fotovoltaicos: esta decisión es quizás la más drástica de todas, pero puede reducir considerablemente el consumo de energía eléctrica al reemplazar parte de ella por energía solar.
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