Cuando se requiere llevar adelante el proceso de arrendamiento de una vivienda en España, es casi seguro que el propietario solicite algún tipo de garantía. Es una manera de asegurarse el pago de la renta. En este sentido, además de solicitar un certificado de solvencia FIM el arrendador puede requerir un aval bancario y aval personal para alquilar el inmueble.
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En cualquier parte del mundo, la vivienda forma parte, a lo largo de la vida, de los mayores gastos al que se enfrentan las personas. Se trate de la compra o del arrendamiento de un inmueble, este tipo de operaciones significará el pago mensual de algún tipo de renta, en cuotas o por hipotecas.
En este contexto, puede suceder que en un momento determinado no se pueda lograr a asumir el coste. De esta manera, para evitar llegar a la falta de pago y, en consecuencia, a la generación de una deuda, es de gran recurso solicitar avales para garantizar el pago. Para así continuar viviendo en la propiedad arrendada o manteniendo la titularidad de la vivienda propia.
A continuación, detallamos las principales características del aval bancario y aval personal para alquilar un inmueble.
¿Qué es y cuándo son necesarios los avales de alquiler?
Uno de los aspectos más importante al momento de arrendar una vivienda es que, como futuros inquilinos, se deberán cumplir una serie de requisitos. Entre los más prioritarios se encuentran los certificados y garantías que le permitan al propietario del inmueble conocer cierta solvencia económica. De esta manera, se asegura minimizar el riesgo de impago por parte del arrendatario.
La manera más general de garantizar este tipo de factores es mediante un estudio económico del futuro y potencial inquilino. El modo de hacerlo es solicitando una serie de documentos. Hablamos de contrato laboral con antigüedad determinas, últimas tres nóminas del salario, certificado de solvencia FIM, entre otros.
Por la duración que tienen los contratos de arrendamiento, si bien una persona puede demostrar determinada solvencia en el presente, las cosas pueden modificarse a futuro. Sin embargo, puede suceder que le surjan al arrendatario algunos problemas para el pago de reta. Por este motivo, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) permite al propietario incluir como requisito de alquiler otras garantías que le permitan reducir el riesgo de endeudamiento.
Este tipo de condiciones a modo de garantía no son obligatorias. No obstante, por normativa, el casero puede pedir avales para tener la seguridad de que cobrará la renta en lo que dure el contrato. Nos referimos a avales bancarios y avales personas de alquiler.
Aval bancario y aval personal para alquilar una vivienda: ¿Qué son?
Como hemos adelantado, un aval es la garantía que asegura que, si una persona no pueda cumplir con una obligación, un tercero lo hará por en su lugar. Es decir, si un inquilino no pudiese pagar la renta el banco o una persona física será quien lo abone para que el propietario o arrendador no deje de percibir el pago mensual acordado.
En este sentido, una persona puede acudir al aval bancario y aval personal para dar cuenta de una mayor solvencia al momento de formar un contrato de arrendamiento.
En importante tener presente que los avales para alquilar una vivienda no son lo mismo que el seguro de impago de alquiler. Así también, un dato importante es que el rol del avalista es de carácter de compromiso para responder si el inquilino no pude hacer frente al pago de la renta. En caso de incumplimiento, el aval obtenido para el alquiler deberá dar respuestas inmediatas u subsanar lo que se adeuda.
¿De qué se trata el aval personal?
En el caso de un aval personal, hablamos de que una persona física o jurídica se responsabiliza y garantiza el pago de la renta en caso de que el inquilino no pueda hacerlo. Por lo general, los avalistas suelen ser familiares o amigos muy cercanos al arrendatario. Esto se debe que este tipo de avales no tienen beneficios en términos de intereses, pero si mucha responsabilidad ante la falta de pago.
Para estas situaciones, es posible limitar el alcance del aval. La forma más concreta de hacerlo es dejarlo especificado, de manera clara, en el contrato de arrendamiento. Las limitaciones pueden ser en relación al monto máximo de dinero que la persona avalista asume. Como así también un plazo concreto de tiempo concreto.
Además del monto y el tiempo específico, se podrá limitar por contrato si el aval personal se responsabilizará por desperfectos en la vivienda ocasionados por el inquilino.
Dejar en claro las limitaciones es de suma importancia. De lo contrario, si no se encuentran por escrito, el avalista asume el 100% de la responsabilidad en caso de deuda.
¿Cuáles son los requisitos para ser avalista personal de un futuro inquilino?
