Aunque pueda resultar algo engorroso para los propietarios que quieren hacer una transacción, el certificado de eficiencia energética busca propiciar hábitos responsables. En qué consiste el trámite y por qué ayuda a cuidar tanto el planeta como el bolsillo.
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Aunque suele ser visto como un mero trámite tanto por compradores como por vendedores de inmuebles, el certificado de eficiencia energética es una buena excusa para cuestionar nuestro compromiso con el planeta y también cuidar nuestra propia economía.
Es que si bien son pocos quienes se preocupan por el consumo que tiene un piso durante una búsqueda inmobiliaria, esta característica determinará los costos de vida que demandará la propiedad y también dejará a la vista cuán amigable es con el medio ambiente.
¿Qué es el certificado de eficiencia energética?
El certificado de eficiencia energética es un documento oficial que se encarga de redactar un técnico competente. En él se detallan las características de una propiedad en relación a la energía. Es decir, se califica a un inmueble según cuánta energía necesita para satisfacer su demanda en condiciones normales de ocupación y funcionamiento.
Es así que el especialista estudia los datos vinculados a la producción de agua caliente, refrigeración e iluminación de la vivienda para establecer qué calificación energética le corresponde. Además, corrobora las características relativas a la calefacción y ventilación.
El proceso concluye con la emisión de un certificado de eficiencia energética y la asignación de una etiqueta energética específica. La escala es de siete letras y va desde la A (edificio más eficiente energéticamente) hasta la G (edificio menos eficiente energéticamente).
Un buen certificado debe incluir también medidas propuestas por el técnico para incrementar la eficiencia de la vivienda. Esto resulta muy valioso, ya que permite a los propietarios hacer mejoras con impactos positivos en el medio ambiente y la economía del hogar.
¿Es obligatorio?
Estos certificados son de carácter obligatorio en España desde 2013, tras la aprobación del Real Decreto 235/213 para los edificios públicos con una superficie útil superior a 205 metros cuadrados. Y también para las viviendas que se quieran vender o alquilar.
En este último caso, la ley obliga a los propietarios a compartir el documento con los potenciales arrendatarios o compradores. En caso de no tenerlo, serán sancionados. Los propietarios, además, serán responsables de la creación y la actualización de estos certificados, que tienen una vigencia de 10 años a partir del momento de su emisión.
Para realizar estos trámites es necesario contactar con un técnico habilitado y registrar el documento en el organismo competente, que depende de cada comunidad autónoma.
Sin embargo, existen algunas excepciones. No es exigible en edificios protegidos por su valor histórico o arquitectónico ni en los que se utilizan como lugares de culto. Tampoco en aquellos con una superficie útil total inferior a 50 metros cuadrados o los que se usan menos de 16 semanas al año.
¿Por qué es importante?
Los certificados de eficiencia energética tienen como objetivo principal promover un mejor uso de la energía en los edificios. Al mismo tiempo, incentivan la construcción sostenible, ya que para un comprador siempre resultará más atractivo un inmueble calificado con la letra A, donde será capaz de ahorrar una buena suma de dinero a final de mes.
“El consumo de energía en el sector de los edificios es significativo. Supone cerca del 30 % del consumo energético a nivel nacional y del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero”, explican desde el área técnica del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Reducir el coste energético de facturas como la de la luz, de esta forma, tiene una doble funcionalidad. Por un lado, incrementa el ahorro doméstico; por otro, ayuda a frenar el cambio climático, problemática mundial que preocupa a todas las entidades internacionales vinculadas al medio ambiente.
“Una vivienda de alta calificación energética puede implicar una reducción de consumo superior al 90% respecto a una vivienda de calificación G”, señalan desde IDAE. Esta cifra cobra todavía más valor al tener en cuenta que más del 30 % de los gastos de las familias españolas se destinan al pago de vivienda, agua, electricidad, gas y otros servicios.
De acuerdo con datos del instituto, solo el 0,27 % de los edificios en el país cuentan con una calificación A. Más de la mitad lleva la letra E, mientras que la categoría más baja engloba a casi el 18 % de las construcciones.
Eficiencia energética y cuidado del planeta
Afortunadamente, la tendencia en la construcción va hacia viviendas sostenibles, que logren buenas calificaciones en sus certificados de eficiencia energética. De hecho, las categorías A y B ya suman casi la mitad del total en viviendas nuevas, mientras que las tres últimas letras no llegan al 20 %.
El objetivo principal del certificado energético es el de informar al posible comprador o arrendatario cuánto consume energéticamente el inmueble por el cual está interesado. De este modo, el interesado tendrá una variable más a tener en cuenta para decidirse entre un piso u otro.
En consecuencia, todo aquel que quiera vender o alquilar una propiedad realizará esfuerzos para conseguir una buena calificación y, de este modo, conseguir una ventaja respecto a la competencia. A largo plazo, esto afectará a todos los inmuebles de España, que bregarán por la reducción de su consumo energético.
En definitiva, la obligatoriedad de este certificado forma parte de un gran esfuerzo en la Unión Europea para lograr una relación más armónica entre la sociedad y la naturaleza.
Es que las ciudades del mundo crecen rápidamente. Y al impacto contaminante de la construcción se le suma el mantenimiento y el uso de esas edificaciones, que generan un gasto prácticamente constante de energía que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero.
Con este trámite, entonces, se favorece la promoción de edificios ecológicos, sostenibles y eficientes. No solo para abaratar facturas de luz, agua y otros suministros, sino para ayudar a reducir las emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático.
¿Te fijas en la eficiencia energética al momento de alquilar o comprar una propiedad? En Oi Real Estate nos interesa conocer tu opinión. ¡Déjanos tu comentario!