El litoral catalán está salpicado por pequeños pueblos marineros que se han convertido en refugio de la esencia pesquera y el turismo de calidad.
A menudo, pensando en remotos lugares, olvidamos los destinos de ensueño que se encuentran muy cerca de nuestra propia casa. Enclaves históricos con una cultura increíble y un paisaje de película.
Del paisaje abrupto de l’Alt Empordà a pueblos donde abundan mansiones a pocos minutos de una cala paradisíaca. Del encanto de los pueblos pesqueros de la Costa Brava al carácter cosmopolita del Maresme.
Su enorme encanto y su gran diversidad a lo largo de la costa catalana hacen que todos tengan el suyo. Una localidad con puerto deportivo, un pueblo con calzadas empedradas, una playa donde yacen las barcas de pescadores,..
Estos son los 10 mejores destinos pesqueros para disfrutar del sabor a mar, al salir de Barcelona.
Recorriendo el Golf de Roses
A una hora y media de Barcelona se encuentran playas y calas excepcionales. Una de las más remotas al norte de Barcelona es la de Roses. No está entre las más bellas, pero su extensa playa de arena y sus numerosas calas (Montjoi, Jóncols, Punta Falconera, Cap Norfeu, L’Almadrava y Canyelles Petites).
Un rincón apartado de la gran ciudad donde se encontraba uno de los mejores chefs del mundo tenía su mítico restaurante, el Bulli de Ferran Adrià. Si quieres descubrir Roses, te recomendamos una casa con vistas de ensueño.
Al otro lado del Golf de Roses en encuentran dos localidades pesqueras, L’Escala y L’Estartit.
A pesar de los cambios que el turismo ha producido en ambas, su casco antiguo conserva restos históricos aunque los más sobresalientes son los dejados en Empúries por los griegos.
Su visita se puede alternar con la práctica del submarinismo en el paraíso natural de las Islas Medas. Para conocer L’Escala nada mejor que una agradable casa en el Port de l’Escala.
Entre Begur y Pals
Bajo el Golf de Roses, el paisaje comienza a mostrar localidades donde disfrutar de la tranquilidad y el estilo de vida mediterráneo.
Una de las más destacadas es Begur, situada en el mismo corazón de l’Empordà. Sus maravillosas playas, como su castillo, sumergen al visitante en una atmósfera muy especial.
Un paisaje en el que destacan cinco torres erigidas entre los siglos XVI y XVII, como protección ante los piratas y que hoy son una fantástica atalaya sobre calas naturales.
Begur cuenta también con villas preciosas, como una moderna casa con vistas.
Junto a Begur, Pals tiene un núcleo medieval que vale la pena conocer. Escogido como lugar de veraneo por barceloneses y gerundenses, sus playas.
Su zona histórica se complementan con complejos deportivos como un gran campo de golf. En Pals se disfruta del tiempo libre tanto como del descanso, y nada mejor que una casa en inmejorable situación para descubrirlo.
Desde Palamós a Platja d’Aro
Siguiendo la Costa Brava hacia Barcelona encontramos Palamós. Su puerto pesquero es uno de los más encantadores de la costa de Girona. Desde él podemos hacer un agradable paseo que nos llevará a disfrutar de preciosas calas (S’Alguer, Cala Estreta, Cala Corb o Cala Castell).
Palamós requiere tiempo para ser disfrutado, y nada mejor que hacerlo en una fantástica masia catalana.
A través del Paseo del Mar de Palamós, el camino nos lleva hasta Sant Antoni de Calonge. Una pequeña localidad que entre su pasado conserva restos de los romanos y entre sus casas conserva algunas de los siglos XVIII y XIX.
Para ir desde Calonge hasta la auténtica Costa Brava, vale la pena partir de una casa en mitad de la naturaleza.
Más allá de Calonge, las playas se vuelven más parecidas a las de Barcelona. La siguiente parada es la de Platja d’Aro. Su arena contrasta con la del norte de la Costa Brava pero sus servicios son mucho más completos.
El buen ambiente y la cercanía tanto con Girona como con Barcelona hacen que sea uno de los destinos preferidos. Para disfrutar cada día de Platja d’Aro, sin renunciar a un entorno tranquilo, lo ideal es disfrutar de una casa con jardín en esta localidad.
De la Costa Brava al Maresme
Siguiendo el litoral catalán, Tossa de Mar es la siguiente para obligada. El casco antiguo de Tossa sobresale por su castillo medieval que al acercarse deja ver una imponentes torres y murallas que protegieron a la localidad.
Desde el castillo las vistas a la bahía y sus preciosas playas son indescriptibles. Aunque el reencuentro con el paisaje de Tossa tiene otros lugares como una casa a pocos minutos de la playa.
A pocos minutos se encuentra Lloret de Mar. Su activa vida nocturna y su público juvenil tiene el contrapunto en bosques de pinares que miran al mar, como los de la Cala Sa Boadella o los jardines renacentistas de Santa Clotilde. Para recorrerlos a diario basta con vivir en una casa idealmente ubicada en Lloret.
Tras Tossa y Lloret no tardaremos en descubrir un paisaje diferente, la Costa del Maresme.
Sus pueblos marineros no tienen nada que envidiar a los de la Costa Brava. Basta con visitar Arenys de Mar para reconocer uno de los puertos pesqueros con más solera y visitar su Lonja en un plena subasta de pescado para sentir el auténtico ambiente de una villa marinera.
Experiencias y recuerdos que disfrutar desde una casa con vistas a esta bella localidad.
Y es que desde la Costa Brava al mismo Maresme, Catalunya es un paraíso de pueblos marineros.
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