El asesor en bienes raíces no necesariamente debe ser un experto en ventas. Esta tendencia, sin embargo, se ha impuesto durante las últimas décadas. Es que ahora, y en lo referido estrictamente a marketing inmobiliario, un agente que se precie de tal debería poder manejar varias áreas para transformar su servicio en uno competitivo. La tarea de vender propiedades suele inculcárseles, pero también la de traccionar y gestionar la cartera clientelar. Si eres un bróker autónomo, pues mucho más. Asimismo, entre el agente inmobiliario, el asesor y el bróker pueden encontrarse más diferencias, aunque sus trabajos estén íntimamente relacionados y sus funciones sean cumplidas en lo cotidiano por uno u otro, alternativamente. En este artículo de Oi Real Estate, veremos 5 tips en relaciones comerciales inmobiliarias, de cara al cliente. Te recomendamos leer la nota hasta el final para conocer mucho más sobre un tópico apasionante.
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El adicto al trabajo
El llamado “workaholic” (o “trabajólico”, o “adicto al trabajo”) es una característica tan antigua como el trabajo mismo. Su denominación ha logrado que esta suerte de “síndrome” capte la atención popular durante los últimos años, justamente por haber encontrado una forma concreta de referencia. Se le ha colocado un nombre al desesperado del trabajo y con ello, estos trabajadores 365 x 365 se han vuelto seres fáciles de identificar.
Pero no todo es trabajar. En el espectro de ventas inmobiliarias encontraremos cientos de casos de “workaholics”, pero entendemos que es más recomendable aplicar correctamente nuestras estrategias a lapsos de tiempo establecidos, que estar a la pesca indiscriminada de prospectos, las 24 horas del día. ¿Tú qué opinas?
Lo técnico y lo habitual
Conocer las palabras y las expresiones de la jerga inmobiliaria, es fundamental para todo agente inmobiliario, o asesor. Yendo un poco más allá, diremos que es igual de preponderante discriminar “cuándo” y “cómo” emplearlas dentro de nuestro lenguaje habitual.
Al poco tiempo de ingresar al ruedo inmobiliario, te encontrarás empleando un lenguaje ciertamente técnico, casi inevitablemente. Si has realizado un curso de agente, pues mucho mejor. Habrás de hecho incorporado un nutrido glosario de expresiones propias del sector, y de muy sencilla inclusión a tu lenguaje diario. Pero… ¿Sabes diferenciar entre las expresiones técnicas y aquellas que pueden llegar a inducir a un cliente a comprar, vender o alquilar?
Dos tipos de expresiones
No nos confundamos. No es lo mismo el lenguaje técnico que la forma de dirigirte a un potencial cliente. En primera instancia, conocer esas diferencias te ayudará a saber cómo utilizarlas de forma efectiva.
Expresiones técnicas: es por definición todo vocabulario determinado y volcado a un ámbito profesional. En mayor o menor medida específico, sólo es utilizado por quienes “se muevan” habitualmente en ese nicho. Por lo tanto, seguramente sirvan mejor para desarrollarte y entenderte entre colegas.
Expresiones de impacto: entre los sectores de venta, las frases inspiradoras, captadoras y traccionadoras han llegado a propulsar gruesos volúmenes explicativos. El sector inmobiliario no es ajeno a esto.
A diario, te relacionas con distintos tipos de clientes. Encontrar el marco para esas expresiones podrá servirte tanto para captar nuevos prospectos, como para guiarlos, si han decidido trabajar contigo. No incluyen mayores datos técnicos y pueden ser aplicados en la vida cotidiana.
Contenido a conciencia
¿Estás enfocado en minimizar los errores comunicacionales? Un simple error en la comunicación puede llegar a resultar fatal para una negociación pequeña o importante. En el sector de ventas y asesoría inmobiliaria, la clave radica en saber siempre cómo comunicar.
Bastará con adentrarse y seguir uno de los tantos conceptos sencillos que el erudito británico publicitario David Ogilvy proponía ya a mediados de siglo XX.
“El factor que hace realmente que un consumidor compre o no compre, es el contenido de la publicidad, no la forma.”
David Ogilvy
5 tips en relaciones comerciales inmobiliarias
Dijimos que, por un lado, va el correcto contenido del lenguaje en la relación entre colegas del circuito inmobiliario; por el otro y de forma muy distinta irá el que utilicemos con nuestros clientes. Apuntando a una comunicación fluida, considera que tu forma de comunicarte contenga las siguientes características:
1 Optimismo habitual
Transmite un mensaje alentador y optimista. Partiendo de la base de que toda propiedad es vendible, transmite a tu potencial cliente la sensación de cualquier problema en la negociación, será resuelto efectivamente.
2 Palabras simples y directas
Muchos agentes creen que demostrar los conocimientos propios en la materia, hará que el cliente caiga rendido a sus pies. Por el contrario, la mayoría de ellos evitará trabajar con un asesor “al que no se le entiende”. Será mejor guardar el alarde técnico para las consultas entre colegas, o para dirigirte el director de la agencia
3 Comunicación permanente
Intenta mantener un diálogo situado en el presente de la negociación, alejándote de las proyecciones certeras a futuro. Asegurarle a un cliente que su propiedad estará vendida o alquilada para una fecha determinada, hablará más de una negociación librada al azar que de una serie de procedimientos metódicos.
4 Trastienda de la negociación a cubierto
En un sector ligado a la producción, se puede estipular una fecha de entrega de acuerdo a una serie de cálculos. En contrapunto, el inmobiliario se ve atravesado por variables que están fuera del pensamiento del cliente. Resérvate para la trastienda del trámite, o tu seguimiento de la negociación, los imponderables que puedan retrasar o malograr el objetivo. Mantén al cliente por fuera de las malas noticias tanto como te sea posible.
5 Escuchar para entender
¿Hablas con tu cliente como con tus amigos o tus familiares? Escuchar al cliente es la mejor manera de aprender a dirigirte hacia él. Apenas realizada tu primera entrevista, procura prestar atención a las palabras que utiliza y sus modos. Baja al plano si te percatas de que no es un cliente instruido. Por el contrario, esfuérzate en emplear un lenguaje limpio y correcto para entablar una comunicación con un cliente que ponga a prueba tus conocimientos.
Evitar el lenguaje de confianza y redundante
Por último, es vital que para utilizar el lenguaje inmobiliario de forma efectiva y sin tecnicismos, evites impostar una confianza innecesaria y la sobre información.
El cliente evitará (tal vez por pudor) que te enteres de este tipo de errores comunicacionales. Recuerda una máxima irrevocable: es responsabilidad del agente inmobiliario que el cliente lo entienda. Teniendo esto en cuenta, asumirás entablar con él un diálogo claro. Da por hecho que es una de las mejores formas de atraerlo a tu manera de trabajar por sobre otros asesores.
Hemos visto 5 tips en relaciones comerciales inmobiliarias y cómo utilizar correctamente nuestro lenguaje frente al eventual cliente o cliente activo. Si tienes tus propios consejos y te han ofrecido algún éxito, por favor, compártelos con nosotros en la bandeja de comentarios al pie. Tu palabra es siempre bienvenida.
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