La ciudad ofrece una propuesta urbanística única. A través de la arquitectura de Barcelona se descubres los momentos más importantes en su historia, recorriendo sus edificios más emblemáticos. En este post de Oi Real Estate, queremos contarte acerca de lugares destacados que representan diferentes momentos en la Arquitectura de Barcelona.
A lo largo de su historia, existen tres momentos destacables que la han llevado a tener un Universo creativo propio.
El primer momento clave coincide con la eclosión del comercio mediterráneo y de un imperio en expansión.
Fue entonces, durante el siglo XIII, cuando nace el actual centro histórico repleto de edificios góticos. Destacar uno sería complicado, pero entre los más místicos y bellos siempre encontraremos a la iglesia de Santa María del Mar.
Más tarde, a finales del siglo XIX, Barcelona tuvo su segunda gran época con el derribo de las murallas medievales y el proyecto de expansión urbana que trajo el Eixample. Fue una liberación de la arquitectura que también abrió las puertas a la imaginación de los modernistas.
Ya en 1986 y 1992, Barcelona aprovecha la entrada de España en Europa y la organización de los Juegos Olímpicos respectivamente, para proyectarse al mundo con una nueva imagen. Veinte años después la ciudad intenta ofrecer un nuevo escenario a un mundo aún azotado por la crisis económica mundial. La ciudad apuesta por ser el referente internacional de un nuevo modelo urbano.
- El legado modernista
- Barcelona, capital del Art Noveau
- La Manzana de la Discordia
- El “salto” olímpico de Barcelona
- Presente urbano, los nuevos iconos arquitectónicos
- El cambio continúa
La arquitectura de Barcelona, el legado modernista
Entre inicios del siglo XIX y principios del siglo XX, Barcelona vivió un agitado momento en su arquitectura. Gracias a la unión de ambiciosos impulsores y de arquitectos excelentes la ciudad tiene un legado universal único.
Antoni Gaudí es la mejor personificación del movimiento que sacó a Barcelona del nivel medio europeo para llenarla de nuevos edificios en tan solo tres décadas (1880-1910). Curvas sensuales que evocan el movimiento, la vida y la ligereza son las claves en su arquitectura. Una estilo modernista que abarcó pintura, escultura y artes decorativas.
Hasta 2.000 edificios de Barcelona y toda Catalunya conservan detalles modernistas. Son construcciones de todo tipo, majestuosas iglesias y opulentas mansiones burguesas; grandes fábricas y simbólicos hospitales. La mezcla de un arte que juega a mezclar estilos como el gótico, el islámico o el renacentista se ve en todos ellos.
Barcelona, capital del Art Noveau
El Modernismo catalán es admirado a nivel mundial, y quizás por ello Barcelona ha sido elegida para acoger el 1r Congreso Internacional sobre el Art Nouveau durante este año 2013.
Los nueve edificios modernistas de Barcelona y catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO son una razón de peso. De hecho, 4 de cada 5 visitantes de la ciudad condal confiesan que admirar La Pedrera, el Palau de la Música o la Sagrada Familia, entre otros es el motivo de su visita.
Uno de los edificios más representativos de esta selección es la Casa Batlló. Este edificio es mucho más que una completa muestra de los rasgos más característicos de la arquitectura de Gaudí, caracterizada por sus formas naturales que recuerdan al mar Mediterráneo; a sus corales, a la forma de sus olas.
Su fachada ilustra una leyenda tradicional catalana que habla de Sant Jordi y el dragón. De hecho, si decides parar delante de su fachada, descubrirás en la forma ondulada del tejado escamas cerámicas multicolores que evocan la piel del dragón. Por otra parte, sus grandes fauces de carnosos labios están representados en las ventanas del piso principal.
En la visita a tan conocido icono de la ciudad descubrirás sus grandes salones, así como singulares butacas y sillas diseñadas por el mismo Gaudí. Por supuesto, puedes pasar por la boutique de la Casa Batlló para adquirir un recuerdo de tu visita.
La Manzana de la Discordia
Un claro ejemplo de la gran renovación arquitectónica durante el siglo XIX es la Manzana de la Discordia. Su nombre proviene de la rivalidad mantenida entre los más afamados arquitectos del momento por lograr la edificación más bella y estética.