No todas las personas cumplen con las condiciones necesarias para ser avales personales de un inquilino. Por lo tanto, antes de dar el paso de solicitar la responsabilidad resulta importante revisar cada uno en los requisitos mínimos para asumirla.
En este sentido, las condiciones más destacadas son:
- Ser mayor de 18 años.
- Tener una solvencia económica por encima de las obligaciones que asumirá el inquilino.
- Disponer de ingresos estables y comprobables.
A partir del cumplimiento de esos parámetros, será mucho más sencillo encontrar quien cumpla el rol de avalista y así poder cerrar el contrato de alquiler de manera más rápida y segura. Si se trata de un tipo de deuda considerables, es decir, la compra de un inmueble, se puede disponer que el avalista sea propietario de algún tipo de bien inmueble libre de cargas. Se trata de un tipo más de solvencia que asegura el pago de cuotas o rentas impagas. En el caso de arrendamientos no será necesario. Pues el posible monto a cubrir es muy inferior al total de la vivienda.
¿Cuáles son los riesgos y consecuencias de avalar a un inquilino?
En caso de contar con los requisitos para convertirse en avalista personal, es de suma importancia tener presente cuales son las consecuencias que puede tener este tipo de responsabilidad. Al fin y al cabo, se responde por las posibles deudas de otra persona. Tener a mano toda la información servirá para saber cuáles son las obligaciones que se asumen y para establecer el límite que se crea oportuno.
Una recomendación de los especialistas es repasar cuales pueden ser los posibles riesgos antes de dar el paso. La principal complicación es que, si el inquilino deja de abonar la renta, la deuda pasa a ser de la persona que avala como garantía de pago. Por lo tanto, pasará a formar parte de la lista de morosos sino se paga.
Esto significa que se dificultarán posibles comprar o adquisicón de créditos.
Por otra parte, y nada menos importante, la figura de aval es hereditaria. Es decir, si quien asume la responsabilidad fallece, la obligación será traslada a sus herederos.
¿Qué es un aval bancario para alquiler?
Así como una persona física puede asumir la responsabilidad de avalar a un inquilino, también lo puede hacer una entidad financiera. La diferencia, en este caso, es que se firma un contrato que garantiza al arrendador que la persona a la cual le alquile la vivienda pagará la renta. Este documento funciona como una aseguradora de impago. Es decir, las entidades bancarias analizarán la viabilidad de la operación y la solvencia de su cliente. En este caso, el futuro inquilino.
De esta manera, la entidad financiera realizará un estudio minucioso en relación a la solvencia del arrendatario para poder concederle o no el aval bancario.
En definitiva, el aval bancario de alquiler cumple la función de ser garante del contrato de arrendamiento. En esos casos, el propietario disminuye al mínimo los riesgos de no contar con el pago mensual de la renta. Esto se debe a que, si el inquilino no abona, lo hará la entidad bancaria. Que luego, se lo cobrará a su cliente por medio de otro acuerdo.
Esta es una de las principales razones por las cuales cada vez son más los arrendadores que solicitan avales bancarios para firmar el contrato de alquiler.
¿Cuáles son las diferencias que existen entre ambos?
Queda claro que ambos tipos de vales funcionan como una garantía en caso de que una persona que arrienda una vivienda no pague la renta. No obstante, tienen algunos contrastes.
A diferencia de un aval personal, el aval bancario no es de lo más sencillo obtener. Esto se debe a que, muchas veces, el solicitante tiene un contrato laboral muy reciente, o sin un tiempo determinado de duración. Otra cuestión que dificulta la obtención de este tipo de avales es que los ingresos del solicitante son irregulares o existen otras cuestiones económicas que funcionan como trabas.
Por último, será importante tener presente que las entidades financieras solicitan un pago por este tipo de servicios y garantias. Una gran diferencia con el aval personal.
De manera resumida, como dijimos, el aval bancario y el aval personal cumplen la misma función. Lo que se modifica es quien asume la obligación, en qué términos y bajo qué modalidades. En el primer caso hablamos de una entidad financiera, aseguradora principal en el sector inmobiliario. Y, en el segundo caso, un familiar o amigo con ingresos solventes para hacer frente a una posible deuda.
Hasta aquí te hemos contado acerca del aval bancario y aval personal para alquilar una vivienda. Si te has quedado con alguna duda, te invitamos a que nos dejes tu comentario al finalizar el artículo. Desde Oi Real Estate te responderemos a la brevedad.
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