La demanda de viviendas con eficiencia energética ha aumentado considerablemente desde el inicio de la pandemia. El confinamiento ha ayudado a muchos a detectar las carencias de sus hogares. También, a buscar fórmulas que les permitan ahorrar en la factura de la luz de cada mes y a conseguir viviendas más sostenibles.

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La búsqueda de propiedades con eficiencia energética se ha incrementado un 30% desde el inicio de la pandemia, según un estudio realizado por el Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria en España.

Actualmente, los compradores buscan tanto aislamiento térmico como aislamiento acústico. Esto se debe a que una vivienda con un mal aislamiento térmico es una propiedad costosa de mantener. Por otra parte, un inmueble con mal aislamiento acústico es incómodo, teniendo en cuenta que los ruidos resultan molestos.

¿Qué es una vivienda con eficiencia energética?

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Una propiedad con eficiencia energética es aquella que necesita poca cantidad de energía externa para cumplir con las exigencias normales de habitabilidad de las personas que la ocupan. Por este motivo, se recomienda instalar luminarias tipo LED y electrodomésticos de bajo consumo (los de la letra A).

El aislamiento térmico y la domótica son clave en un hogar energéticamente eficiente. La domótica es un grupo de tecnologías que se encuentran adaptadas para ejercer el control y sistematización dentro de una vivienda. La finalidad es proporcionar un uso eficiente de la energía, así como aportar seguridad y comodidad.

¿Qué es una vivienda sostenible?

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Un hogar sostenible es aquel que es respetuoso con el medio ambiente. Debe serlo tanto en su diseño como en su construcción. También, durante todos los días de su vida útil y en su demolición.

Será mucho más sostenible una vivienda construida con materiales que han sido comprados a un fabricante local. El motivo es que se reduce el consumo de carburantes para su transporte.

Otro factor que ayuda a conseguir una vivienda sostenible es que esta disponga de aislantes en suelos, paredes, techos y en la carpintería exterior. Asimismo, es conveniente emplear energías renovables a través de la calefacción geotérmica o de placas solares con cobertura vegetal.

Por otro lado, los materiales empleados para la construcción de las viviendas deberían ser fácilmente reciclables. Algunos de los ejemplos son los metales, maderas o piedras naturales. Estos son respetuosos con el medio ambiente, a diferencia de las cerámicas y hormigones que requieren un elevado consumo energético en su fabricación.

Diferencias entre eficiencia energética y sostenibilidad

El concepto de eficiencia energética puede ser medido a través del simple parámetro del ahorro económico en el consumo energético cotidiano. A menor consumo, mayor eficiencia.

En cambio, el de sostenibilidad es más amplio y es medido con el parámetro de “huella de carbono”. Este último hace referencia a los kilos de CO2 emitidos a la atmósfera para la fabricación de un producto, su transporte o la necesidad de manipulación humana. Es decir, es la cantidad de energía no renovable necesaria para construir, mantener a los ocupantes cómodos y demoler una vivienda. A menor huella de carbono, mayor sostenibilidad.

¿Es más costosa una vivienda eficiente?

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Si nos limitamos al simple coste de adquisición, es claro que una vivienda eficiente es más cara que una no eficiente. Pero si extrapolamos el ahorro que supone una vivienda eficiente a toda su vida, no solo se amortiza el gasto inicial, sino que la acumulación de reservas es altamente significativa.

Además, si se trata de una vivienda no solo energéticamente eficiente, sino también sostenible, sembraremos futuro. Se trata de una inversión que, aunque no vaya a repercutir totalmente en nosotros, sí lo hará en las generaciones venideras. De este modo, nuestro legado será un entorno más agradable y saludable.

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