Los edificios modernistas que la componen son la citada Casa Batlló, la Casa Amatller – de Josep Puig i Cadafalch -, la Casa Lleó Morera – de Lluís Domènech i Montaner -, la Casa Mulleras – de Enric Sagnier i Villavecchia -; y la Casa Josefina Bonet a cargo de Marcel·lià Coquillat.
Las espectaculares fachadas de estilo modernista de estas casas señoriales han atraído a visitantes y vecinos durante décadas. Hoy en día Barcelona ofrece además la posibilidad y el privilegio de la visitar sus amplias estancias y patios interiores.
El “salto” olímpico de Barcelona
En las dos últimas décadas, Barcelona ha experimentado una profunda transformación. Los Juegos Olímpicos de 1992 fueron catalogados en su día como los mejores de la historia. Al organizarlos, Barcelona se abrió al mar y creó para sí modernas infraestructuras.
De los JJOO recordamos la transformación de la montaña de Montjuïc en un nuevo espacio arquitectónico. En él conviven distintos equipamientos que hoy en día siguen a disposición de los vecinos de la ciudad.
Uno de ellos es el Palau Sant Jordi proyectado por el japonés Arata Isozaki. Aún hoy es el espacio multifuncional más utilizado para eventos deportivos y los conciertos de las más conocidas estrellas de la música internacional.
A su lado, el Estadio Olímpico Lluís Companys recuperó toda la fuerza de la Exposición Universal de 1929, año de su inauguración. Y las Piscinas Bernat Picornell, climatizadas y modernizadas, ofrecieron algunas de las más espectaculares imágenes de saltadores de trampolín con la ciudad de Barcelona al fondo.
Sin embargo, el legado de los Juegos va más allá de los equipamientos deportivos. Fue un barrio entero el que se transformó para dar a luz a la Villa Olímpica. Ésta acogió en un primer momento a los deportistas olímpicos. Posteriormente dejó una nueva zona residencial llena de vida a los ciudadanos.
Presente urbano, los nuevos iconos arquitectónicos
Tras el reto olímpico, la transformación de la Arquitectura de Barcelona continuó al ritmo del Fórum Universal de las Culturas de 2004. Con su organización Barcelona quiso llevar la Avenida Diagonal hasta el mar y crear a su alrededor un barrio entero. En esta nueva zona y frente al mar Mediterráneo se ubican torres de oficinas, hoteles de alto nivel y los más lujosos apartamentos.
Justo al final de este nuevo tramo de la Avenida Diagonal encontramos una construcción singular: el Edificio Fórum de Herzog y de Meuron. Es un gran triángulo suspendido en el aire junto a una enorme placa fotovoltaica. Ambos son el símbolo de una ciudad sostenible y enfocada al futuro.
Diagonal arriba una nueva joya del perfil urbano barcelonés con 15 años de historia. Es la Torre Agbar, de Jean Nouvel. A su alrededor se ha desarrollado un nuevo distrito dedicado a la tecnología y la innovación, el 22@Barcelona.
Del mismo modo, otras partes de la ciudad también se han actualizado con nuevos equipamientos. La renovación del Mercado de Santa Caterina – a cargo del arquitecto Enric Miralles – aporta de nuevo esplendor al barrio de la Ribera. Su estructura tubular sorprende desde la calle, mientras que su tejado de cerámica enamora desde las alturas.
Dejando el puerto a estribor y siguiendo el Paseo Marítimo llegamos al barrio de La Barceloneta. Por encima del resto de edificios destaca una formidable vela de cristal y hormigón de 99 metros de altura. Se trata del Hotel W Barcelona, que junto a la Playa de la Barceloneta se alza como si estuviera suspendido sobre el mar.
El cambio arquitectónico continúa
Pero en una ciudad abierta como Barcelona la evolución es constante y su transformación continúa.
Recientemente se ha culminado la transformación de la Plaza España. La fachada circular de la antigua plaza de Toros de Les Arenes alberga desde 2012 un nuevo centro comercial, con tiendas, salas de cine e incluso un gimnasio. Las terrazas al aire libre de los restaurantes ubicados en su última planta ofrecen una bonita vista panorámica de la ciudad.
Uno de los próximos retos de la arquitectura de Barcelona es la culminación de un nuevo punto neurálgico de la ciudad. La nueva estación de La Sagrera traerá consigo la llegada del tren de alta velocidad y la reactivación del barrio.
Todo ello es la Barcelona que conocemos, pero también la que legaremos a las futuras generaciones. Un reto apasionante que conjuga pasado de esplendor con futuro de renovación.
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